Para este proyecto, Ocean Ecostructures ha contado con “el apoyo y una ayuda de más de 392.000 euros de ACCIÓ” -la agencia para la competitividad de la empresa de la Conselleria de Empresa y Trabajo-, a través de la línea de ayudas Núcleos de I+D empresarial. El proyecto cuenta también “con la cooperación del centro SARTI de la UPC (centro TECNIO) y la empresa BarnaSteel”, así como con la colaboración del centro tecnológico Leitat.
Así, la directora de operaciones de la empresa, Mireia de Mas Romeu, ha explicado que con este proceso “se fomenta la economía circular, ya que como materia prima se utilizan subproductos y excedentes de dos industrias que, por otro modo, serían considerados residuos y no se reaprovecharían”.
Además, ha asegurado que a través de la tecnología que utilizan, “podemos desarrollar estructuras basadas en sustrato natural que favorecen la formación de nuevos hábitats por las especies marinas, con lo que conseguimos reducir también la huella de carbono en este procedimiento de regeneración ambiental”.
En definitiva, el producto final “se compone de restos de escoria blanca, residuos provenientes de la industria siderúrgica, y caparazones de huevo y de bivalvos, procedentes de la industria agroalimentaria”, que dan lugar a un nuevo material conglomerado. La prueba piloto iniciada este verano consiste en “la implantación de las primeras muestras del material en el fondo marino, en el observatorio OBSEA del centro SARTI de la UPC”. También se analizará “la resistencia del material y su comportamiento a lo largo del ciclo de vida”. Una vez superada esta fase, “se imprimirán mediante tecnologías 3D los diseños definitivos”, que serán similares a una roca natural.