¿Cuáles son los criterios que utiliza Creas para seleccionar las empresas en las que invierte?
Nosotros como fondo de impacto, lo primero que analizamos para decidir en qué empresas invertimos es si las compañías tienen impacto. Eso lo definimos si la compañía tiene una teoría de cambio clara, es decir una teoría de cambio que resuelve un problema social o medioambiental concreto y relevante para la sociedad y si la solución que propone es una solución adicional a lo que ya hay en el mercado. Lo segundo que analizamos es si la compañía ha demostrado tener product market chip, es decir si tiene un encaje en el mercado. En general nosotros lo que buscamos son compañías que rondan al menos un millón de euros de ventas en más de un cliente. También buscamos compañías que hayan demostrado crecimiento y que tengan planes de crecimiento ambiciosos, que crezcan al menos más del 40-50% anual y que en sus planes no necesariamente hayan llegado ya al break-even, pero sí tengan planes de llegar al break-even al menos en los próximos 12-18 meses.
¿Qué tipo de impacto social y ambiental buscan generar a través de sus inversiones en pymes industriales?
Nosotros hablamos de tres objetivos de impacto. El primero es empoderar a las personas a través de la educación y el empleo inclusivo. En relación con las pymes industriales, hemos visto muchas compañías de la economía social que contratan a personas en colectivos vulnerables y a personas con discapacidad.
El segundo objetivo es cuidar de las personas. Estamos especialmente enfocados en centros de salud mental y cuidado de mayores, pero también hemos hecho temas de domótica para el hogar o temas más tecnológicos e industriales.
Y el último objetivo es regenerar los sistemas de producción y consumo para buscar una economía más en consonancia con el medio ambiente. Ahí sí que es donde más pymes industriales vemos. Hay compañías de reciclaje, de moda de segunda mano, de electrónica, compañías que están ayudando también a eficientar los sistemas productivos, a reducir el consumo de agua y de electricidad. Nosotros nos enfocamos sobre todo en economía circular y en el sector agroalimentario.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las pymes industriales en España en términos de sostenibilidad y responsabilidad social?
El principal desafío es precisamente un cambio de mentalidad. De pasar de ver la sostenibilidad y el impacto como una obligación regulatoria, como una burocracia o una carga a verlo como una oportunidad de mercado. Yo creo que ese salto de mentalidad es lo que más podría transformar el tejido industrial español. Que pasen de verlo como un reporte de ESG o un informe de ASG, que muchas veces son criterios que les piden los gobiernos o les piden sus inversores y que no dejan de ser listas larguísimas de indicadores y de reportes que acaban en un cajón, a realmente enfocarse en cuáles son esas áreas más importantes para su negocio que realmente les pueden ayudar a mejorar su impacto ambiental y su impacto social y lo conviertan en una oportunidad de negocio porque les mejoran los ingresos o les reducen los gastos.
¿Cómo evalúan el rendimiento financiero y el impacto social de las empresas en las que invierten?
Nosotros siempre establecemos entre tres y cinco indicadores por cada una de las empresas que estén directamente vinculados con la teoría de cambio. Tenemos una compañía industrial de agroalimentación, que fue la primera compañía en España de productos ecológicos, que se llama Smileat. El objetivo de esa compañía es mejorar la salud de los niños, entonces medimos el porcentaje de azúcares y sales que ahorran todos esos productos con respecto al promedio del mercado para asegurarnos que estamos lanzando siempre al mercado productos que mejoran ese aspecto. Y el otro objetivo que tienen es un impacto medioambiental, entonces medimos los kilogramos de pesticidas y de químicos que están ahorrando porque realizan una producción ecológica y no convencional. También mejoran los envases, entonces también medimos las toneladas de plástico que evitamos.
¿Es siempre cuantificable el impacto que se va a poder hacer?
Siempre hay algo que es cuantificable. Nosotros intentemos medir, en una compañía de educación, por ejemplo, cuantas personas estás formando y cuánto estás reduciendo la tasa de fracaso escolar o cuál es la tasa de empleabilidad. Entonces siempre hay algo que se puede cuantificar, aunque es verdad que nos hemos encontrado a veces con retos que son algo más complicados sobre todo cuando estás pensando en el impacto más sistémico y más a largo plazo. Trabajamos con una compañía, por ejemplo, que se enfoca mucho en mejorar el bienestar de los niños. En este caso, el índice de felicidad de los niños a veces no es tan sencillo de medir porque nosotros buscamos cosas que sean objetivables, que sean comparables y que cumplan con los estándares de mercado. O en el caso de Qida, que es una compañía que se dedica al cuidado de personas mayores, medimos el número de personas mayores y la tasa de mejora en el cuidado, pero nos gustaría también poder llegar a medir el ahorro en el gasto al sistema de pensiones y de seguridad social, y eso todavía no lo hemos conseguido medir.
¿Qué proyectos o iniciativas destacaría como ejemplos exitosos de inversión de impacto en pymes industriales en España?
Uno de los casos de éxito que tenemos es Smileat, que contamos con una planta productiva en Jerez. Luego, hemos tenido en el pasado compañías industriales que hemos invertido, como ha sido Sadako Technologies, que era una compañía que desarrolló un robot con inteligencia artificial que mejora la capacidad de reciclaje de las plantas de separación. Y actualmente tenemos compañías de software tecnológico, como, por ejemplo, Refurbed, una compañía austriaca que es un Marketplace, que lo que hacen es electrónica reacondicionada, es decir cuando el móvil se queda obsoleto, lo puedes mandar a una planta industrial y lo arreglan. Le cambian la batería, que probablemente es lo que más cae en desuso, le cambian la pantalla y lo dejan como nuevo. Entonces, se reutiliza entre el 70 y el 80% del aparato, evitando mucho desperdicio y evitando también la emisión de carbono y hace que ese producto pueda alargar su vida útil.
Luego tenemos una compañía, Mitiga Solutions, que es una spinoff que ayuda a entender mejor los efectos del cambio climático en las catástrofes naturales y poder predecirlo. Hay un problema enorme que es que con el cambio climático cada vez hay más incendios, más sequías y más inundaciones, y entonces ellos son capaces de coger muchos datos ambientales y poder predecir mejor los incendios y las inundaciones en base a cómo está transformando el cambio climático el tiempo.
¿Cómo ve el futuro de la inversión de impacto en el sector industrial en España y cuáles son las oportunidades y desafíos que existen?
La inversión de impacto por ahora sobre todo ha invertido en startups tecnológicas y compañías de servicios, pero también hay una oportunidad enorme de ayudar a las pymes y a todo el tejido industrial a hacer toda esa transición hacia el impacto. Por lo tanto, el desafío es el cambio de mentalidad que a su vez es una gran oportunidad. Queremos empezar a trabajar e invertir no solo con compañías que ya nacen con el objetivo de impacto sino en compañías que, aunque no necesariamente hayan nacido con el objetivo de impacto les podemos ayudar a hacer esa transición para buscar cual podría ser su misión medioambiental o social. Me gustaría dar oportunidad de empleo inclusivo o ser una compañía referente en ahorro de carbono o reducción de residuos y poder así adaptarse al futuro que nos venga, a la transición ecológica y al cambio que va a traer la tecnología en todos los sectores y volvernos más competitivos poniendo el foco en el impacto social y ambiental.