¿Cuál es el valor de Paquita Ors frente a las grandes corporaciones de la cosmética?
Somos una pequeña empresa familiar y “empresa familiar” significa “historia de amor”: enamorados de una forma de ver las cosas, de un sistema de trabajo, de una idea, y siempre que uno está enamorado quiere seguir estándolo y haciendo cosas con la persona amada. Por eso los empresarios al frente de empresas familiares no nos jubilamos nunca y pasamos por encima de todo tipo de dificultades porque siempre te merece la pena, como merece la pena recorrer miles de kilómetros para estar con la persona que quieres. Cuando estás con muchos de los grandes empresarios de Aragón de la Asociación Empresa Familiar, y los ves con ojeras y cansados, piensas: esto efectivamente no se hace por dinero, sino por amor; gente que tiene 4.000, 11.000 empleados y que siguen en la brecha porque cree en esta forma de hacer las cosas que para nosotros es la buena.
¿El último gran desafío que ha enfrentado Paquita Ors?
La transmutación digital. A mí me gustan mucho dos cosas: la investigación, las líneas de desarrollo, ver que hay una planta en Corea que puede ir bien para un problema de piel, traerla, potenciarla a través de su extracto… y luego está el trato con la gente, la prescripción personal, y eso requiere cercanía. El tema digital es muy cómodo para otras cosas, hacer teleconferencias o traer una planta del Tibet en unos días, pero el contacto directo como lo hemos vivido en Paquita Ors a lo largo de casi 40 años no es igual.
Ahora nos estamos desarrollando en cosmética oncológica porque cada vez hay más mujeres, y muy jóvenes, afectadas por cáncer de mama, y la quimioterapia produce muchas alteraciones en la piel, además de la angustia del diagnóstico y el tratamiento. Ahí es muy bonita y emocionante la interacción con una persona que necesita apoyo y atenderla directamente. Por eso el gran reto es cómo lograr a través de Internet esa cercanía que tiene la empresa familiar y la pequeña empresa, al tratarse de un medio más frío y distante, y lograr a través de la red acercarte a los pequeños detalles, que lo son todo en la vida.
Sin embargo, Internet ha tenido gran impacto en su expansión.
A parte de los puntos de venta físicos que tenemos, no cabe duda de que es un canal que nos hace crecer mes a mes y en el último lo hemos hecho en un 13%. Además, como digo, podemos ver a pacientes a distancia, como uno de mis clientes que se ha trasladado a Filipinas y puedo hacer el seguimiento de las personas a las que trato y ver cómo le sienta el cambio a su piel en el nuevo destino y seguir ayudándolas; pero hay limitaciones físicas, porque las cámaras aún no tienen el mismo nivel de calidad que el ojo humano y mucho más para analizar el pelo. Pero estoy seguro de que la calidad de las cámaras irá mejorando y eso será determinante.
¿Qué significado tiene para su empresa la palabra sostenible?
Hemos sido sostenibles antes de que la palabra existiera como la conocemos ahora. Ya mi padre, en las primeras fórmulas que hacía en una farmacia de Valencia de los años 50 y en un país muy pobre, lo que trataba es que fueran efectivas y baratas. Para ello cogía plantas de la huerta valenciana, que más sostenible que eso no hay nada. Nosotros siempre tratamos de encontrar los productos que utilizamos en la enorme riqueza natural y vegetal que hay en el mundo mediterráneo, pero también en China, en América del Norte o Corea, por poner algunos ejemplos. Vivimos en un mundo muy rico de posibilidades, de aceites vegetales, de plantas, de extractos, de materias grasas que tenemos al ladito y eso nos permite ser muy sostenibles, además de usarlos de forma orgánica. Y cuando se trata de sitios exóticos como Ceilán o Honduras llevamos a cabo colaboraciones con organizaciones que hacen formación en pequeños poblados donde crecen. De esta manera, ayudamos a estas aldeas perdidas a ser sostenibles porque, al principio, estas plantas que funcionan muy bien son recogidas por los niños y las mujeres sin tener un gran impacto en su economía, pero si la planta tiene una repercusión hacen falta muchas y esta mayor plantación cambia el ecosistema y la planta pierde propiedades. De ahí la importancia de estas organizaciones que enseñan a cultivar pequeños lotes de plantas sin que se rompa el ecosistema, lo que contribuye a que la planta no pierda sus propiedades y ellos disfruten de una parte importante de sus recursos, además de concienciar de la necesidad de proteger los ecosistemas de sus bosques, su páramo o su sabana.
En esa cosmética de kilómetro cero en la que se centran especialmente, ¿qué papel juega el Huerto de la Media Legua?
A mí de siempre me han gustado mucho de los jardines y mi padre cultivó rosas hasta conseguir la rosaleda más grande de España en variedad, más de dos mil, que nosotros utilizamos para hacer agua de rosas. De la rosa canina, que en realidad es un rosal silvestre, hemos hecho híbridos más potentes que permiten la extracción más eficaz para los aceites esenciales, pues sigue siendo muy efectiva para la piel. Y aquí en Zaragoza, donde el clima es muy duro, los rosales se dan muy bien porque no dejan de ser una zarza.
Paquita Ors también demuestra que lo semi artesanal y la innovación pueden y deben ir de la mano. ¿En qué se basa su innovación?
Por ejemplo, fuimos pioneros en la cosmética vegana y precursores en el diagnóstico por Internet. Como tenemos contacto directo con los clientes conocemos sus necesidades y sus problemas. Abrimos nuevas líneas de investigación desde el estudio y modificación de los biorritmos de la piel a los cambios en su electricidad, modificaciones de los mediadores neurológicos o abordamos el fotoenvejecimiento que, con el tratamiento debido, es reversible, siempre que estés antes del punto de no retorno. Yo he llevado durante muchos años las campañas de protectores solares en las farmacias y hemos conseguido que del 70% de los españoles que no usaba fotoprotector ahora sólo sea el 30%. Además, dentro del mundo vegetal hay que saber que una planta a lo mejor tiene doscientas moléculas, pero a nosotros solo nos interesa una y hacemos la extracción pura de esa molécula. Eso es lo que hace que nuestros productos sean muy potentes y se vendan con el boca a boca. Trabajamos con mucha honestidad y lo que hacemos se ve.
Desde su empresa apelan a un sistema de trabajo humanístico, porque está “hecho a la medida humana”. Por favor, explíqueme este aspecto.
Hay un viejo dicho en medicina que dice que no hay enfermedades, hay enfermos. El estrés por ejemplo no afecta a todos por igual y, de repente, alguien lo somatiza en la piel. Hoy con la piel podemos hacer lo que queramos. Pero primero hay que ver a la persona y conocer cosas de su vida para intentar comprender lo que está pasando. Hay infinidad de situaciones que cambian tu vida y cambian tu piel. La piel es ella o él y su circunstancia, y ese contexto es importante conocerlo para aplicar un tratamiento u otro. Ése es el secreto de nuestro éxito: un trabajo hecho a la medida humana.