Moderados por José Luis Costa-Kramer, director del Instituto de Micro y Nanotecnología, Víctor Mayoral, fundador de Acceleration Robotics, Jon González, Manager de Innovación de Clue Technologies, y Juan Carlos López, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, miembro del Comité de Expertos del PERTE Chip han ofrecido su particular opinión sobre esa cuestión controvertida.
López ha remarcado la enorme importancia de la estrecha colaboración entre la industria y la academia. Esta última aporta mucho tanto en la fabricación, en los nuevos materiales y en los equipos de diseño que existen en muchas universidades españolas. “Para mí, hoy por hoy, a corto plazo, aumentar el ecosistema es importante”, ha dicho. La parte del diseño es la más madura y la que puede dar servicio a toda la industria a nivel transversal, ha estimado. La búsqueda de una gran firma que fabrique en España no es fácil, pero también debe ser una obsesión, ha declarado el catedrático, ni un fracaso si no se encuentra. En otros ámbitos, como la fotónica, también se está trabajando para ello. “No me preocuparía en exceso”. Además, la fábrica de chips no estaría montada hasta dentro de cuatro años. “Hay que asumir que este proceso es lento; lo que hay que hacer es iniciar el camino con determinación”, ha agregado.
Mayoral, por su lado, ha considerado un tanto exagerada el ansia por traer una fábrica a territorio español. “Honestamente, mi percepción como tecnólogo es que las circunstancias internacionales de los semiconductores están demasiado entrelazadas. Creo que es poco optimista conseguirlo; creo que es una oportunidad fallida no centrarnos en nuestras fortalezas”. Menos querer crear cosas que quizás no tengan sentido y más reforzar lo que realmente tenemos y donde somos fuertes.
González se ha mostrado completamente de acuerdo con esos argumentos. Después de indicar que España tiene un talento reconocido a nivel internacional en el campo del diseño de chips, ha dicho que las foundries (fábricas) no deberían ser el foco de atención. “Hay que nutrir el talento nacional y no tanto en traer a Intel sino en crear un Intel aquí”, ha pedido.
Las foundries, es decir, las empresas expertas en producción a gran escala forman parte de la cadena de valor de los semiconductores, pero no son el único eslabón. También están las fabless, encargadas del diseño de chips a través de un proceso continuo de innovación. Y los OAST, las empresas subcontratadas especializadas en la prueba y encapsulado de los semiconductores. Y finalmente, los integradores tecnológicos que se encargan de incorporar los semiconductores en los productos finales, por ejemplo, un electrodoméstico.
“Una pequeña fábrica de semiconductores sería un excelente comienzo”, ha manifestado el director del Instituto de Macro y Nanotecnología.
El representante de Acceleration Robotics, finalmente, ha señalado que siendo la robótica el arte de integración de sistemas y que los robots para trabajar más rápido necesitan cómputo más rápido y chips dedicados a la robótica, “en la mayoría de los casos reutilizamos semiconductores de otras industrias”.