REPORTAJE

La cultura industrial de la población española es peor de lo que debiera

El desarrollo de un sector industrial competitivo requiere, entre otros aspectos, contar con el apoyo de la sociedad. Este apoyo sólo puede venir del conocimiento y del aprecio por la contribución de la industria al desarrollo económico y el bienestar del país.

Consciente de esta problemática, el Centro de Estrategia y Prospectiva Industrial (CEPI), puesto en marcha por la Secretaría General de Industria y la PYME, y la Fundación EOI, Escuela de Organización Industrial, desarrollaron el estudio “La percepción social de la Industria en España” para contribuir al fomento de la cultura industrial en nuestra sociedad, a partir del conocimiento de la situación actual en esta materia.

El informe tenía por finalidad conocer la percepción existente entre la población española de un sector tan relevante para la economía y el desarrollo del país como es la industria, con la intención de obtener una medición del estado de la Cultura Industrial de la sociedad.

El proyecto apuntaba a dos focos de atención; en primer lugar, la percepción que tiene la población general sobre la industria española, analizando todas sus vertientes y aspectos críticos para poder establecer una perspectiva global del estado de la cultura industrial de la sociedad, focalizando a su vez en las causas sociodemográficas que la determinan, como pueden ser las variables de género, edad, nivel formativo, situación laboral o cercanía con el sector industrial.

En segundo lugar, se desarrolló un diagnóstico sobre la percepción que el propio sector industrial tiene de sí mismo y de la manera en que cree que es visto por la propia población. Para la realización de este análisis se tuvieron en cuenta las opiniones tanto de profesionales del sector industrial, como de personas expertas, miembros de asociaciones sectoriales, sindicatos, académicos, etc. que poseyeran una visión transversal.

La obtención de ambas visiones, tanto la de la población como la de personas implicadas en el sector, permitió el desarrollo de un análisis comparativo que contrapusiera ambas perspectivas. A partir de estos resultados, se identificaron temas clave, nudos críticos y conclusiones que han permitido formular una serie de propuestas de actuación para la promoción de la cultura industrial española.

Se trata, pues, de tres enfoques:

  1. Percepción de la industria por la sociedad.
  2. Percepción de la industria por la misma industria.
  3. Comparativa de ambas perspectivas.

Las conclusiones del estudio sostienen que el grado de conocimiento de la sociedad española en relación con la industria es “medio-bajo”, de acuerdo con su propia percepción. Esto conlleva que exista una cierta visión tradicional y obsoleta respecto a la industria. También se concluye que la cultura industrial en España es “muy baja”, por lo que considera necesario que se establezcan medidas estratégicas en áreas de actuación como la educación, la divulgación, la Marca España, el empleo y el medioambiente. 

El proyecto del CEPI se presenta ambicioso, con un enfoque y envergadura que encuentra pocos precedentes, debido a que se incluyó en su metodología tanto al conjunto de la población nacional como a múltiples agentes involucrados en la actividad industrial, combinando diversas herramientas metodológicas, lo que ha permitido asentar así las conclusiones en datos sólidos, actualizados y completos.

“El informe es fantástico”, declaró entusiasmado Guillermo Dorronsoro, consultor de Zabala Consulting, quien incidió en que es necesario seguir trabajando en el fomento de la cultura industrial donde la comunicación es clave para llegar al ciudadano. “La industria es de todas y todos”, añadió.

Dorronsoro participó en el acto de presentación del CEPI y del informe, enmarcado en las actividades del Congreso de Industria y PYME celebrado en Málaga entre el 2 y el 3 de octubre y organizado por la Secretaría General de Industria y PYME del MINCOTUR.

A Dorronsoro le acompañaba Helena Antolín, vicepresidenta de Grupo Antolín, empresa referente europea de la industria de la automoción. 

“Tenemos que creernos lo que somos”, porfió Helena Antolín y recordó que una delegación alemana que visitó la planta que poseen en Burgos se quedó muy sorprendida de los avances tecnológicos que allí encontraron.

Para Antolín, la comunicación, o mejor dicho, la falta de ésta, es un problema. La concienciación social es absolutamente decisiva, destacó. La concienciación “de todos”, opinó. No solo de las instituciones y las empresas. También de los ciudadanos y sus costumbres diarias. Incluidos, por supuesto, los más jóvenes. La vicepresidenta del Grupo Antolín animó a hacer “pequeños gestos” de cuidado del medioambiente. La falta de talento también es un problema, pero a escala global, apuntó. “Debemos acercarnos a los jóvenes y hablar su lenguaje”, dijo para explicarles que la industria ya no es “hierro, grasa y humo” y que cada vez contamina menos.

En consonancia con las declaraciones de Antolín, uno de los registros interesantes del informe revela que casi el 84% de la población española afirma que le gustaría tener más información sobre la industria. “Aunque este dato es claramente positivo, es preciso tener en cuenta que este tipo de aspiración no siempre se corresponde con un deseo real de información”, matiza el documento del CEPI.

Una de las cuestiones de mayor importancia a la hora de establecer cuál es la percepción social de la industria es la imagen que la población tiene asociada a este sector. Para poder establecer esta imagen, los autores del informe preguntaron a las personas participantes del estudio sobre qué términos o palabras se le vienen a la mente en primer lugar cuando piensan en industria.

Los resultados muestran cómo, claramente, en el imaginario de los participantes la industria se asocia al concepto de “fábrica”, siendo éste el término mencionado en casi un 30% de los casos. “Ciertamente, la fábrica se encuentra íntimamente relacionada con el desarrollo industrial, pero bien es cierto que puede llevar consigo connotaciones negativas o muy asociadas a la industria tradicional y no a la innovación, modernidad, tecnología…”, remarca el estudio del CEPI.

Por otra parte, es necesario destacar que muchos de los términos asociados al sector son claramente positivos. Entre las quince primeras palabras más mencionadas a la hora de responder a esta pregunta, destacan “empleo”, “economía”, “progreso”, “desarrollo” o “tecnología” que llegan a representar casi el 23% de las repuestas.

Por otro lado, se realizó un esfuerzo para intentar determinar qué tipo de actividades industriales se le vienen a la mente a las personas participantes al pensar en este sector. El resultado es una imagen marcadamente reduccionista, ya que, en la mayor parte de los casos, la respuesta es “Industria alimentaria” o “Industria automovilística”, seguidas de la industria textil y las siderúrgicas o metalúrgicas. Conviene mencionar que estas respuestas van en consonancia a las industrias más potentes del país.

También queda claro que la población considera que sectores como el turismo (40,6% de las respuestas) o el de servicios (24,2%) aportan más a la economía que la industria (13,2%). De hecho, si medimos realmente la aportación a la economía a través del peso de cada sector en el PIB, obtenemos unos resultados similares, siendo la industria el tercer sector económico que más aporta al PIB nacional.

Sin embargo, es interesante tener en cuenta que la importancia que un sector tiene en la economía no se mide únicamente por su aportación al PIB. Existen cuestiones indirectas, pero muy relevantes, que desembocan en que el sector industrial, el tercero en cuestión de aporte económico directo, tenga una vital importancia en la economía. Esto se debe a dos pilares fundamentales:

  1. Efecto tractor:  El sector industrial tiene la capacidad de generar empleo y crecimiento en otros sectores; en los lugares en los que existen polígonos industriales se hace necesario contar con una serie de servicios que no estarían ahí de no ser por la industria.
  2. Autonomía económica: La industria es el sector productivo que más capacidad tiene para otorgar autonomía económica a un país y se puede afirmar que es el que más resiliencia demuestra ante las fluctuaciones económicas y las crisis. El 85% de los españoles considera que España resistiría mejor a las crisis si su industria fuera más fuerte.

Todo esto da lugar a que, cuando se pregunta por la importancia actual del sector a nivel económico, algo más del 44% de los españoles responde que es muy importante y casi un 30% bastante importante.

Con respecto al equilibrio entre las aspectos negativos y positivos que aporta la industria, es muy positivo señalar que el 56% de la población española ve más ventajas que perjuicios en el sector. Dentro de esta pregunta, las mujeres, los desempleados y las personas menos formadas inclinan la balanza hacia el lado de los inconvenientes.

Otro detalle significativo extraído del estudio de percepción social es que la población tiende a pensar que existe más industria a nivel estatal que en sus propias provincias. Más concretamente, casi un 40% de los encuestados piensan que en su provincia existe un grado de industrialización.

En cuanto a la comparación con la Unión Europea, casi el 70% de la población considera que España está por debajo de la media europea, mientras que tan solo un 5% cree que se encuentra por encima. Si se tienen en cuenta las variables sociodemográficas, solo la edad ofrece resultados significativos en lo que respecta a este punto. A medida que aumenta la edad de las personas encuestadas, peor se estima el estado de la industria española en comparación con la de la Unión Europea, llegando hasta casi el 75% de las personas de entre 50 y 65 años las que consideran que se encuentra por debajo de la media.

En la misma línea, casi un 84% opina que la industria de España depende demasiado de otros países. Se percibe un ligero mayor nivel de desconocimiento en esta cuestión, siendo un 12% los que declaran no tener una opinión firme al respecto.

Con respecto a la innovación y la competitividad, dos características propias del ecosistema industrial, el informe ofrece parámetros no muy halagüeños.

Innovación: Menos de la mitad de la población (poco más de un 48%) considera que la industria nacional es innovadora. Esto casa con la idea tradicionalista que se tiene del sector vinculándole con el concepto de fábrica sucia y contaminante.

Competitividad: Tan solo un 45% considera que es competitiva.

Con respecto a la calidad de los productos españoles, por fortuna, las respuestas suenan bien distinto: prácticamente un 90% de la población considera que los productos fabricados en España son de buena calidad. De hecho, el porcentaje de personas que no está de acuerdo con esta afirmación es mínimo (2,1%).

Uno de los principales aspectos a conocer para poder evaluar la percepción social sobre la industria radica en la opinión de la población sobre el empleo generado por el sector. En este punto, un 40% de las personas encuestadas considera que se trata de un trabajo de baja o muy baja calidad, frente a un 28% que opina que es de alta o muy alta calidad. Dado, pues, que la percepción social sobre el empleo industrial no es tan buena como cabría esperar, conviene evaluar cuáles son los factores que determinan esta negatividad. Para ello se trató de identificar qué conceptos son los que asocian los españoles cuando se habla de empleo industrial.

En primer lugar, casi un 70% de la población considera que se trata de un tipo de empleo que conlleva una alta peligrosidad. Los riesgos laborales a los que puede hacer referencia son múltiples, desde riesgo a accidentes por trabajar con maquinaria pesada, ruidos, exposición a tóxicos, etc.

Tan solo un 30% de las personas encuestadas considera que el empleo industrial esté bien remunerado.

El único aspecto positivo percibido por la sociedad española es la estabilidad, ya que casi un 54% considera que se trata de un tipo de empleo estable. No obstante, este porcentaje es prácticamente el mismo que el de las personas que consideran que la industria tiene un alto componente de precariedad laboral (aproximadamente el 53%). Es relevante incidir en que las personas más jóvenes (aquellas que están en proceso de incorporación al mercado laboral o lo han hecho hace poco) son las más críticas en cuanto a aspectos salariales y a la precariedad, aunque las diferencias porcentuales no muestran unas divergencias extremas.

En general, la población tiende a pensar que la empleabilidad del sector no es extremadamente alta: aproximadamente un 41% no está de acuerdo con que sea fácil acceder a un empleo industrial. Aun así, un 55% de los encuestados animaría a sus hijos a trabajar en el sector.

Cuando se pregunta sobre el interés en tener un empleo en la industria, se destaca que casi la mitad de la población menor de 30 años no está interesada en trabajar en el sector. Además, casi la mitad de las personas con estudios superiores responde de la misma forma. “Esto plantea un serio reto para la renovación generacional de la industria”, reconocen los autores del informe.

En el capítulo ecológico, y teniendo en cuenta que el 66% de los españoles señala que la situación medioambiental actual es bastante o muy grave, la industria tampoco sale bien parada. De hecho, dos de cada tres creen que la industria tiene bastante o mucha responsabilidad, frente al 10% que afirma que tiene poca o ninguna.

Para el informe “es interesante ver la altísima correspondencia existente entre la negativa valoración del estado del medio ambiente con la responsabilidad asociada a la industria”. Es decir, las personas que piensan que la situación ambiental actual es muy grave son las que piensan, en mayor medida (casi un 77%), que la industria tiene bastante o mucha culpa de ello.

Afortunadamente, un 71% de las personas participantes del estudio reconoce que, en los últimos años, la industria española es más respetuosa ambientalmente hablando.

En cuanto a la implantación de nuevas industrias. resulta muy revelador que casi un 82% de las personas encuestadas afirma que valoraría positiva o muy positivamente la creación de nuevos centros industriales en sus respectivos municipios. Este porcentaje aumenta casi al 90% cuando el incremento industrial es a nivel nacional. Los diferentes tipos de contaminación asociados a la industria, así como la devaluación del suelo cercano a polígonos industriales parece ser una barrera importante para desear industria de cercanía incluso para las personas que desean tener más empresas a nivel nacional.

Entre los argumentos a favor de instalar nuevas industrias en sus municipios, el más votado, con un 80%, es la creación de empleo, seguido de la mejora económica que supondría para el lugar. En el sentido opuesto, esto es, en los aspectos que les harían estar en contra, casi un 70% señala la potencial contaminación de la industria como determinante para querer alejarla de su entorno. Además, otras tres de las razones mencionadas están directamente relacionadas con el medio ambiente y la contaminación “riesgos para la salud” (20%), “ruidos, olores, molestias en general” (20%) y “explotación de recursos naturales” (13%).

La decisión para apoyar o no la implantación de una industria es una lucha dialéctica entre dos aspectos clave y claramente diferenciados: su potencial para crear empleo y mejorar la economía y sus niveles de contaminación asociada, en el sentido más amplio del término. Partiendo de esta dicotomía, y con el objetivo de determinar cuál de los dos factores (creación de empleo vs contaminación) priorizaría la población, se planteó la pregunta: “¿Aceptaría la instalación de una gran industria, aunque potencialmente contaminante, en su localidad o municipio si ello supusiera una mejora en los servicios públicos o en el nivel de vida de sus vecinos/as?” Prácticamente un 73% responde que no aceptaría esa posibilidad frente al casi 23% que sí lo haría.

Cinco perfiles de opinión

El estudio determina cinco grandes perfiles de opinión dentro de la población española, según su actitud hacia la industria. Esta tarea se realizó mediante un análisis de clúster. Los cinco grupos son:

  1. Detractores desinformados (16,6%)
  2. Partidarios desinteresados (37,2%)
  3. Críticos informados (16,5%)
  4. Pro-industria pesimistas (20,1%)
  5. Sin posición definida (9,7%)

Los detractores desinformados son el grupo más crítico con la industria. En este sentido, es tanto crítico con el estado actual del sector como con su potencial contribución al país. Es el clúster que valora peor su nivel de conocimiento sobre el sector industrial, así como el que menor nivel de interés muestra por recibir información de este.  Grupo con mayor presencia de mujeres y en Andalucía, Extremadura y Región de Murcia.

Los partidarios desinteresados son el grupo más numeroso. Tienen una visión sobre el sector industrial y su estado actual muy positiva, pero sin mostrar gran interés. El Levante es la zona más representada en este grupo.

Los críticos informados destacan por su alto nivel de conocimiento autopercibido, así como un mayor interés/demanda sobre la industria. A pesar de calificar positivamente la situación actual del sector nacional, sobre todo respecto al nivel de industrialización, se muestran muy críticos con el aporte que puede hacer a la sociedad. Mayor presencia de residentes en el Levante y el Centro. Significativa mayor presencia de estudiantes.

Los pro-industria pesimistas tienen mala opinión del estado actual de la industria española, pero muestran interés por este sector de la economía y valoran positivamente sus contribuciones. Es el segmento que más informado se autopercibe. Es el único grupo con mayor presencia de hombres. Mayor presencia de residentes en el norte y el Centro de la península.

HABLAN LOS PROFESIONALES Y EXPERTOS DEL SECTOR

La segunda fase del estudio se aplicó a la percepción de los profesionales y expertos del sector. La nube de palabras difiere de la generada por la población en general. Al preguntarles cuáles son los términos que les vienen a la mente cuando piensan en nuestra industria, los más mencionados son “riqueza”, “empleo”, “inversión”, “competitividad”, etc. Incluso teniendo en cuenta los conceptos menos mencionados, en todo momento se mencionan aspectos positivos.

En cuanto al estado actual del sector, la opinión generalizada tiene tintes más pesimistas: en España existen las herramientas necesarias para aumentar el valor y la importancia de la industria dentro de la economía nacional, pero sigue existiendo una tendencia a apostar por otro tipo de actividades económicas como los servicios.

En opinión de los expertos entrevistados la apuesta a largo plazo por la industria tiene el potencial de repercutir en la economía de una forma mucho más acusada y estable que el sector servicios y permite mantener, en última instancia, nuestro sistema de bienestar actual. Fundamentalmente, se señalan dos motivos principales:

  • La potencialidad de generar directamente empleo estable y de calidad.
  • La capacidad de arrastre de la industria, que le permite dinamizar una localidad haciendo que en la misma se establezcan otro tipo de actividades económicas.

Para los propios industriales y expertos, el grado de industrialización nacional es menor de lo deseable y se encuentra, además, en una fase regresiva. Entre las razones que explican esta situación, se señala en numerosas ocasiones la característica demografía empresarial nacional: la amplia mayoría de su tejido empresarial está compuesto por pymes y micropymes. Este hecho afecta seriamente a su capacidad de adaptación a los cambios, especialmente a aquellos surgidos con los procesos de transformación digital y a la propia globalización, lo cual limita severamente la capacidad productiva y competitiva de la industria española en su conjunto.

Calidad y competitividad

Existe un acuerdo generalizado entre las personas expertas entrevistadas en que la calidad del producto final es uno de los factores más importantes a la hora de determinar el éxito de la industria. Este acuerdo se hace extensible a otra cuestión de importancia: el producto hecho en España es de calidad. Esta circunstancia se ve respaldada por la opinión recogida en el cuestionario a profesionales, ya que un 95% están de acuerdo o muy de acuerdo con que los productos españoles son de “buena calidad”.

Se registra, además, la duda de que esta percepción de calidad tenga una influencia directa tanto en la apuesta de la ciudadanía por el producto local. Es necesario tener en cuenta la multitud de factores que influyen en la decisión final de compra y el importante peso de la variable del precio.

Esta cuestión lleva a preguntarse ¿es competitiva la industria española? Entre los profesionales del sector, esta cuestión recibe una respuesta afirmativa, pero no unánime: casi el 62% indica estar de acuerdo o muy de acuerdo con esta afirmación. La reacción entre las personas expertas entrevistadas es mucho más unánime a este respecto: la industria española es competitiva, pero no en todo su potencial. Y esto es así, fundamentalmente, por una serie de obstáculos, como puede ser la falta de una digitalización uniforme o de una apuesta estratégica pública.

Industria 4.0 e innovación

En primer lugar, como ya se ha mencionado, las personas expertas del sector indican que las empresas más pequeñas presentan una mayor dificultad para realizar una transición tecnológica.

Es cierto que, por lo general, las empresas tendrán mayor capacidad de optimización, competitividad y un mayor poder de mercado cuanto mayor sea su tamaño. Este hecho se presenta casi como un axioma. “Sin embargo, no podemos olvidar las bondades de la pequeña empresa, destacando principalmente su flexibilidad: la capacidad para adaptarse rápidamente a cambios bruscos se presenta en nuestra sociedad actual como clave para la supervivencia de las empresas, algo que ha demostrado la reciente pandemia y la nueva realidad generada a consecuencia”, considera el informe del Centro de Estrategia y Prospectiva Industrial (CEPI).

Además, aunque el tamaño de las empresas puede ser un factor limitante, no es éste el único elemento a tener en cuenta, ya que la transición digital se encuentra en diferentes etapas en cada una de las ramas de actividad del propio sector industrial. Esta circunstancia es identificad en las entrevistas, en las que se menciona que la propia idiosincrasia de cada sector produce niveles de digitalización diversos.

Cabe mencionar que, en opinión de buena parte de las personas expertas entrevistadas, existe una evolución progresivamente ascendente y cada año nuevas empresas optan por apostar en innovación. La misma conclusión se extrae del cuestionario a profesionales del sector, puesto que casi el 62% de estos profesionales opina que la industria española es innovadora.

¿Cuál es el grado de acuerdo con las siguientes afirmaciones (%)

Fuente: Informe CEPI

En lo referente a los objetivos de cara al futuro, el sector debe intentar:

  • Buscar un equilibrio entre el bienestar de la población y el desarrollo industrial. Este equilibrio pasa por conseguir una industria más sostenible y unos empleos más competitivos a nivel europeo. “Ese bienestar viene también por tener empresas y tener industria. No nos podemos permitir ser un país que viva solo del turismo”, asegura el informe citando a uno de los expertos o profesionales.
  • Reducir la deslocalización industrial y la dependencia de otros países que conlleva.
  • Tecnificar en mayor medida los procesos industriales, aunque parece que se está avanzando en la transición ecológica.
  • Aumentar el tamaño de las empresas. Se señala la necesidad de aumentar el tamaño de las empresas industriales como medio para poder competir en mejores condiciones fuera de las fronteras nacionales.

Los resultados de la encuesta reflejan una opinión, en gran medida, coincidente (el aspecto más mencionado es la creación de empleo, seguido por la reducción de la dependencia de otros países). La reducción de la contaminación ocupa el 5º lugar (32% de las respuestas) y destaca que hasta un 29% menciona “mejorar las condiciones laborales”.

¿Cuáles diría que son los objetivos que debería perseguir el sector industrial español en los próximos años? (%)

Fuente: Informe CEPI

Como era de esperar, sostiene el estudio, “al alejarnos de los datos y de las situaciones más o menos objetivas, los discursos comienzan a hacerse más variados y existe un mayor nivel de desacuerdo entre los participantes. Aun así, hay ciertos puntos sobre los que el acuerdo sigue siendo mayoritario. Por ejemplo, se percibe que el nivel de conocimiento poblacional sobre la industria es insuficiente. De hecho, en torno a 2 de cada 3 profesionales encuestados califica el nivel de conocimiento de la población como bajo o muy bajo, algo con lo que los expertos se muestran de acuerdo”.

¿Cómo calificaría el nivel de conocimiento de la población en general sobre el sector industrial español? (%)

Fuente: Informe CEPI

Además de sentir que la sociedad dispone de un volumen de información limitado, también se percibe un conocimiento inexacto sobre el sector, debido, en parte, a la falta de un trato adecuado en los medios de comunicación más generalistas, pero también por la falta de interés del público. Además, parte de las personas expertas entrevistadas pone el foco en los problemas comunicativos del sector y afrontan con autocrítica la escasamente efectiva política de comunicación de la industria.

Según todos profesionales del sector industrial encuestados, es necesario un aumento cuantitativo de la cantidad de información que se ofrece al público. Esta opinión es compartida independientemente del nivel de industrialización de la provincia en la que se ubican o de cualquier otra cuestión socioeconómica o demográfica. Hay, pues, una gran unanimidad al respecto.

Además de los medios de comunicación se mencionan en las entrevistas otros canales adecuados para trasmitir este tipo de información:

  • La propia industria debería ser una fuente de información clave para el sector. Desde que las acciones de marketing se convirtieron en parte fundamental de las empresas, los sectores económicos tienen cierta capacidad de transmitir a la población la imagen acerca de sí mismos que quieran.
  • Los centros educativos: sin ser un medio de comunicación, son de vital importancia a la hora de transmitir conocimiento. Utilizando una valiosa visión a largo plazo, en las entrevistas a expertos se menciona en alguna ocasión la idoneidad de actualizar la información que se ofrece en los colegios e institutos sobre la industria, como medio para intentar que se transmita correctamente su importancia a nivel social y económico.

Con todo el material analizado, el informe de 116 páginas señala que la cultura industrial en España es casi nula. Precisamente, en las entrevistas se apunta a que la falta de un sector industrial potente genera en sí mismo una falta de cultura industrial, ya que esta es una externalidad positiva de la propia industria. Es decir, en opinión de las personas expertas del sector, la cultura industrial aumenta de una forma directamente proporcional al tamaño del sector industrial de la zona.

“Si la industria va reduciendo su presencia en Europa, esta irá, en consecuencia, perdiendo cultura industrial, lo que traería consigo una serie de consecuencias muy graves para el sector”, asegura el documento. Consecuencias como la falta de apoyo al talento y a la vocación, la falta de apoyo social y la falta de una estrategia pública que sea “conjunta, estable, clara y a largo plazo”.

Descarbonización industrial
Descarbonización industrial

Conclusiones de la percepción de profesionales y expertos

  • El sector industrial es un elemento estabilizador de las economías, generando riqueza y empleo de calidad. Además, actúa como catalizador de otros sectores, como el sector servicios.
  • El sector industrial viene constatando una paulatina decadencia en los últimos años. Esta evolución negativa está causada por una falta de estrategia clara, conjunta y a largo plazo de apoyo al sector.
  • Una de las características principales de las empresas industriales españolas es su reducido tamaño. Una amplia mayoría de las empresas que conforman el sector son micropymes lo que desencadena una serie de problemáticas como dificultades de adaptación a la industria 4.0.
  • La calidad del producto español es buena, pero no está lo suficientemente valorada.
  • En comparación con otros países de la Unión Europea la industria española no es tan competitiva como debería.
  • La industria 4.0 se está implantando lentamente en el territorio español, una de las principales dificultades es conseguir realizar esta transformación digital en las empresas de menor tamaño.
  • El empleo que genera la industria es, en general, de calidad, bien valorado y estable. Las principales excepciones a estas características se deben al tamaño de la empresa, al sector industrial y a la tecnificación de cada puesto.
  • Las recientes crisis económicas han puesto de manifiesto la necesidad de reducir la deslocalización industrial y mantener un sector industrial estable que sea capaz de autoabastecer al país en caso de necesidad, como ocurrió durante la pandemia.
  • En cuanto a la sostenibilidad y la descarbonización, se considera que el sector industrial lleva años ateniéndose a medidas que buscan reducir el número de emisiones y, en definitiva, el impacto ambiental en todos los sentidos.
  • El futuro ideal que dibuja el sector pasa por un incremento en el número de empresas y a la vez, en su tamaño, una apuesta conjunta por la digitalización que aumente la competitividad del sector y una reducción drástica de la deslocalización.
  • El sector considera que el conocimiento de la población sobre la industria y su idiosincrasia es bajo, principalmente por un deficiente trato de ésta en los medios de comunicación generalistas.
  • Los factores que, según el sector, valoraría la población para aceptar o descartar la apertura de una industria en sus municipios, son: creación de empleo, peligrosidad de la industria, tipo de sector industrial y el potencial de contaminación medioambiental.
  • Se percibe una falta de cultura industrial. Sin embargo, se señala que en las zonas en las que existe una mayor tradición industrial, existirá una mayor cultura industrial. Es decir, la existencia de industria genera conocimiento que a su vez crea una cultura industrial que desembocará en un mayor apoyo a la industria.
  • Sin cultura industrial no habrá un apoyo al talento ni apoyo social, lo que se traducirá en un menor apoyo público.
  • La vía más adecuada para mejorar la cultura industrial en España parte de una correcta divulgación sobre las bondades del sector.

Recomendaciones del estudio

  1. Educación
    1. Mejorar las herramientas y recursos pedagógicos existentes en cuanto a contenidos relacionados con el sector industrial.
  2. Divulgación
    1. Acercar la industria al público más joven y fomentar su curiosidad sobre los distintos procesos industriales.
    2. Diversificar los canales de información y adaptarlos en función de contenidos y destinatarios.
  3. Patrimonio industrial
    1. Transformar la arquitectura y los espacios industriales convirtiéndolos en puntos de interés sociocultural, turístico y medioambiental.
    2. Retratar y transmitir la historia industrial del país.
  4. Marca España
    1. Visibilizar y poner en valor la calidad y la innovación del sector industrial.
    2. Divulgar los casos de éxito de empresas industriales españolas.
  5. Empleo
    1. Promover la eliminación de prejuicios y estereotipos existentes con información real de las características del empleo y de las medidas de protección adoptadas por la industria.
    2. Difundir las características de la demanda de empleo del sector a través de diferentes canales.
  6. Medioambiente
    1. Divulgar las medidas y resultados puestos en marcha por las industrias para mitigar su impacto ambiental
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