DATOS DE 2020

La industria sigue perdiendo peso en la economía nacional

Después de analizar las últimas cifras del Valor Añadido Bruto (VAB), el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Myro, apuesta por una política industrial "ambiciosa" que fomente la reindustrialización regional, especialmente en las comunidades autónomas de Andalucía, Canarias y Extremadura, donde se ha producido una desindustrialización "prematura"

La industria sigue perdiendo peso en la economía nacional. Como apunta en su blog de Economía de la Aldea Global el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Rafael Myro, la “reindustrialización de la economía española es pues hoy una tarea más urgente que nunca”. El profesor Myro “reclama una política industrial ambiciosa, alineada con la que desde hace algunos años se está definiendo desde las diversas instituciones de la UE, bajo el impulso de Alemania y Francia”.

En opinión de Myro, los fondos europeos de recuperación, más conocidos como Next Generation EU, deberían facilitar la reindustrialización de la economía, pero no pueden garantizarla, ante todo, por el predominio que se otorga a dos transiciones fundamentales, la ecológica y la digital, que, aunque con un importante impacto en la industria, no recogen muchas otras acciones necesarias.

El catedrático de la Complutense también considera que otro defecto, a su parecer, es que la gestión y orientación de los fondos recibidos va a recaer en buena medida en un conjunto de grandes empresas con fuerza tractora, en estrecha cooperación con las grandes firmas consultoras, y una política industrial ambiciosa exige dotar de más y mejores instrumentos de intervención y gestión a las administraciones públicas.

Desde una perspectiva regional, el año 2020 fue particularmente negativo para las industrias de Andalucía, Asturias, País Vasco, Baleares y La Rioja. En las tres primeras, el Valor Añadido Bruto (VAB) obtenido en 2019 se encontraba por debajo del alcanzado en el año 2000, como también ocurría en Canarias, Cataluña y Madrid. Así pues, esas seis comunidades han iniciado 2021 muy lejos de la cifra de producción industrial con la que cerraron el siglo XX.

Durante las dos últimas décadas, el crecimiento de la industria española ha tendido a concentrarse en las comunidades autónomas que habían logrado previamente un mayor desarrollo industrial, de forma que, en lugar de producirse una convergencia en los niveles de industrialización, se ha producido una divergencia. Han contribuido especialmente a ella Madrid, Baleares, Canarias, Andalucía y Extremadura, con acusadas disminuciones de la importancia de las manufacturas en sus economías, a pesar de partir de niveles ya reducidos en el año 2000.

Por otro lado, Canarias, Andalucía y Extremadura parecen exhibir una “desindustrialización prematura”, en palabras del doctor Myro, pues se trata de regiones que, al menos desde 1960, no han conseguido alcanzar un 15% de empleo manufacturero sobre el total, y poseen una renta per cápita inferior a la media nacional.

Según los datos de 2019, el Valor Añadido Bruto (VAB) de la industria respecto del total de la economía cayó hasta el 14%. Por lo tanto, cerca de la mitad del porcentaje que existía en 1980: un 25,9%. O hasta el 12,6% con relación al Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, lejos del 17,8% registrado en el año 2000, a comienzo del siglo. Es más, la industria manufacturera todavía no ha recuperado el peso relativo en el VAB total que tenía en 2008 (14,5%), justamente el año de inicio de la crisis. La pandemia ha agravado esa tendencia negativa, analiza Myro, pues el VAB industrial se redujo en un 9,3% durante el año 2020 (un 10,6% en las manufacturas), alejándose, por consiguiente, del nivel del año anterior. Para lo más profanos, el VAB es el PIB menos los impuestos indirectos como el IVA.

Desarrollar la industria en un amplio número de regiones españolas, frenando su concentración espacial, debe ser uno de los objetivos del necesario proceso de reindustrialización que necesita  la economía española. Para atender a este objetivo, considera el doctor Myro, es necesaria una política industrial decidida que atraiga nuevas empresas, nacionales y extranjeras, a cada territorio, y aproveche todas las economías de aglomeración que ofrecen las ya ubicadas en él, explotando a fondo las interdependencias y complementariedades que existen entre ellas  (infraestructuras, mercados, tecnologías y cualificación de la mano de obra). 

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