Belén Linares ha señalado que el desarrollo del hidrógeno renovable está limitado por un entorno regulatorio fragmentado y cambiante: “La innovación se encorseta por la regulación”, advirtió. Ha apuntado que “el 70% de los proyectos europeos aún no ha tomado su FID”, lo que demuestra la dificultad para convertir esta innovación en un negocio escalable. Linares ha reclamado una regulación clara y estable para atraer inversión y lograr “el precio de sustitución frente al combustible fósil”.
Susana de Pablo ha abordado el papel de Enagás como operador de la red de hidrógeno, destacando que “la infraestructura es la que garantiza la seguridad de suministro”. Ha subrayado que el hidrógeno renovable, al depender de fuentes no gestionables como el sol y el viento, requiere almacenamiento y conexión entre centros de producción y consumo. “Por primera vez España puede pasar de ser importador a exportador de energía”, ha declarado, refiriéndose al corredor H2MED, financiado por la Unión Europea.
Maribel Rodríguez Olmo ha relatado cómo Repsol ha asumido la transformación tecnológica desde su posición como mayor consumidor de hidrógeno en la península ibérica. Ha detallado que “los electrolizadores no son una planta y ya”, ya que requieren una red compleja de infraestructuras asociadas como plantas de tratamiento de agua, subestaciones eléctricas y renovables asociadas. “Estamos ante un reto tecnológico en cadena”, ha afirmado, añadiendo que el hidrógeno “debe servir para mucho más que ser una materia prima”.

Sabela Sarandeses ha compartido la experiencia de Iberdrola, que cuenta con tres plantas operativas. “Nuestra recomendación es empezar con proyectos pequeños, controlar todo y luego escalar”, explicó. Ha destacado que la gestión de la energía eléctrica y la existencia de demanda son claves para garantizar la viabilidad de los proyectos: “Sin demanda, un proyecto no tiene sentido”.
Irene Lotero ha mostrado cómo Air Liquide ha evolucionado desde una empresa experta en gases industriales hacia un actor clave en la transición energética. Ha compartido experiencias con plantas de hasta 200 MW y ha defendido una logística híbrida: “El hidrógeno se moverá por ductos y por carretera, según la escala y el uso”. Ha subrayado que la integración con procesos industriales existentes es esencial: “No todo será electrolisis, sino lo que mejor encaje con el modelo de negocio”.
A lo largo de la sesión, los ponentes han coincidido en que la transición hacia el hidrógeno renovable debe apoyarse en decisiones coordinadas entre empresa, gobierno y ciudadanía, con visión de largo plazo y metas técnicas realistas. “Menos ideología y más tecnología”, ha sintetizado Belén Linares, una idea que ha resonado como consenso general. En definitiva, CIBITEC25 ha servido como espacio de reflexión sobre cómo transformar el potencial del hidrógeno en una realidad industrial sostenible y competitiva.