El Manufacturing Wellness es un enfoque estratégico y sistemático que busca crear entornos de trabajo industrial saludables, seguros y altamente eficientes. Va más allá del tradicional enfoque en la seguridad, es decir, la prevención de los accidentes laborales, para adoptar una visión holística que incluye la salud física y mental de los empleados, la ergonomía de los puestos y las máquinas, el clima laboral y el diseño de procesos que minimicen el estrés y la fatiga.
Su premisa fundamental es que un empleado sano, motivado y en un entorno optimizado es más productivo, comete menos errores, es más innovador y se traduce en una menor rotación y absentismo. Es una inversión en el capital humano como principal activo de la empresa.
Las empresas que ponen en marcha este modelo reportan beneficios tangibles:
Innovación Continua: Un entorno seguro y abierto fomenta que los operarios contribuyan con ideas de mejora, aprovechando su conocimiento directo del proceso.
Mayor Productividad y Calidad: Empleados con menos molestias físicas y estrés mental se concentran mejor, lo que reduce los defectos y aumenta la eficiencia.
Reducción de Costos: Disminuyen drásticamente los gastos asociados a lesiones laborales, indemnizaciones, absentismo (bajas por enfermedad) y presentismo (trabajar enfermo, pero con bajo rendimiento).
Fuerza Laboral Comprometida: Mejora la moral y el compromiso del trabajador. Los empleados perciben que la empresa invierte en ellos, lo que fomenta la lealtad y atrae nuevo talento.
Sin embargo, su implementación no está exenta de obstáculos:
Complejidad de Medición: Medir el impacto directo en el bienestar mental o la prevención de problemas de salud a largo plazo puede ser más abstracto que contar accidentes.
Inversión Inicial: Requiere una inversión inicial en formación, rediseño de puestos, equipamiento ergonómico y, a veces, en asesoría externa.
Cambio Cultural: Es el mayor desafío. Pasar de una cultura de «cumplir con la producción a toda costa» a una de «producción sostenible mediante el bienestar» exige un cambio de mentalidad en todos los niveles, especialmente en la gerencia.
Resultados a Medio Plazo: Los retornos de la inversión (ROI) no siempre son inmediatos, lo que puede desincentivar a empresas con visión cortoplacista.

Las raíces del Manufacturing Wellness se hunden en los movimientos de seguridad laboral de principios del siglo XX y, posteriormente, en la ergonomía de los años 70. Sin embargo, cobró fuerza como concepto integral a finales de los 90 y principios de los 2000. La globalización y la feroz competencia obligaron a las empresas a buscar ventajas más allá del recorte de costos). Se dieron cuenta de que el eslabón más débil—o el más fuerte—era la persona.
Inspirado por filosofías como el Lean Manufacturing y el Sistema de Producción Toyota (TPS por sus siglas en inglés), que ya valoraban al empleado, el Manufacturing Wellness fusiona estos principios con los avances en psicología organizacional y medicina del trabajo. Hoy, con el auge de la Industria 4.0 y la automatización, el rol humano se redefine hacia tareas de mayor valor, haciendo el bienestar no una opción, sino una necesidad estratégica para retener el conocimiento y la experiencia.
La semilla del Manufacturing Wellness se plantó, en gran medida, en la industria automotriz. Toyota, con su famoso Sistema de Producción Toyota (TPS), es el precursor por excelencia. Aunque el término «wellness» no se usaba entonces, su principio de «respeto por las personas» es fundamental. Toyota empodera a cada operario para que pare la línea de producción mediante el sistema Andon si detecta un problema, priorizando así la calidad y la seguridad sobre la producción ciega. Esta filosofía evita el estrés de esconder errores y fomenta un ambiente de mejora continua donde todos contribuyen. Ese ambiente lleva al concepto Kaizen, un método de mejora e mejora continua basado en acciones concretas, simples y poco onerosas,
De forma paralela, la sueca Volvo ha sido un referente durante décadas en ergonomía y bienestar. En sus fábricas, la salud no es una consecuencia, sino un criterio de diseño. Desarrollaron estaciones de trabajo ajustables, ayudas mecánicas para levantar pesos y rotación de tareas para prevenir lesiones por esfuerzo repetitivo. Para Volvo, el confort del empleado es directamente proporcional a la calidad de sus vehículos.
La herencia nórdica
El modelo nórdico de gestión, conocido por su equilibrio entre vida laboral y personal, se extiende a la manufacturera Scania, otro gigante automotor, que implementa programas exhaustivos de wellness que incluyen monitoreo de la salud física, acceso a fisioterapeutas dentro de la planta y una fuerte atención a la salud mental. Su enfoque preventivo reduce el absentismo y crea una lealtad extraordinaria en su fuerza laboral.
De manera similar, Ericsson, en sus fábricas de telecomunicaciones, integra el bienestar en su cultura de seguridad. Van más allá de los cascos y chalecos; analizan la carga cognitiva, el estrés mental y fomentan pausas activas, entendiendo que el bienestar holístico es clave para mantener la concentración en procesos complejos.
En la era de la Industria 4.0, empresas como la alemana Siemens han llevado el Wellness al siguiente nivel. Sus fábricas inteligentes (como la Planta Amberg) utilizan digitalización y automatización para eliminar tareas peligrosas, monótonas o físicamente exigentes. Los operarios se convierten en supervisores de procesos, trabajando en entornos limpios, seguros y mentalmente estimulantes. La tecnología se convierte así en la gran habilitadora del bienestar humano.
Schneider Electric, líder en gestión de energía y automatización, ha hecho del bienestar de sus empleados una métrica central de su estrategia de sostenibilidad. Implementan programas globales de salud financiera, física y emocional, reconocidos con premios como «Great Place to Work». Para ellos, es un ciclo virtuoso: entornos saludables atraen talento, que impulsa la innovación, que a su vez mejora los resultados.
Ocho hábitos saludables
La sueca Sandvik Coromant también tiene muy arraigado el concepto de Manufacturing Wellness. Esta empresa, líder mundial en la distribución de herramientas, soluciones de herramientas y conocimientos para la industria de corte de metales y el mecanizado, ha elaborado, de hecho, un esquema que define las principales características de esta filosofía. Los llama «hábitos» y considera que son ocho:
- Asumir una perspectiva global
- Adoptar nuevas tecnologías
- Elegir el camino sostenible
- Eliminar residuos
- Desbloquear potencial con datos
- Aprovechar alianzas sólidas
- Desarrollar a las personas
- Automatizar para el éxito.
El Manufacturing Wellness «es una mentalidad» y «nosotros pensamos que la tenemos y actuamos de esta manera, o llevamos actuando desde hace bastante tiempo así», dijo Pedro Pérez, Regional Sales Manager, al intervenir en la Comisión de Mecanizadores que ha implementado AECIM, la Asociación de Empresas del Metal de Madrid, comisión creada para impulsar la innovación, formación, y la competitividad del sector del mecanizado a través de la mejora de infraestructuras, la digitalización y la sostenibilidad.
¿Qué quiere decir asumir una perspectiva global?, se preguntó Pérez al dar cuenta de cada uno de los ocho hábitos. Pues significa que cualquier proceso en cualquier fábrica no es una única operación, no es una sola máquina trabajando, no es un único operario, y que todo está completamente ligado. Eso supone «detectar aquellas cosas que de alguna forma impactan unas en otras y hacen que ese tratamiento holístico no vaya fluido. Detectarlas, eliminarlas, e intentar sacarlas», remarcó.
El segundo punto: adoptar nuevas tecnologías, se explica por sí mismo, teniendo en cuenta que estas «también dan posibilidad de ser más productivo o más eficiente en la propia fabricación» en un contexto donde falta personal y preparación.
Con respecto a «elegir el camino sostenible», indicó lo siguiente: «Necesitamos ser condescendientes con el medio ambiente; necesitamos que incluso lo que hagamos sea sostenible en el tiempo. La sostenibilidad es algo que tenemos completamente en mente».
«Empezamos a encontrarnos hace unos años una tendencia, una necesidad clara de ir hacia la sostenibilidad, buscando eficiencias energéticas, teniendo eso como meta. Hay claros objetivos para reducir las emisiones; y una necesidad muy importante de lo que se llama circularidad que muchas veces, en nuestro caso, es bastante más costoso porque implica reciclar materiales y volverlos a poner en funcionamiento», añadió en ese punto.
Eliminar los residuos no gira solo alrededor del tratamiento de virutas o aceites sino también de suprimir «esas cosas que realmente no aportan ningún valor pero tienen un peso que va lastrando los procesos», enfatizó Pérez ante los miembros de la Comisión de Mecanizadores.
Desbloquear el potencial con los datos, declaró Pérez al citar el «hábito» número cinco del Manufacturing Wellness, consiste en saber analizar los datos, tener la capacidad de analizarlos para tomar decisiones que nos lleven por el camino adecuado.
Aprovechar las alianzas sólidas apunta a emplear las sinergias y las colaboraciones del personal que forma parte de los proceso y «lo sabe hacer mejor que nosotros».
Desarrollar a las personas es probablemente el epicentro de esta relación de hábitos de bienestar.
Y automatizar para el éxito, finalmente, se refiere a suplir, mediante la robotización, aquellas competencias de las que se carecen.
En su presentación, Pedro Pérez difundió un breve video corporativo donde la CEO de Sandvik Coromant, Hellen Blomqvist, argumentaba que el Manufacturing Wellness no es solo «una mentalidad» sino también «una creencia».
«La industria de la fabricación es muy compleja y necesitas masterizar los procesos, pero también el coste en tu medio de producción. Así que tener una mentalidad de continuar luchando por mejoras, acortando el tiempo, simplificando, probando nuevas cosas es clave. Y esa la mentalidad que necesitas para tener Manufacturing Wellness», declaró Blomqvist.
«Pero también es un conjunto de hábitos saludables que hemos observado que las empresas de éxito practican en su medio de producción. Para nosotros también es un creencia. ¿Y por qué creemos en el Manufacturing Wellness? Porque lo hacemos cada día. Esto es lo que practicamos cada día en nuestro propio medio de producción y en nuestra propia organización. Manufacturing Wellness significa que la gente, la tecnología y el conocimiento se unen para hacer su negocio exitoso, para hacerlo rentable, para hacerlo resiliente pero también sostenible», estimó la CEO.
«Me siento identificado en todo lo que habéis puesto», admitió David Llorente, director gerente de Hermanos Jiménez Gómez (HJG), empresa de mecanizado afincada en Fuenlabrada «Los ocho puntos que has puesto son casi el ABC nuestro», destacó Llorente, que es el presidente de la Comisión de Mecanizados de AECIM. «Me creo ese mensaje que estáis poniendo sobre la mesa», declaró.
Llorente lanzó la idea de no tener miedo a la colaboración entre empresas y en este campo en el País Vasco lo hacen bien, opinó, pues pueden «ser competidores y comer juntos».

«Tengo envidia sana del País Vasco» -admitió otro de los asistentes a la reunión, Félix Arias, gerente de Fundición y Matricería (FUYMA)- «porque creo que allí están, no sé, hace mucho tiempo,
mucho más unidos en la parte industrial». «Tienen muchos sitios tecnológicos y muchas ayudas para protegerse. La iniciativa que estáis haciendo [la Comisión de Mecanizadores], o que estamos haciendo, la verdad que es un pasito más, pero bueno, nos llevan 100», sentenció.
Arias, un empresario entrevistado ya en 2022 por industry TALKS, propuso a la Comisión de Mecanizadores crear un blog o un panel para la compra-venta de equipos y maquinaría como tornos verticales pero también para exponer disponibilidad de horas de personal. La sugerencia fue bien recibida por Edurne del Arco, directora del Área de Talento de AECIM, quien también estaba presente.
Envidia sana del País Vasco
Alfonso Ruiz, de Tecnología Mecanizados AR, por su lado, hizo hincapié en la circularidad y en el papel de los denominados early adopters, los pioneros, los que se benefician los primeros de la cooperación o de la adopción de un producto o un servicio.
Previamente a la presentación del Manufacturing Wellness, Llorente y Del Arco presentaron la Comisión a los recién llegados así como las últimas iniciativas y resultados que han conseguido desde la última reunión celebrada en marzo de este años.
La Comisión se creó en 2023 porque ciertas empresas vieron que había una oportunidad de colaborar, más allá de ser competidores en el mercado industrial, donde tenían «una serie de necesidades que eran comunes, todas las necesidades del sector mecanizado», anunció Llorente.
La organización busca dar visibilidad al sector del mecanizado a través de planes de formación o visitas a centros educativos. «Somos un gran desconocido, una patita que está muy alejada de los grandes procesos industriales», reconoció Llorente.
«Trabajamos en máquinas de cinco ejes, con programaciones muy complicadas, con réplicas CAD,
con software muy avanzados, con trabajos de mucha precisión, donde hablar de centésimas es ya muy natural en todas nuestras compañías, donde los procesos son muy complejos», señaló.
Este año, con la ayuda de AECIM, han puesto en marcha una iniciativa de colaboración entre instituciones públicas y empresas privadas con el fin de poder cualificar para el sector industrial a personas desempleadas. El primer proyecto con el que trabajan afecta al Ayuntamiento de Fuenlabrada y podría ver la luz en 2026. Luego se tendría que escalar a otros municipios. sobre todo por zonas industriales.
La visibilidad se concreta, indicó Llorente, en pedir ayuda a los agentes sociales con el fin de que hagan visitas a las fábricas e instalaciones, para que «entiendan nuestra problemática, los accesos a los polígonos, los transportes públicos…»
«Tenemos que dar visibilidad a los chavales que están estudiando para incentivarles en
que se sigan formando y cualificando para que cuando lleguen a nuestra casa estén motivados a crecer, que es una necesidad que vamos a tener a corto plazo. Tenemos que trabajar para que los profesores encuentren un punto de mejora de cualificación», explicó.
Del Arco, de AECIM, incidió en los avances logrados en formación y en difusión. El año pasado iniciaron una escuela de liderazgo y productividad industrial, una iniciativa para las empresas, que pretende dar formación y desarrollo, tanto en industria 4.0, en digitalización como en un liderazgo muy enfocado a la productividad y la eficiencia.
Y ahora están ultimando un proyecto público-privado en colaboración con el Centro de Iniciativas para la Formación y el Empleo (CIFE) de Fuenlabrada para impartir módulos de aprendizaje de 230 horas a desempleados y a personas que quieren reciclarse y entrar en el mundo del mecanizado. «La acogida ha sido sorprendentemente buena», reveló la directora del Área de Talento de AECIM.