En medio de una crisis por los elevados precios del gas, el FNSSE puede suponer un problema a una industria gasintensiva muy castigada, que lucha por mantener su actividad y su empleo en un contexto complejo. Pese a que los sujetos obligados son las comercializadoras de gas, los costes caerán sobre los consumidores finales, tal y como indica dicho informe.
Asimismo, de aprobarse, la medida provocará una subvención cruzada de costes entre los diferentes consumidores finales. Las aportaciones al FNSSE del sector gasista irán en aumento cada año hasta llegar a 1.200 millones de euros, que en el lustro de vigencia sumarán un total de más de 3.500 millones de euros, penalizando al consumidor industrial gasintensivo.
Además, la industria manufacturera es intensiva en consumo de gas y electricidad, por lo que esta subvención cruzada perjudica por su desproporcionado importe. Hay que tener en cuenta, recuerda GasIndustrial, que los costes del sistema gasista (peajes y cargos) suman ya 2.592 millones de euros y que con la aportación al FNSSE se incrementarían en más de un 45%.
La industria consume el 60% del gas nacional, el doméstico representa el 20% y la generación de ciclos combinados el otro 20%. Al dispararse los precios del gas en octubre de 2021, el Gobierno protegió al consumidor doméstico congelando la tarifa. Ahora, el mecanismo del ‘tope al gas’ reconoce unos costes de gas a los ciclos para impedir que se trasladen costes al consumidor eléctrico.
Así, España necesita medidas de competitividad energética que eviten la progresiva deslocalización de su industria, de no contar con dichos apoyos las producciones se trasladarán a otros países con costes más competitivos.