Todos los ponentes que intervinieron coincidieron en que esa interrelación es complicada y que es preciso trabajar más duro en mejorarla. El director de Valorización de Ciencias Exactas y Aplicadas de la Universidad de Amberes (Bélgica), Bram Verbinnen, ha subrayado la dificultad que sigue existiendo a la hora de poner los desarrollos en el mercado, es decir, en la industria para que los proyectos sean escalables. No solo se trata de empujar en el área del conocimiento sino también de conocer que quiere la sociedad, ha venido a decir el especialista llegado de Flandes.
Aunque Hugo Barros, coordinador de la División de Emprendimiento y Transferencia del Conocimiento de la Universidad del Algarve (Portugal), ha admitido que la situación “es mucho mejor que antes”, ha señalado que aún “queda un gran trabajo por hacer”.
“Hay que trabajar más duro tanto en el contexto actual”, ha reconocido Salvador Coll Arnau, vicerrector de Innovación y Transferencia de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), quien ha recordado que existe cierta coordinación metodológica en el marco de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y de las Oficinas de Transferencia del Conocimiento dependientes del Ministerio de Ciencia e Innovación. “La industria contrata cada vez más I+D de la universidad, pero hay que ser más incisivos”.
Enrique Márquez, vicerrector de Transferencia, Empresa y Transformación Digital de la Universidad de Málaga, ha destacado que “uno de los grandes retos es acercarse a las empresas y convertirnos en la puerta de los grupos de laboratorio” para hacer tejido industrial e hilvanar el ecosistema.
La visión latinoamericana de estos desafíos corrió a cargo de Andrea Catalán, directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Universidad de Concepción (Chile), para quien la adquisición de “equipamiento altamente específico es un problema”.
¿Cómo se consigue el diálogo en el entorno industrial? y ¿cómo se afronta el reto de los nuevos talentos?, ha preguntado Suárez al plantel de ponentes.
“Hay que tener las empresas dentro de la universidad”, ha remarcado Barros a modo de respuesta. Coll se ha detenido en “la crisis de vocaciones que vive Occidente” y ha apuntado a la educación primaria para solucionar ese problema pues, en su opinión, “la gente huye de la ciencia y la tecnología”. La delegada chilena ha propuesto recortar los estudios de Ingeniería, porque seis años son muchos para los jóvenes a quienes ha recomendado “aprender a aprender”. El representante belga, por su lado, se ha mostrado completamente de acuerdo con las declaraciones de sus colegas.