Qué es Ineustar?
Ineustar es la Asociación Española de Industria de la Ciencia. Una asociación privada, sin ánimo de lucro, creada y formada por empresas que trabajan para grandes instalaciones científicas en todo el mundo. Se fundó en 2010 por un grupo de empresas que empezó a trabajar de manera recurrente principalmente en Europa, sobre todo a través de la contribución española, con el objetivo de fomentar un sector que no existía. Por aquella época la industria y la ciencia no se conocían como tal. A día de hoy contamos con un sector que ya está estructurado suficientemente y maduro.
¿Qué grado de colaboración actualmente existe entre la industria y el mundo científico-tecnológico?
Prefiero no poner un adjetivo como tal. Creo que era algo vagamente existente hace un tiempo y es algo que cada vez está mejorando más y estamos en un momento razonablemente bueno. En los últimos tres o cuatro años ha habido un cambio en cuanto a la colaboración entre industria y academia. Hay ciertos institutos que han tenido una sensibilidad especial hacia el mundo de la industria. Es el caso de CIEMAT, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) que, desde los orígenes del sector, desde el TJ-II, tuvo muy en cuenta que, para que las inversiones en ciencia y en tecnología tuvieran sentido, hacía falta que se traccionase a una industria que acompañara a esas inversiones. Era algo que se daba de manera puntual. Ahora esa sensibilidad de colaborar con las empresas ya se da en casi todos los institutos. Aun faltan cosas por hacer. Nos falta por entender las visiones de los dos mundos, es decir, la parte de la academia debe entender qué es la empresa, qué objetivos tiene y cómo puede retornar la inversión en ciencia a través de la industria. Y también las empresas deben terminar de entender para qué sirven los experimentos que se hacen.
¿Qué es el TJ-II?
El Laboratorio Nacional de Fusión, en los años 90, arrancó la concepción de un stellarator -el TJ-II- para avanzar en el conocimiento sobre la actividad del plasma y tecnologías relacionadas con la fusión. Con una inversión relativamente humilde se hizo una apuesta a nivel país muy potente para que una parte de ese stellarator, que es un tipo de reactor de fusión, con una estructura compleja, y tecnológicamente avanzado, se hiciese a través de empresas españolas. Se creyó en esas empresas y a día de hoy empresas que son referentes y lideres a nivel europeo dieron sus primeros pasos de la mano de CIEMAT.
¿Qué le piden a la Administración central? ¿Cómo colaboran con el CDTI?
Somos un sector relativamente humilde, que factura al año unos 700 millones de euros. La verdad es que estamos contentos con el trato que nos dan desde la Administración, desde el Ministerio de Ciencia, que es muy sensible no solo hacia la ciencia sino también hacia la parte de la industria de la ciencia; desde el departamento de las ICTS, las Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares, desde la parte de las internacionalización de la ciencia y desde el propio CDTI, porque, a pesar de nuestros fallos, son conscientes de que somos un sector estratégico que permite llegar a otros sectores más masivos. ¿Qué le pedimos a la Administración pública? Que mantengan ese apoyo por el sector, que sigan confiando y que demos ese salto de calidad que requiere el sector. No estamos en un momento de crecimiento, estamos en un momento de efervescencia en cuanto al sector de la industria de la ciencia en Europa. Y por suerte las empresas españolas estamos en una posición muy positiva, con grandes proyectos altamente tecnológicos en instalaciones punteras en todo el mundo. Por suerte compitiendo cara a cara con los alemanes, los italianos, los franceses.
Que piensen en un programa específico para la industria de la ciencia. Hasta ahora siempre nos hemos apoyado en programas más genéricos del tipo Misiones u otras convocatorias estándar; en los orígenes, CDTI nos apoyó en 2012-2013 con una convocatoria propia de industria de la ciencia. Ahora estamos en otro momento, aquel era el de arranque y ahora estamos en el paso de un sector joven a maduro. Eso nos puede ofrecer otro impulso específico para la industria de la ciencia.…
¿En qué otros proyectos científicos destacables participan las empresas españolas?
Afortunadamente, las empresas españolas están presentes en casi todos los grandes proyectos científicos del mundo, con sistemas y componentes fabricados y diseñados por ellas. Al margen del CERN, donde existe una contribución española equivalente a nuestro PIB en Europa. Entre un 7% y un 8% del CERN sale todos los años del Ministerio de Ciencia. Y afortunadamente retornamos en contratos más de lo que nos corresponde. El CERN es un ejemplo. A día de hoy, la mayor instalación científica de Europa basada en aceleradores es la instalación de fuente de neutrones de Lund (Suecia), la European Spallation Source (ESS), y el primer país en volumen de contratos es España.
En la parte de fusión el proyecto estrella es ITER, donde ya se han invertido 20.000 millones de euros, y el segundo país allí en mayor volumen de contratos, predominantemente tecnológicos, es España, solo por detrás de Francia, que es el anfitrión y que ya solo con la obra civil se lleva el mayor volumen.
También en fusión, y gracias al papel del CIEMAT y el apoyo de las empresas, hemos sido capaces de traer a España el IFMIF-DOMES, una instalación crítica en el camino de la fusión. Después de ITER, vendrá la demo de las diferentes familias de los reactores de fusión, pero la demo no se podrá construir si antes no se validan los materiales de su construcción y esos materiales se validarán en IFMIF-DOMES. Se está construyendo en Granada.
Y por terminar con los tres sectores que tenemos en la industria de la ciencia: aceleradores, fusión y parte de la astronomía y ciencias del espacio; a día de hoy el mayor telescopio óptico del mundo en operación está en las Canarias. No solo está en suelo español, sino que ha sido diseñado por científicos y tecnólogos españoles y construido en más de un 60% por empresas españolas.
Son tres ejemplos de tres grandes instalaciones de referencia en los tres segmentos donde estamos muy bien posicionados.
¿Por qué solo habla de esas tres áreas de conocimiento? ¿Por qué no se ocupan de otros?
Probablemente por la participación de España en grandes laboratorios europeos. Es verdad que somos un sector peculiar donde muchos de los experimentos científicos requieren inversiones muy grandes. Estamos hablando de miles de millones de euros que no son solo inversiones públicas sino también multinacionales. Por ejemplo, en ITER participan 35 países. Es lo habitual. Eso implica que cada país contribuye con un porcentaje. Donde España contribuye tenemos unas posibilidades de recuperación de la inversión. Por lo tanto, son un tipo de instalaciones en las que este sector puede capacitarse para ir a otras en el resto del mundo. Los grandes experimentos científicos donde participa España están relacionados con esas tres áreas.
¿Qué grado de colaboración mantienen con la Agencia Espacial Europea (ESA)?
Como asociación, la parte de espacio la tocamos de manera transversal, solo en el aspecto de ciencias del espacio, lo que son misiones espaciales que llevan a cabo ciencia, porque ya existen otras asociaciones empresariales de plataforma del espacio. Es un sector creciente. No sólo con la ESA, sino directamente con CDTI en la contribución española al espacio. Y ahora lo haremos con la Agencia Espacial Española. Estamos hablando con otras asociaciones sectoriales para trabajar conjuntamente, nosotros desde la parte de la instrumentación científica que se emplea en el espacio. En España, afortunadamente, también tenemos capacidad de desarrollar plataformas (satélites) o plataformas de lanzamiento.
¿Es suficiente el actual grado de transferencia de conocimiento? ¿Qué se puede hacer para aumentar ese grado y que llegue de verdad a la sociedad?
Ese es otro de los ámbitos en los que se está trabajando más en los últimos años, pero queda muchísimo camino por recorrer todavía. Creo que tenemos en nuestro sector un ejemplo de colaboración entre industria y academia, donde la transferencia se puede dar de la manera más natural, porque nuestros propios clientes son las instalaciones científicas. Ya estamos viendo cómo la relación que se da entre cliente y proveedor, y gracias al conocimiento que se da en los proyectos conjuntos, hace posible que el cliente nos acompañe en ofertas de instalaciones fuera de España. Por ejemplo, los sistemas que estamos desarrollando para la contribución española a la instalación de neutrones de Lund a través de la ESS Bilbao. El que era nuestro cliente ahora es nuestro proveedor, subcontratando ciertas capacidades que tienen ellos para poder ir a licitaciones internacionales.
Hay dos cosas que pueden hacer falta y ayudar. Lo primero es conocernos. Las empresas creemos que nos conocemos mutuamente, que sabemos qué capacidades tienen los institutos tecnológicos españoles. Y viceversa. Y la realidad es que no nos conocemos tan bien. Una de las cosas que podemos hacer son eventos, foros como el que hicimos en Granada, que permiten conocer, charlar y establecer una relación cercana que permita de verdad saber qué selo lo que realmente sabe el otro, y no imaginárselo.
Y la segunda es contar con incentivos que ayuden a retener el origen de esa transferencia. El Ministerio de Ciencia tiene, como uno de los objetivos de la legislatura, la transferencia de tecnología. La ministra Diana Morant lo ha dicho. Y ha creado un Dirección General nueva, dirigida por Elisa Rivera, que se ocupa de Transferencia de Conocimiento. Se trata de establecer programas que incentiven a la academia a colaborar con la industria. Nuestro sector, por esa cercanía a los institutos tecnológicos, puede ser un buen piloto al respecto.