La nueva norma pretende dar respuesta a la conocida como crisis de los semiconductores que está afectando a una amplia gama de sectores. En automoción la producción disminuyó en un tercio en algunos Estados miembros en 2021, lo que puso aún más de manifiesto la extrema dependencia mundial de la cadena de valor de los semiconductores respecto de un número muy limitado de actores en un contexto geopolítico complejo. También mostró la importancia de los semiconductores para el conjunto de la industria y la sociedad europeas.
La Ley de Chips de la UE se basará en los puntos fuertes de Europa (organizaciones y redes de investigación y tecnología líderes en el mundo, y una multitud de fabricantes pioneros de equipos) y pretende subsanar las deficiencias pendientes. También fomentará un sector de los semiconductores, desde la investigación hasta la producción, y una cadena de suministro resiliente. Movilizará más de 43.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas y establecerá medidas para prevenir, preparar, prever y afrontar con rapidez cualquier perturbación futura de las cadenas de suministro, en colaboración con los Estados miembros y nuestros socios internacionales.
La Ley Europea de Chips tiene como objetivo garantizar que la UE disponga de las herramientas, competencias y capacidades tecnológicas necesarias para convertirse en líder en este ámbito más allá de la investigación y la tecnología en materia de diseño, fabricación y embalaje de chips avanzados, a fin de garantizar su suministro de semiconductores y reducir su dependencia.
Sus principales elementos serán los siguientes: la iniciativa Chips para Europa mancomunará recursos de la Unión, de los Estados miembros y de terceros países asociados a los programas de la Unión existentes, así como del sector privado, a través de la «Empresa Común Chips» mejorada resultante de la reorientación estratégica de la Empresa Común para las Tecnologías Digitales Clave existente. Se asignarán 11.000 millones de euros para reforzar la investigación, el desarrollo y la innovación existentes; garantizar el uso de herramientas avanzadas de semiconductores, líneas piloto para la creación de prototipos, ensayos y experimentación de nuevos dispositivos para aplicaciones innovadoras en la vida real; formar trabajadores, y fomentar una comprensión profunda del ecosistema y la cadena de valor de los semiconductores.
Un nuevo marco para garantizar la seguridad del suministro gracias a la atracción de inversiones y la mejora de las capacidades de producción, algo muy necesario para que prospere la innovación en nodos avanzados y chips innovadores y eficientes desde el punto de vista energético. Además, un Fondo de Chips facilitará el acceso a la financiación de las empresas emergentes para ayudarlas a madurar sus innovaciones y atraer inversores. También incluirá un mecanismo de inversión de capital en semiconductores al amparo de InvestEU para apoyar a las empresas emergentes en expansión y a las pymes, y facilitar su expansión en el mercado.
Un mecanismo de coordinación entre los Estados miembros y la Comisión para supervisar la oferta de semiconductores, calcular la demanda y adelantarse a las penurias. Hará un seguimiento de la cadena de valor de los semiconductores recopilando información clave de las empresas para cartografiar las principales deficiencias y cuellos de botella. Diseñará en colaboración una evaluación común de crisis y coordinará las medidas que deban tomarse a partir de un nuevo conjunto de instrumentos de emergencia. También reaccionará conjuntamente de forma rápida y decidida, haciendo pleno uso de los instrumentos nacionales y de la UE.
La Comisión también propone una Recomendación a los Estados miembros como instrumento de efecto inmediato para poner en marcha el mecanismo de coordinación a fin de empezar sin demora. Esto permitirá debatir y decidir ya medidas oportunas y proporcionadas de respuesta a las crisis.