Las empresas biotecnológicas tienen como objetivo mejorar las condiciones de vida de las personas y, además, “la salud es una de las mayores prioridades para los ciudadanos europeos”, dijo, citando datos del Eurobarómetro de 2018. “Los ciudadanos buscan tratamientos eficientes, seguros y personalizados”, agregó.
Castellón dibujó un panorama muy realista de un sector fundamental para el crecimiento económico, para la generación de empleo de alta cualificación. “La Comisión – dijo – considera que la biotecnología y las ciencias de la vida contribuyen de manera decisiva a modernizar la industria europea”.
En este sector, España “progresa adecuadamente”, pero la situación es “muy mejorable”, destacó Castellón, quien tiene una amplia experiencia pues no en vano fue subsecretario de Sanidad en el Gobierno. Para detallar el estado de la industria biotecnológica, Castellón ofreció una serie de datos gráficos muy interesantes sobre volumen total de inversiones, incluyendo las de origen extranjero, resultados, empleo, número de compañías… El sector, subrayó, es “especialmente dinámico” en el conjunto de la economía española, pero “estamos en la Europa de las dos velocidades y el número de compañías es constante y no ha variado desde 2012”. En resumen: “No conseguimos que haya una consolidación importante del sector biotecnológico”.
Con respecto al impacto del COVID-19, Castellón destacó el “impulso a la inversión tecnológica”. Según Morgan Stanley, la expectativa para finales de 2022 es de un crecimiento total global del 121% en el conjunto de la inversión, con respecto a la situación previa a la pandemia. En el sector biotecnológico español la inversión ha subido un 50% entre 2019 y 2020, lo que constituye un “empujón fuertísimo”, añadió.
Después de citar la “hipótesis de la reina roja” que viene a decir que “para quedarte donde estás tienes que correr los más rápido que puedas. Si quieres ir a otro lado, deberás correr por los menos dos veces más rápido” para hablar de evolución, Castellón lanzó un mensaje final diáfano: “Sí, necesitamos por parte del Gobierno del Estado y de las Comunidades Autónomas, y del sector privado un impulso mucho más contundente, radical, continuado para tener una economía competitiva, basada en el conocimiento y en la innovación”.