Según el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, “para mejorar la competitividad y sostenibilidad de la industria agroalimentaria hace falta invertir en investigación e innovación, tanto en nuevos alimentos y procesos, como en la mejora de la seguridad alimentaria, y este PERTE ayudará a conseguirlo. Y tengo que destacar que en la mayoría de las comunidades autónomas se han presentado proyectos muy innovadores por lo que estamos muy satisfechos con la ejecución de las ayudas”.
Para Hereu hay que tener en cuenta que “la industria alimentaria está localizada en las zonas rurales. Más del 70% de la producción agrícola y ganadera se transforma a través de ellas. Por tanto, si la industria alimentaria está modernizada y tiene futuro, el sector primario, el sector rural, también lo tendrá”.
El PERTE agroalimentario, está formado por tres ejes. “El primer eje de apoyo a la industria alimentaria; el segundo, en la digitalización del sector el último eje en I+D+i en el ámbito agroalimentario”. Y cada eje está gestionado por un ministerio: Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; y Ministerio de Ciencia e Innovación. “Está previsto que genere un impacto en la economía de 3.000 millones y una creación neta de 16.000 empleos”.
Con este PERTE se pretende “fomentar el empleo de calidad del sector agroalimentario –sobre todo en el medio rural, donde el tejido empresarial agroalimentario tiene mayor presencia-, fortalecer su competitividad y rentabilidad –con medidas enfocadas a la automatización de procesos, sensorización de procesos o sistemas de aprovisionamiento sostenibles-, así como la vertebración del medio rural –este PERTE tendrá efecto arrastre por su capacidad para desarrollar su actividad en zonas lejanas a núcleos urbanos, atrayendo empleo y servicios colaterales (transporte y restauración), y actuará como generador socioeconómico del entorno rural”.