JORNADA

El sector industrial reclama una transformación hacia fábricas más flexibles, seguras y sostenibles ante la inestabilidad global

La jornada “Ciberplanta: competitividad industrial en escenarios inciertos”, organizada por Sisteplant y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), concluyó con un mensaje inequívoco: el futuro de la industria pasa por transformar la incertidumbre económica, geopolítica y energética en una oportunidad estratégica.

La clave, coincidieron los ponentes, reside en evolucionar hacia plantas industriales inteligentes, flexibles, humanas y seguras, capaces de aprovechar la tecnología no como un fin, sino como una herramienta para garantizar la rentabilidad, la sostenibilidad y la resiliencia.

“El camino hacia la ciberplanta no va solo de tecnología; es un error grave entenderlo así. Esto es una transformación integral de las organizaciones”, advirtió David López, CEO de Sisteplant, durante su intervención central. “La tecnología no es un fin, sino un instrumento para alcanzar los objetivos de negocio. Las empresas que lo comprendan serán las que sobrevivan y ganen competitividad”, sentenció.

La “ciberplanta”, concepto con el que Sisteplant busca trascender las modas de la “industria 4.0” o “5.0”, se presenta como una fábrica inteligente donde convergen la automatización avanzada, la inteligencia artificial, la sensórica, la analítica de datos, el aprendizaje automático y la ciberseguridad industrial. Pero más allá de la infraestructura tecnológica, López insistió en el factor humano: “La ciberplanta es humana, predictiva, segura y digital. La tecnología debe servir para ampliar el conocimiento de las personas, no para sustituirlo”.

La tecnología como medio, no como fin

López alertó de los riesgos de las “burbujas tecnológicas” y de adoptar soluciones “por moda” sin una estrategia de negocio clara. “La adopción tecnológica debe hacerse con cerebro, entendiendo que cada decisión técnica tiene impacto financiero, operativo y humano. Todo está relacionado con todo”, recalcó. En esa línea, subrayó la importancia de mantener los fundamentos del lean manufacturing, eliminar el desperdicio y garantizar la fiabilidad de los sistemas digitales, “porque la planta del futuro dependerá tanto de sus robots como de la robustez del software que los coordina”.

El directivo detalló que Sisteplant trabaja en un modelo integral de transformación que define las prioridades estratégicas de cada compañía antes de invertir en tecnología: “No es lo mismo transformar una planta para ser la más rápida que para ser la mejor en calidad. Los fines determinan los medios”.

La hiperintegración de sistemas, la combinación entre automatización y artesanía, y la inteligencia equilibrada —que combina inteligencia artificial, humana y emocional— son, según López, los pilares de esa nueva industria. “La información será la materia prima esencial de la ciberplanta. Los datos serán tan valiosos como el acero o el papel”, afirmó.

El CEO de Sisteplant comparó la gestión de la transformación industrial con “resolver un cubo de Rubik”. “Las empresas tienen decenas de proyectos simultáneos sin coherencia entre ellos. Nuestro trabajo es darles sentido, conectar los impactos en calidad, flujos, mantenimiento, costes y personas”, explicó. Para López, el mayor error es “automatizar el desperdicio”, una advertencia que refleja la necesidad de revisar los procesos antes de robotizarlos.

En el plano tecnológico, enumeró las herramientas que marcarán el futuro industrial inmediato: robótica colaborativa y autónoma, fabricación aditiva, gemelos digitales, visión artificial, computación en la nube, sensores IoT, Edge Computing e inteligencia artificial aplicada al mantenimiento predictivo y la calidad. Todo ello, apuntó, exige “una ciberseguridad sin fisuras” y una nueva generación de profesionales cualificados.

Resiliencia, talento y sostenibilidad en un entorno volátil

La jornada culminó con una mesa redonda en la que participaron representantes de Talgo, Repsol, Aernnova y Smurfit Westrock, cuatro gigantes de sectores estratégicos —transporte ferroviario, energía, aeronáutica y embalaje— que coincidieron en la necesidad de reforzar la resiliencia y la adaptación ante las crisis de suministro, las tensiones geopolíticas y la transición energética.

Elena Moral, directora de Estrategia y Transformación de Talgo, destacó que “la geopolítica ha introducido una volatilidad sin precedentes en las cadenas de suministro y en las decisiones de inversión”. A pesar de que el ferrocarril vive “un momento de oro por la descarbonización del transporte”, advirtió que la inflación y los costes energéticos están alterando los márgenes y los contratos a largo plazo. “Hemos tenido que revisar nuestro modelo contractual, introduciendo fórmulas de escalación de precios con la inflación, algo impensable hace unos años”, explicó.

Desde la energía, Siro Rosado Ruiz, asesor técnico en tecnologías emergentes de Repsol, subrayó el papel de la empresa en la transición energética y en el desarrollo de combustibles 100% renovables. “Tenemos el compromiso de alcanzar cero emisiones netas en 2050, pero con hitos concretos: un 15% menos en 2025, un 28% en 2030 y un 55% en 2040”, recordó. Repsol, añadió, está transformando sus plantas de Puertollano y Sines, e impulsando proyectos de hidrógeno verde y electrolizadores en Bilbao y Cartagena. “No se trata solo de cumplir la normativa, sino de garantizar el suministro con sostenibilidad y competitividad”, señaló.

Por su parte, Miguel Ángel Castillo, director de Desarrollo Tecnológico en Aernnova, advirtió de los riesgos que enfrentan los fabricantes aeronáuticos: “El 60% del titanio que usamos viene de Rusia y China. La incertidumbre geopolítica y los altos costes energéticos están afectando directamente a la producción”. Añadió que la regulación medioambiental, aunque necesaria, “obliga a reconfigurar procesos, trasladar operaciones fuera de Europa y equilibrar competitividad con sostenibilidad”. “El sector aeronáutico está aprendiendo a ser resiliente anticipándose, no reaccionando”, resumió.

Desde la industria del papel y el embalaje, Pedro Vidal Falcón, director de Producción en Smurfit Westrock, ofreció una visión complementaria: “La flexibilidad es nuestra forma de resiliencia. Fabricamos embalajes personalizados que cambian con cada campaña: Black Friday, Navidad, primavera. La clave está en adaptarse en tiempo real”. Su empresa, dijo, ha incorporado visión artificial e inteligencia artificial para mejorar la calidad de impresión y optimizar el mantenimiento. “La IA ya corrige los errores de los cabezales de impresión antes de que se rechace una plancha. El sistema se corrige solo”, explicó.

Talento y personas: el nuevo motor industrial

La conversación derivó en un consenso absoluto: sin talento no hay transformación digital. “Podemos tener mucha tecnología, pero sin el uso inteligente de las personas no llegaremos a ningún sitio”, afirmó Elena Moral. La ingeniera de Talgo reclamó reforzar la formación técnica y vocacional: “Tenemos que convencer a las nuevas generaciones de que la ingeniería y la industria son campos apasionantes. La tecnología aumenta nuestras capacidades, no las sustituye”.

En la misma línea, Pedro Vidal explicó el programa “Young Talent” de Smurfit Westrock, que capta jóvenes titulados para formarles internamente en diferentes áreas y proyectos reales. “Mil personas se inscribieron en la última edición. Es fundamental cultivar talento interno porque cuesta muchísimo encontrar técnicos cualificados, especialmente en mantenimiento”, comentó, alertando también de un fenómeno que calificó como “la nueva pandemia”: el absentismo laboral.

Desde Repsol, Siro Rosado destacó la labor de la Universidad Repsol y los convenios con universidades y centros de formación profesional para capacitar a los nuevos perfiles industriales. “Necesitamos cambiar la percepción del trabajo industrial. No es repetitivo ni gris: es un entorno tecnológicamente avanzado donde se innova cada día”, afirmó.

La jornada, celebrada en la sede de la CEOE, cerró con un mensaje de optimismo estratégico. Javier Calderón, director de Empresas y Organizaciones de la confederación, resumió el espíritu del encuentro: “La industria española tiene que apoyarse en la digitalización, la sostenibilidad y el talento para ser más competitiva en un mundo incierto. La ciberplanta no es el futuro: es el presente”.

En un contexto global dominado por la volatilidad, las tensiones geopolíticas y la presión regulatoria, los líderes industriales presentes en “Ciberplanta: competitividad industrial en escenarios inciertos” coincidieron en que la única respuesta posible es la transformación inteligente y humana.
Como concluyó David López: “No se trata de ser los más tecnológicos, sino los más inteligentes en el uso de la tecnología. La ciberplanta es el corazón de esa nueva competitividad industrial”.

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