REPORTAJE

Los clústeres, el motor silencioso pero robusto de la innovación dentro de la industria

El concepto clúster lo acuñó en 1990 el economista Michael E. Porter. Según este profesor de Harvard, los clústeres son concentraciones geográficas de empresas interconectadas, suministradores especializados, proveedores de servicios, empresas de sectores afines e instituciones conexas que compiten, pero que también cooperan. El término formaba parte de su obra titulada The Competitive Advantage of Nations (La ventaja competitiva de las naciones) y publicada en Massachussets hace ahora 32 años.

La importancia de este sistema en la mejora de la competitividad radica en que la cercanía territorial de las empresas y las entidades e instituciones relacionadas generan entornos con vínculos mucho más densos entre todos que redundan en mejoras de productividad, de especialización, de movilidad…. La clave está en la cooperación. Y, especialmente, en la innovación.

El País Vasco ha sido una región pionera internacionalmente en el desarrollo de clústeres. Desde mediados de los 90 del siglo pasado se ha venido desarrollado en Euskadi una clara política de competitividad basada en esta perspectiva, en la que se han promovido y promueven las organizaciones más dinamizadoras e innovadoras.

Desde aquellas fechas, no sólo no ha decaído la inercia de esta política industrial, sino que se ha afianzado y se ha convertido en un aspecto determinante dentro de las distintas administraciones vascas, independientemente de su ideología, promoviendo itinerarios, procesos y acciones ágiles, cercanos y muy ajustados a las necesidades de los sectores e industrias de esta comunidad autónoma del norte de España.

GAIA es, probablemente, el mejor ejemplo de este ecosistema colaborativo. GAIA es una agrupación de empresas de oferta vinculado a la industria del conocimiento y la tecnología que nació en 1983 a raíz de una crisis vinculada a la que era una disrupción tecnológica: pasar de la electrónica analógica a la microelectrónica.

Para poder atender esa disrupción tecnológica se consideró que había que articular una colaboración entre empresas competidoras y ahí nació GAIA. En estos momentos, es una de las organizaciones de referencia a nivel español y europeo en el ámbito de los movimientos clúster. Tiene el reconocimiento como clúster de excelencia en el País Vasco, es una de las Agrupaciones de Empresas Innovadoras (AEI) reconocidas por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MINCOTUR) y también posee el título de clúster de excelencia en Europa. Agrupa en la actualidad nada menos que a 311 empresas con un volumen de actividad en torno a unos 5.400 millones de euros de facturación con un volumen de exportación en torno al 42% y lo que es su principal activo, 21.000 profesionales del sector.

Cataluña fue, junto con el País Vasco, otra de las regiones españolas precursoras a nivel internacional en impulsar los clústeres como una herramienta para mejorar la competitividad empresarial/industrial.

El carácter pionero y el enfoque innovador catalán fue incluso destacado por el padre intelectual de esta metodología, el ya citado Michael E. Porter, en su libro On Competition publicado en Estados Unidos en 1998.

La principal motivación de impulsar estas políticas de concentración radica en la evidencia, ya contrastada en 2004, de que existe una relación directa entre los clústeres fuertes y la prosperidad. Por ejemplo, en Europa se ha detectado que las empresas de clústeres robustos tienen sueldos un 15% superiores a los de sus competidores que no forman parte de esos grupos. Este es un indicador de mayor productividad y, al mismo tiempo, un elemento clave para captar y retener talento. Las empresas que forman parte de estas asociaciones son más innovadoras, registran y aplican más patentes.

Cataluña lanzó en 1993 sus primeras iniciativas de refuerzo de la competitividad de las empresas y adaptó el concepto de Porter a su realidad industrial. Su análisis inicial propuso transitar del clúster al microclúster, definiéndolos como grupos de empresas muchas veces situadas en ámbitos geográficos relativamente reducidos. Se reforzaron clústeres como FEMAC, centrado en la maquinaria agrícola, y que en 2012 fue el primer clúster español en recibir la Gold Label de la European Cluster Excellence Initiative. Esas políticas evolucionaron en Cataluña hacia la constitución de iniciativas y proyectos mucho más globales, capaces de abordar mercados mundiales, uno de cuyos ejemplos es INDESCAT, el clúster catalán de los deportes. Fiel a esa tendencia catalana al microclúster, por ejemplo, la ciudad de Tarrasa está considerando crear uno de innovación audiovisual y, especialmente en el sector de los videojuegos, un ámbito de fuerte crecimiento.   

Progresivamente nacieron, se reconocieron y apoyaron nuevas iniciativas en otras regiones. Dos ejemplos son CEAGA, que aglutinó el sector de la automoción gallego en 1997, o IDiA, un clúster horizontal centrado en proyectos TIC, que nació en Aragón en 2004. Las agrupaciones se extendieron por todo el territorio nacional, conformando una tela de araña silenciosa pero robusta, invisible pero eficaz, que se ha venido reuniendo a menudo, fortaleciéndose y adaptándose a los nuevos tiempos que corren, incluidos los críticos. Cáceres, en 2011, fue el escenario del I Congreso Nacional de AEIs y Clústeres, y la novena edición se llevó a cabo en 2021 en Málaga. La décima reunión se celebrará en Valencia los próximos días 7 y 8 de noviembre en el marco del V Congreso Industria Conectada 4.0 organizado por el Ministerio de Industria.

En el año 2006, el Gobierno central español lanzó su primer programa nacional de apoyo a los clústeres. Se creó así el registro de Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEIs), centralizado ahora en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MINCOTUR), donde se inscribían los clústeres que presentaban y desarrollaban planes estratégicos considerados “excelentes” por dicho departamento ministerial. El programa primaba a los clústeres con orientación a un mercado internacional, aportando ayudas económicas para el soporte a su infraestructura durante sus primeros cuatro años de existencia, así como subvenciones a desarrollo de sus proyectos, en cualquier etapa de su existencia, mientras permanezcan registrados.

En 2013 ese registro contaba con 174 clústeres reconocidos como AEIs. Esa cifra se redujo, después de que el Ministerio modificara significativamente, en 2014, los criterios de selección y registro.

El artículo 3 de la ​Orden IET/1444/2014 define la Agrupación Empresarial Innovadora (AEI) como una “entidad sin ánimo de lucro” que se caracteriza como “la combinación, en un espacio geográfico o sector productivo, de empresas y centros de investigación y de formación públicos o privados, involucrados en un proceso de intercambio colaborativo dirigido a obtener ventajas y/o beneficios derivados de la ejecución de proyectos conjuntos de carácter innovador. La actividad de la AEI se debe organizar en torno a una rama o sector científico o tecnológico y/o a un mercado o segmento de mercado objetivo”.​

La AEI debe, además, contar con una “masa crítica” que permita asegurar la competitividad y visibilidad internacional de sus empresas, especialmente de las pymes, impulsando la práctica de la innovación y la internacionalización. En concreto, debe concentrar el 30% de la facturación del sector en el ámbito geográfico en el que está implantada, y agrupar el 10% de las empresas del sector en el ámbito geográfico en el que está implantada o, en el caso de agrupaciones del sector turístico, contar con al menos 50 empresas. Otros requisitos son que el 40% de las empresas que las conforman sean pymes y que la AEI tenga implantación en un ámbito geográfico determinado, “como mínimo a nivel de comunidad autónoma”. También se exige para el registro que la AEI represente un sector cuya facturación alcance al menos un 1% del PIB en el ámbito geográfico en el que está implantada; en el caso de entidades de ámbito nacional deberá representar al menos un 0.3% del PIB nacional, o, si más del 75% de sus socios se concentran en una misma comunidad autónoma, el 1% del PIB de ésta última.

El Ministerio considera dos tipos de agrupaciones:

Incipientes: Recientemente constituidas, en proceso de consolidación, con una antigüedad de un máximo de 4 años desde su fecha de constitución

Excelentes: Aquellas que consigan demostrar un elevado grado de desempeño en el desarrollo de proyectos y servicios relevantes para la mejora de la competitividad de las empresas asociadas, en la organización de su propia estructura de gestión y en la consecución de una estructura financiera sostenible

Los clústeres interesados en recibir apoyo financiero por parte del Programa de Agrupaciones Empresariales Innovadoras deben inscribirse previamente en el registro que el MINCOTUR tiene habilitado para ese fin.

Las entidades deben presentar una solicitud acompañada de la documentación que justifique que reúne los requisitos exigidos por la normativa, en términos de representatividad, de “masa crítica” de empresas, de integración de organismos de investigación y formación, de estructuras organizativas y de coordinación adecuadas, de viabilidad financiera, de potencial innovador y de posibilidades de proyección internacional. Además, deberán presentar un plan estratégico que se revele viable y esté formulado con criterios objetivos, rigurosos y transparentes.

El órgano gestor del registro estudiará las solicitudes y resolverá sobre la procedencia de la inscripción, pudiendo requerir documentación adicional si así lo estima necesario. La vigencia de la inscripción será de un máximo de cuatro años a contar desde la fecha de notificación de la inclusión en el registro. La solicitud de renovación se deberá realizar durante los primeros dos meses del año en el caso de que la fecha de inscripción sea previa al 31 de julio. En el caso de que sea posterior, se deberá realizar antes del 31 de julio del año en que cumpla la inscripción.

Este registro está dividido en 16 categorías sectoriales. Entre paréntesis aparece el número de agrupaciones que se ajustan a ese patrón productivo concreto:

1.           Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) (14)
2.           Medioambiente y energía (14)
3.           Agroalimentario (11)
4.           Maquinaria y Tecnología Industrial (8)
5.           Biotecnología y Salud (7)
6.           Materiales (7)
7.           Automoción (6)
8.           Hábitat (6)
9.           Textil y Calzado (5)
10.         Turismo (4)
11.         Aeronáutico (3)
12.         Logístico (3)
13.         Infancia y Juguete (2)
14.         Media (2)
15.         Naval (2)
16.         Deporte (1)

El registro ministerial de AEIs cuenta, en la actualidad, con 95 agrupaciones pertenecientes a 14 comunidades autónomas: Cataluña (23), Aragón (12), Madrid (9), País Vasco (8), Comunidad Valenciana (8), Castilla y León (6), Galicia (6), Navarra (6) Andalucía (5) Asturias (5), La Rioja (4), Canarias (1), Baleares (1) y Murcia (1). Faltan Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura y las dos ciudades autónomas: Ceuta y Melilla. No están todas las que son.

Innovasturias está incluida en esta ‘lista de la excelencia’. Y los materiales son su rama de especialidad. Para su acreditación justificó su solicitud atendiendo a la siguiente definición de materiales: “Comprende actividades empresariales involucradas en el descubrimiento, desarrollo y transformación de materias primas. Incluye extracción y refino de metales, fabricación de productos químicos, madera y productos forestales, productos minerales no metálicos, y metalurgia”.

También conocido como Club Asturiano de la Innovación, este clúster transversal se ocupa, asímismo, de tecnología especialmente vinculada para materiales avanzados: nanotecnología; de tecnologías capacitadoras industriales para materiales avanzados y nanotecnologías: desarrollo, transformación y gestión de componentes de industriales para materiales, materiales para industria sostenible, materiales para industria creativa, metrología, caracterización, normalización y control de calidad, optimización del uso de los materiales, tratamiento y valorización de residuos.

“Los clústeres permiten crear una red entre empresas que favorece la colaboración tan necesaria en el panorama económico actual. Actúan de herramientas facilitadoras y dinamizadoras para que esa interrelación se produzca, sentando las bases de futuras colaboraciones”, declaró a industry TALKS Irene Corbato, responsable del Club Asturiano de Innovación-Innovasturias.

“Ahora se hace más necesario que nunca aprovechar las sinergias y los clústeres son vehículos para ello como canal de colaboración. De hecho, ese es uno de sus grandes valores: crear los foros, las herramientas, las acciones y los instrumentos necesarios y adecuados para establecer vías de cooperación y puntos de interés común; este potente ecosistema es un espacio de búsqueda de sinergias para la colaboración tecnológica, comercial y estratégica”, manifestó, por su lado, Martín Fernández Loizaga, director adjunto de HEGAN, el clúster aeronáutico vasco.

Los clústeres gozan de buena salud tanto en Asturias como en España y, en ningún caso, contribuyen a marcar diferencias territoriales, estimó Corbato. “Buen ejemplo de ello es la última convocatoria de ayudas para Agrupaciones Empresariales Innovadoras (Clúster Excelente) que publicó el Ministerio de Industria y cuyo plazo de presentación de proyectos finalizó el pasado 26 de julio”, sostuvo.

En esa convocatoria, continuó diciendo Corbato, la colaboración interclúster está garantizada. Innovasturias, por ejemplo, presentó en esa ocasión 7 proyectos: 1 en colaboración con el Cluster Vasco de la Energía; 3 en colaboración con el clúster catalán Secartys; dos con el clúster TIC asturiano; y uno en solitario.  

Según un estudio realizado en 2010, el perfil tipo de la AEI es una asociación sin ánimo de lucro, de ámbito regional, integrada por unas 40 empresas -un 87,8% de ellas, pymes-, varios centros tecnológicos y universidades, y con proyectos mayoritariamente dirigidos a I+D+i, formación e internacionalización.

La consolidación de todas estas estructuras asociativas fraguó en 2009 con la constitución de la Federación Nacional de Agrupaciones Empresariales Innovadoras y Clústeres (FENAEIC), cuya página web es www.clusters.es. A nivel nacional, la FENAEIC cuenta con cerca de 40 socios, repartidos por el territorio nacional en Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla-León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco.

Además, FENAEIC preside la European Clusters Alliance, que reúne a 18 asociaciones de clústeres, agencias públicas y embajadores de 15 países comunitarios (Francia, Grecia, Rumanía, España, Bulgaria, Finlandia, Alemania, Letonia, Lituania, República Checa, Portugal, Italia, Polonia, Suecia y Eslovaquia). Esta Alianza continental representa a más de 800 clústeres, donde 150.000 empresas altamente innovadoras colaboran con 11.000 universidades, centros de investigación e instituciones públicas para impulsar su competitividad.

Según Antonio Novo, presidente de FENAIEC y de la European Clusters Alliance, las AEIs pueden implicarse en proyectos y servicios por distintas vías:

  • Promoción de la reflexión estratégica, de la que se deriven acciones y proyectos alineados
  • Agendas de innovación
  • Detección de oportunidades y generación de proyectos colaborativos de:
    o Tecnología
    o Modelos de competitividad
    o Modelos de negocio
    o Capacitación
    o Gestión y transferencia del conocimiento
  • Lanzamiento de proyectos, interviniendo en el planteamiento, búsqueda de partners y planificación
  • Búsqueda de financiación, facilitando el acceso a financiación para proyectos y servicios
  • Participación, en especial en las tareas de coordinación y difusión
  • Gestión. El clúster gestiona los proyectos a nivel administrativo
  • Liderazgo. El clúster lidera y ejecuta los proyectos.

Los tipos de proyectos y actuaciones que las AEIs pueden abordar, en opinión de Novo, serían los siguientes:

  • Desarrollo de actividades de innovación propias de cada AEI, acciones encaminadas a consolidar a las AEI como polo de competencia en las líneas estratégicas y tecnológicas definidas por sus socios. Sin carácter excluyente:
    • Animación y gestión de las redes de innovación
    • Formación específica en competencias clave de innovación
    • Acciones de difusión y visibilización a nivel nacional e internacional de las capacidades tecnológicas de la AEI y sus miembros
    • Acciones tendentes a promover las oportunidades de colaboración entre agentes de innovación
    • Impulsar, coordinar y desarrollar planes cooperativos de innovación de proceso y producto.
  • Proyectos de demostración tecnológica, incluyendo actividades previas de I+D+i, desarrolladas por el clúster y sus miembros de la agrupación en el propio proyecto o en proyectos anteriores
  • Proyectos de desarrollo, incorporación y adaptación de tecnologías innovadoras: asimilación de una tecnología novedosa por parte de los integrantes de una o varias Agrupaciones Empresariales Innovadoras, incluyendo la validación de la misma mediante un prototipo, línea o planta piloto, o demostrador
  • Mapas de demanda temprana, elaborados desde las empresas del sector, dirigidos a impulsar los proyectos de Compra Pública Innovadora
  • Proyectos inter-clúster con impacto en la cadena de valor de un producto, incorporando a entidades integrantes de distintas AEIs y complementarias en la cadena de valor de un producto, proceso o servicio. El desarrollo del nuevo producto, proceso o servicio finalizará con una demostración a través de la realización de prototipos, líneas o plantas piloto o demostradores precompetitivos
  • Acciones complementarias a proyectos:
    • la fase de definición y preparación de propuestas
    • la promoción, coordinación y/o difusión mediante talleres, jornadas o seminarios
  • Innovación no tecnológica. Proyectos orientados a la colaboración de pequeñas y medianas empresas pertenecientes a AEIs para desarrollar nuevas oportunidades de negocio, especialmente aquellas con cierto riesgo de mercado y/o tecnológico, que planteen una novedad clara y evolución estratégica de las empresas, con cierta vocación internacional y de mercado. Los proyectos deberían estar orientados a desarrollar el plan de negocio y el modelo de negocio, y alternativamente a implantar los primeros pasos de ese plan de negocio.

Tras evolucionar considerablemente el concepto de clúster, la Comisión Europea redefinió sus programas, creando algunas iniciativas como el Programa Marco de Investigación e Innovación (2014-2020)- Horizonte 2020, donde los clústeres representan un pilar muy importante en su desarrollo.

Otra clave destacada que confirma que los clústeres son un motor económico silencioso pero robusto apunta a la internacionalización de las industrias. Estas agrupaciones empresariales innovadoras juegan un rol decisivo en los procesos de exportación de ideas, productos o servicios, pues aglutinan a las pymes y les proporcionan la masa crítica necesaria para abordar con solvencia ese tipo de proyectos europeos, bien financiados pero muy disputados entre los Estados miembros.

Los clústeres, finalmente, también desempeñan un papel esencial en la iniciativa Industria Conectada 4.0, presentada por el Ministerio de Industria en 2015, al facilitar los procesos de innovación ligados a la digitalización de la industria entre las empresas que los forman, en especial las pymes, que pueden tener dificultades para abordar la digitalización en solitario, por lo que se hace necesario fomentar la realización de proyectos de digitalización industrial por parte de las Agrupaciones Empresariales Innovadoras.

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