Según refleja la encuesta, más del 60% de los 1.267 millones de euros destinados a I+D en 2021 se dedicaron a ensayos clínicos (789 millones de euros), donde España juega un destacado papel internacional, además de otros 156 millones de euros para investigación básica, lo que supone aumentar un 23% la dotación de recursos destinada a esta área respecto al ejercicio anterior.
Asimismo, esta inversión en investigación clínica llevada a cabo por la industria farmacéutica ha aumentado a un ritmo medio anual acumulativo del 5,3% en los últimos 10 años, pasando de 470 millones de euros en 2011 a los cerca de 800 millones de euros en 2021.
Además, del total de inversión en ensayos clínicos, un 35% se destinó a las fases tempranas (fases I y II), las más complicadas desde el punto de vista científico, que ya suponen más de la mitad de los ensayos clínicos (el 55%) en marcha actualmente en nuestro país. Esta apuesta también se ha materializado en un impulso a la investigación en el ámbito de las enfermedades raras, de tal forma que un 22% de los ensayos que se desarrollan en nuestro país ya están focalizados en patologías huérfanas.
Del mismo modo, según los datos de la encuesta, en 2021 cerca de la mitad de la inversión total en I+D de la industria farmacéutica (593 millones) se destinó a proyectos de investigación con hospitales, universidades y centros públicos y privados, lo que supone una contribución clave para estos centros y uno de los mayores ejemplos de colaboración público-privada en este ámbito en nuestro país. El resto de la inversión (674 millones de euros) se dedicó a actividades de I+D desarrolladas en los centros de investigación de las propias compañías.
Según la encuesta, todas las comunidades autónomas captaron inversiones en I+D por parte de la industria farmacéutica innovadora, aunque la Comunidad de Madrid (34%) y Cataluña (31%) acaparan más de la mitad de la inversión total en España.
En cuanto a los datos de la encuesta de Farmaindustria muestran que cerca de una tercera parte (el 31,8%) del total de la inversión en I+D en 2021 fue en el campo de la biotecnología (403 millones de euros). En concreto, el 33% de las compañías farmacéuticas innovadoras utilizan la biotecnología o alguna herramienta de origen biotecnológico en la fase preclínica y el 57% en la fase clínica, mientras que el 90% de los laboratorios que utilizan la biotecnología en la fase clínica desarrollan total o parcialmente estas actividades en España.
Fruto de esta investigación, en los últimos 20 años las compañías han comercializado en España hasta 72 medicamentos biotecnológicos de origen biológico-recombinante, principalmente en las áreas de oncología, hematología e inmunología.
Igualmente, dicha encuesta pone de manifiesto también la importancia estratégica que el sector farmacéutico innovador representa para el mercado español en términos no sólo de productividad y estímulo de la I+D, sino también de empleo de calidad, un aspecto clave para garantizar el desarrollo de nuevos fármacos y asegurar la competitividad de las compañías farmacéuticas en nuestro país.
Así, el empleo directo de las compañías asociadas a Farmaindustria en tareas de investigación y desarrollo creció en 2021 un 6,5% y alcanzó las 5.393 personas, lo que supone, también en este ámbito, un nuevo máximo histórico.
A esto se suma la elevada cualificación del personal investigador de la industria farmacéutica, que sigue siendo uno de sus principales rasgos diferenciales: 9 de cada 10 (el 89,6%) de esos más de cinco mil investigadores son titulados superiores universitarios (licenciados, graduados y doctores).
Finalmente, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), dos tercios del total de empleados en I+D son mujeres (3.600), lo que hace que en la actualidad una de cada cuatro investigadoras del sector industrial español proceda de las compañías farmacéuticas.