“La industria en Occidente o es tecnológica o no va a ser”, advirtió con rotundidad Joaquín Rodríguez, CEO del Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (Catec), en un encuentro que reunió a líderes de Horse Technologies, Iveco Group y Santana Motors.
Los ponentes coincidieron en que el cambio de paradigma ya no es futuro, sino presente. Paolo Arjonilla, global innovation manager de Iveco Group, fue tajante: “Estamos viviendo un cambio drástico en la concepción del vehículo”, y explicó que la industria evoluciona hacia plataformas unificadas, vehículos definidos por software y arquitecturas electrónicas completamente nuevas. A ello se suma la revolución energética: “La transición hacia el cero emisiones nos condiciona por completo”.
La diversidad de soluciones energéticas fue uno de los temas recurrentes. Wesley Palma, director de operaciones de la factoría de Sevilla de Horse Technologies, subrayó que “la neutralidad de carbono no tiene una única solución”. Aseguró que la compañía trabaja para ofrecer sistemas de propulsión adaptados a mercados con necesidades y velocidades diferentes: “El vehículo eléctrico es una opción, pero no la única”.
En representación del histórico fabricante andaluz, Antonio Molina, director general de Santana Motors, explicó el reto de resucitar una marca que estuvo dos décadas parada: “Nos estamos adaptando a una nueva realidad y apoyándonos en grandes fabricantes para integrar tecnología verde y modular”. La empresa prepara ya el lanzamiento de su nueva pick-up híbrida, conscientes de que “no podemos cerrarnos solo al vehículo eléctrico”.
Aunque procede de otro ámbito, Catec se ha convertido en pieza clave de la cadena de valor del automóvil gracias a tecnologías transferibles. “Nuestra función es encontrar la pieza que le falta a cada empresa”, defendió Rodríguez. Destacó la aplicación de gemelos digitales, computer vision, inspección automatizada, impresión 3D, edge computing y sistemas de navegación autónoma, muchos de ellos nacidos en el sector aeroespacial o de defensa.
Iveco fue especialmente explícita sobre el salto hacia el vehículo conectado y autónomo. Arjonilla recordó que la compañía ya opera una control room con 140.000 vehículos conectados que permiten aplicar mantenimiento predictivo mediante IA.
Además, confirmó un proyecto pionero en España: “Hemos firmado un acuerdo con el Gobierno de Aragón y Grupo Sesé para poner en marcha rutas reales de camiones en conducción autónoma”.
Aunque dejó claro que la autonomía no pretende sustituir al conductor: “Queremos hacer su vida más fácil, retener talento y atraer nuevas generaciones”.
La evolución del diseño y la fabricación también apareció como eje común. Palma recordó que la reducción de peso es una exigencia constante: “Un cárter que antes era de hierro fundido ahora es de aluminio, y esto responde a la necesidad de eficiencia, prestaciones y sostenibilidad”.
La inteligencia artificial acelera estos procesos: análisis de datos, simulaciones, pruebas virtuales y validaciones de piezas y procesos.
La transformación obliga a reformular la formación. “Hoy el perfil cambia de una semana a otra”, admitió Palma, que pidió integrar tecnologías en todos los niveles formativos y revisar los planes de estudio de manera continua. Molina fue directo: “Necesitamos más formación dual. En la universidad se aprende, pero en la empresa se aprende a trabajar”.
Arjonilla aportó ejemplos de una nueva generación más autodidacta de lo que nunca ha visto la industria: “Candidatos que llegan con sus propios agentes de IA desarrollados por ellos mismos”.
Y Rodríguez cerró la reflexión: “El reto ya no es solo atraer talento, sino enamorarlo para que quiera quedarse”.
