REPORTAJE

La industria de defensa, un sector robusto y estratégico, pero demasiado fragmentado

La industria de defensa es un importante vector de crecimiento económico e innovación, esencial para la soberanía tecnológica y la autonomía estratégica de España. Entre las principales características de este sector regulado e intervenido, destacan su fragmentación, su relación directa con los Ministerios de Defensa, los proyectos complejos y largos de desarrollo y el elevado nivel de competitividad internacional.

En comparación con el resto de los principales líderes europeos, la base tecnológica-industrial nacional muestra un tamaño alejado de sus principales competidores y socios. En resumen, el sector está formado por un pequeño número de grandes empresas (plataformistas y sistemistas) que lideran los principales subsectores de actividad actuando como tractoras de la industria nacional, seguida por suministradores de primer nivel (Tier 1) y finalmente por un gran número de empresas, de menor tamaño que completan la cadena de suministro.

Fuente: Estrategia Industrial de Defensa 2023

Esta característica pone de manifiesto que, más allá de las grandes empresas tractoras, existe una fragmentación de la industria nacional que en muchos casos pone su foco en determinadas capacidades de nicho. Así, en algunos casos las capacidades de las empresas se solapan y se producen duplicidades y en otros, se complementan. Esta fragmentación supone una barrera de crecimiento y competitividad que se debe superar.

El sector, caracterizado por la alta cualificación de sus profesionales, se enfrenta a otros retos, como la necesidad de salvaguardar las cadenas de suministro de defensa, incluyendo el aseguramiento de las materias primas y el equilibrio y conservación de los recursos más críticos, o la disponibilidad del capital humano, haciendo necesaria la atracción y retención del talento, así como la calidad del empleo.

En cuanto a la cadena de suministro a nivel europeo, está formada por más de 2.000 empresas de menor tamaño, pymes y start-ups emergentes, que suministran subsistemas o componentes a los contratistas principales. En España esa cifra es de 400, que generan 36.000 empleos directos.

En los últimos treinta años, gracias a una política industrial activa del Ministerio de Defensa, la base tecnológica industrial nacional “ha reducido sus dependencias de terceros y desarrollado capacidades propias tanto en diseño, como producción y mantenimiento”. Las empresas nacionales han conseguido capitalizar en producto y capacidades propios los esfuerzos de inversión realizados por el Ministerio desde el lanzamiento de los primeros grandes programas en la década de los 90 del siglo pasado. La mejora de su competitividad se traduce en una mayor presencia internacional y en el liderazgo de consorcios europeos, tanto en sistemas de armas completos como en nichos de producto especializados.

No obstante, la industria europea de defensa se enfrenta a un escenario no homogéneo. Por un lado, se detectan políticas y legislaciones muy diversas en materia de exportación de armas de los Estados miembros de la Unión Europea, así como diferentes criterios relativos a transferencias de tecnología a terceros países. Por otro, en los últimos años se ha dado una tendencia hacia políticas proteccionistas, tal vez como efecto colateral de la COVID-19. Estas circunstancias incrementan la natural incertidumbre en toda actividad económica e introducen nuevas dificultades y restricciones que podrían limitar las oportunidades del conjunto del sector europeo en el mercado internacional.

Todas estas valoraciones forman parte de la Estrategia Industrial de Defensa 2023, presentada este verano pasado por la secretaria de Estado de Defensa, María Amparo Valcarce García.

Fue la propia Valcarce, en el marco del recientemente celebrado Foro AESMIDE, la Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas de España y otros Estados, quien pidió “ambición” al sector. Ambición para “invertir en más factorías 4.0”; ambición en innovación, “porque el gran reto es el digital”; y ambición a la hora de contratar, “sobre todo ingeniería”.

Según las palabras de Valcarce, el Gobierno ha garantizado un crecimiento sostenido de los recursos destinados a defensa y seguridad hasta alcanzar el 2% del PIB español en 2029. Esto ofrece, dijo, un escenario muy seguro y transparente a las empresas para que puedan tomar aquellas decisiones que consideren necesarias.

La “prueba del algodón”, dijo la secretaria de Estado, ha sido que en 2023 se elevó el presupuesto de defensa en un 26% y “esto tiene que ir unido a una respuesta también por parte de las empresas”. “Va a haber muchos recursos, pero necesitamos que las empresas respondan en tiempo y con presencia de la industria española. Marca España”, recalcó Valcarce. “La industria de defensa está muy basada en la ingeniería y necesitamos más vocaciones STEM, más mujeres en ingeniería”, concluyó. 

Ese mismo mensaje gubernamental ha llegado a TEDAE, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, que aglutina a casi 100 empresas.

Sistema de mando y control Talos GMV de apoyos de fuego de artillería.

“Es una industria exportadora con una diferencia positiva entre exportaciones e importaciones aproximada a los 2.000 millones de euros; que contribuye al incremento de la actividad económica y la generación de empleo tanto directo como indirecto; es un sector de alto valor añadido que favorece la competitividad de la industria; y es una capacidad más de las Fuerzas Armadas y clave para garantizar la soberanía nacional y la seguridad de los ciudadanos”. Así se expresó a este diario digital el presidente de AESMIDE, Gerardo Sánchez Revenga.

Pero, ¿están preparadas las empresas españolas para competir y participar de forma destacada en los grandes programas de armamento europeo?

“Sin lugar a duda”, respondió Ramón Pérez Alonso, director general de la Fundación Feindef, preguntado por industry TALKS. “En los últimos años, las empresas españolas han crecido en tamaño, ya sea a través de fusiones o por medio de adquisiciones, y la cooperación industrial se ha visto incentivada, algo imprescindible para poder competir en los grandes programas de defensa de Europa”.

“En este momento -agregó Pérez Alonso- consideramos que nuestras empresas ya compiten con fuerza en Europa, pero aún tenemos gran margen de mejora porque numerosas empresas españolas siguen siendo muy dependientes del mercado nacional”.

Las empresas empiezan a ser conscientes de que los proyectos cooperativos representan una oportunidad histórica para la industria de defensa europea y española. Algunas incrementaron consorcios previos al Fondo Europeo de Defensa (EDF) y 34 participaron en consorcios del Programa de Desarrollo de la Industria de Defensa europea.

Dentro del nuevo contexto internacional hay que tener en cuenta:

  • A corto plazo: estimular la contratación conjunta de material ya disponible.
  • A largo plazo: reforzar la competitividad de la industria europea de defensa a través del fomento de la financiación comunitaria del desarrollo conjunto de capacidades.

Una defensa europea fuerte pasa por contar con una industria de defensa europea competitiva e innovadora capaz de proveer de capacidades punteras, lo cual requiere:

  • Identificar y definir las prioridades de la industria
  • Optar por tecnologías y capacidades nacionales o europeas en detrimento de otras extranjeras
  • La apertura y el refuerzo de las cadenas de suministro
  • Reforzar la autonomía estratégica europea a través de la cooperación
  • Aplicar con celeridad las acciones propuestas en la Brújula Estratégica elaborada para reforzar la seguridad y la defensa de la UE en el próximo decenio.

¿Están participando de forma activa las industrias españolas en los programas europeos de defensa? “Sí, de hecho, ya lo están haciendo”, contestó Alicia Montoro Guinea, Communication and Marketing Manager de Escribano Mechanical and Engineering (EM&E). “La industria de defensa española participa en los principales programas de defensa europeos. En concreto, Escribano participa activamente en programas europeos como, por ejemplo, FAMOUS o HYDEF”. FAMOUS desarrolla blindados de nueva generación e HYDEF, misiles interceptores de amenazas hipersónicas.

“Algunas sí están preparadas, pero no porque estén preparándose ahora, sino porque llevan muchos años participando en numerosos programas nacionales e internacionales. El centro de excelencia en sistemas de actuación y control de misiles de Sener en Aeroespacial y Defensa es un buen ejemplo de ello”, subrayó, por su parte, Rafael Orbe, director general de Defensa en Sener.

Además, la industria española ha demostrado recientemente “su alto nivel tecnológico”, opinó Orbe, al ganar el mayor contrato vía EDF (HYDEF), liderado por Sener y la alemana Diehl y cuya coordinación se ha transferido recientemente a SMS (Sistema de Misiles de España), sociedad participada por Escribano, GMV, Instalaza y Sener. En este programa participan, además, Navantia, el INTA y empresas de siete países europeos.

Cabina de un helicóptero AB-212 modernizado por Sener.

Según el Real Instituto Elcano, remarcó el directivo de Sener, España ha sido uno de los países más activos desde su inicio en el EDF: es el tercer país de la UE en términos de inversión absoluta y sus empresas están presentes en 7 de cada 10 proyectos, liderando casi un 20% de las iniciativas.

En opinión de Pérez Alonso, de Fundación Feindef, el sector se encuentra en un momento único para consolidar unas bases fuertes y estables para el desarrollo del sector en las próximas décadas. “Debe aprovechar este periodo de incremento de inversiones para apostar decididamente por la innovación y por el talento cualificado con el objetivo de poder competir dentro y, sobre todo, fuera de nuestras fronteras, que es donde reside el mayor mercado potencial”, subrayó.

INFORME DAFO

Debilidades

  • La falta de presupuesto público suficiente para financiar los programas de defensa y mantener el nivel tecnológico e innovador del sector, aunque este punto se verá mejorado con el compromiso asumido con la OTAN de aumentar el presupuesto en Defensa gradualmente hasta el 2% del PIB en 2029.
  • La dependencia de las exportaciones para compensar la baja demanda nacional, lo que implica una mayor competencia y vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado internacional.
  • La escasa colaboración público-privada y coordinación entre los diferentes actores involucrados en la política industrial de defensa, como el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las comunidades autónomas, las empresas y los centros de investigación.
  • La dificultad para integrarse en los proyectos europeos de defensa y seguridad, debido a la falta de una visión estratégica común y a las barreras burocráticas y regulatorias.
  • La insuficiente capacidad para desarrollar sistemas completos y complejos que requieren una inversión plurianual por parte del Estado.

“La falta de masa crítica suficiente que, de modo histórico, ha acompañado a la industria española de defensa ha sido determinante y justifica el reducido número de empresas con un tamaño razonable para competir internacionalmente”, sostuvo el director general de Fundación Feindef.

Para el presidente de AESMIDE, “este campo de juego desnivelado perjudica a la industria de las naciones pequeñas que, a duras penas, obtienen los apoyos que necesitan para ser competitivas. Esto hace que la posición de esta industria, en relación a sus capacidades y competencias, sea frágil a pesar de los esfuerzos nacionales destinados”.

Sistema de armas Aspis fabricado por la empresa Escribano Mechanical and Engineering (EM&E).

“Una debilidad es la reorganización industrial”, indicó José Prieto, director de Desarrollo de Negocio y Relaciones Institucionales de GMV. “Cuando competimos fuera, normalmente lo hacemos en otros países con empresas muy grandes como Leonardo [Italia] o BAE Systems [Reino Unido] que son gigantes del sector. Y hay un debate bastante grande en España sobre aglutinar alrededor de un campeón nacional o la creación de una macroempresa”, admitió. La solución actual es la creación de consorcios específicos para cooperar y competir.

También se siente la circunstancia de que los ciclos de vida de los desarrollos son muy largos. “Hay una especie de Valle de la Muerte -admitió Prieto- entre los desarrollos de I+D y la puesta en producción”. El camino es más largo que en otros sectores.   

También es una debilidad, dijo García Revenga, tener “un cliente único con la necesidad de exportar, pero que está sujeto a regulación y el trámite es complicado; además, existe la dificultad para conocer la planificación de objetivos que hace difícil la participación de la industria para aportar la definición de sistemas en cuanto al estado del arte”.

Es evidente que en España falta músculo y las alianzas industriales son cada vez más necesarias para poder competir en el complejo tablero internacional. El nuevo mercado europeo, todavía hoy muy fragmentado -y con tendencia a contraerse en algunas capacidades que exigen soberanía nacional- se cohesiona en otras, permitiendo la colaboración entre empresas de distintas nacionalidades.

En clave española son dos claros ejemplos de asociación la citada SMS y también SATNUS, empresa participada por GMV, Tecnobit y Sener, y que lidera el pilar de operadores remotos en el programa NGWS/FCAS. El futuro Sistema Aéreo de Combate aglutina a corporaciones como Airbus, Indra, Dassault. El NGWS/FCAS, el proyecto más relevante de la industria de defensa europea, es un sistema de sistemas que incluye el diseño de un caza de combate de sexta generación y enjambres de drones de diversos tamaños conectados con el caza por una nube de combate que proporciona superioridad en la toma de decisiones.

“Especialmente grave -expuso Prieto, de GMV- es el problema del talento, de los jóvenes ingenieros, físicos, matemáticos… Nos cuesta mucho atraer talento y tenemos la sensación de que todos estamos pescando en el mismo lago”.  

Amenazas

  • La inestabilidad política y económica en algunas zonas geográficas de interés estratégico para España puede afectar a la seguridad de las operaciones, los contratos y las inversiones de la industria de defensa.
  • La proliferación de actores no estatales que emplean medios asimétricos, híbridos o irregulares para atentar contra la seguridad y la defensa de los Estados, como el terrorismo, el crimen organizado, la ciberdelincuencia o la piratería.
  • La competencia de otros países y regiones que cuentan con una mayor capacidad industrial, tecnológica y financiera, y que ofrecen productos y servicios más avanzados, baratos o adaptados a las necesidades de los clientes.
  • La evolución de las amenazas y los escenarios operativos, que requieren una rápida y constante actualización y adaptación de las capacidades militares y de seguridad, así como una mayor integración y coordinación entre los diferentes dominios (aéreo, terrestre, naval, espacial y cibernético).
  • Adolecer de una cultura de defensa y seguridad entre la sociedad española, que dificulta el reconocimiento del valor estratégico de la industria y su contribución al desarrollo económico, social y tecnológico del país.

“Nos enfrentamos a la competencia de países líderes en el sector como puede ser Estados Unidos, Israel o China, que están afinando sus procesos de producción, madurando sus productos… Es una amenaza constante”, reflexionó José Prieto. El responsable de GMV también indicó que, relacionado con lo anterior, la soberanía tecnológica está bajo cuestión. El sector no debe depender de actores terceros en áreas clave como los microchips o el acceso al espacio (lanzadores de satélites).

Fortalezas

  • La capacidad de innovación y desarrollo tecnológico, que le permite ofrecer productos y servicios de alta calidad y valor añadido tanto en el ámbito nacional como internacional.
  • La diversificación de su actividad en diferentes sectores y mercados, como el aeroespacial, el naval, el terrestre, el ciberespacial o el de seguridad.
  • La participación en proyectos europeos e internacionales de cooperación industrial y tecnológica, que permite a la industria acceder a nuevas oportunidades de negocio y fortalecer su posición competitiva.
  • La contribución al desarrollo económico y social del país, generando empleo cualificado, riqueza, inversión en I+D+i y exportaciones.
  • La adaptación a los nuevos desafíos y demandas de las Fuerzas Armadas y los organismos de seguridad, ofreciendo soluciones innovadoras y eficientes para garantizar la defensa nacional y la seguridad colectiva.

Destaca como una fortaleza, y así lo mencionaron tanto García Revenga como José Prieto, director de Desarrollo de Negocio y Relaciones Institucionales de GMV, el hecho de que, dentro de la industria de defensa, existe una red empresarial de pymes muy flexibles y dinámicas especializadas en el diseño, desarrollo y producción de distintos subsistemas que se incorporan a la cadena de suministro muchos de ellos duales.

El submarino S-81, en el Arsenal de Cartagena. recientemente entregado por Navantia a la Armada Española.

“Estas pequeñas y medianas empresas son altamente competitivas y cuentan con un alto contenido tecnológico en sus productos, en todos aquellos productos que constituyen el equipamiento del soldado, ya sea vestuario, protección a la fuerza, ciberseguridad, ingeniería, infraestructuras inteligentes, inteligencia artificial etc. y aportan a la base tecnológica de la defensa su capacidad de especialización y adaptación al cambio y de innovación que exige el entorno dinámico actual”, indicó García Revenga.

“Somos empresas más flexibles y para nosotros es más fácil adoptar acuerdos”, subrayó Prieto y en esta categoría de las fortelezas también incluyó la “excelencia técnica” de la producción española.

Oportunidades

  • La consolidación de la ventaja competitiva de la industria de defensa española en un entorno global basada en la diferenciación tecnológica, el desarrollo de nuevos modelos de negocio y la mejora de la competitividad de los procesos productivos.
  • La participación proactiva en los proyectos europeos de defensa y seguridad, que permiten acceder a fondos comunitarios, ampliar el mercado potencial y reforzar la autonomía estratégica europea.
  • La diversificación de la oferta de productos y servicios en diferentes sectores y mercados, tanto nacionales como internacionales, que reduzcan la dependencia de las exportaciones y aumenten la capacidad de adaptación a las demandas de los clientes.
  • La contribución al desarrollo económico y social del país mediante la generación de empleo cualificado, riqueza, inversión en I+D+i y exportaciones, así como al fortalecimiento de la seguridad y la defensa nacional y colectiva.
  • La cooperación industrial y tecnológica con otros países y regiones, que favorezca el intercambio de conocimientos, experiencias y buenas prácticas, así como la creación de sinergias y alianzas estratégicas, industriales y tecnológicas.

En este capítulo de las oportunidades García Revenga destacó que “el incremento presupuestario en inversiones posibilita a nuestras empresas la participación en los tres importantes proyectos de equipamiento de los Ejércitos y la Armada: BLET, BACSI y ARSENAL 4.0”. “Las empresas están participando en todos los talleres del Ejército 2035 en las áreas de infraestructura, equipamiento, protección a la fuerza, apoyo logístico, ingeniería visión nocturna, drones, vehículos autónomos, nube de combate, etc…”, agregó. “Participan en consorcios ingleses, alemanes y franceses en equipamiento de la fuerza y protección -cascos y chalecos antifragmentos- visión nocturna y suspensión de blindados. Lo mismo ocurre en logística, campamentos de vida, alimentación, etc. Son productos duales en los que nuestras empresas son muy competitivas a pesar de los obstáculos que encuentran en la contratación europea”, explicó.

Este nuevo ciclo inversor anunciado por el Gobierno es una clara oportunidad, remarcó José Prieto para quien es clave “la continuidad”. El sector tiene “muy pocos clientes” y depende “mucho de que el cliente repita”. “Por eso es muy importante que nuestro cliente esté satisfecho”. Para él también representa una oportunidad clara “la mejora en la percepción de la cultura de defensa en la sociedad”, dado que los conflictos en Ucrania y ahora en Gaza han puesto de relieve la importancia de estar dotados de unas Fuerzas Armadas plenamente operativas.

Finalmente, el directivo de GMV hizo hincapié en el impulso que está dando desde la Comisión Europea al desarrollo de capacidades de defensa, dedicando fondos a ello. Por primera vez en la historia de la Unión creó una Dirección General de Defensa.    

Los siete pilares tecnológicos del programa FCAS repartidos entre industrias de España, Francia y Alemania.
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