Este contexto en el que confluyen la transición tecnológica, la descarbonización, una regulación cada vez más exigente, los cambios geopolíticos y la ralentización de los mercados globales, sumado al auge de una fuerte competencia internacional, sitúa a la industria de automoción nacional y europea en un proceso de transformación que exige agilidad, innovación y unidad.
Los proveedores de automoción instalados en España continúan demostrando su capacidad de adaptación y compromiso con el futuro, pero necesitan con urgencia un marco estable, predecible y favorable que les permita seguir siendo motor de empleo, innovación y competitividad.
Ante esta situación, Javier Pujol, presidente de SERNAUTO desde el 1 de julio, ha manifestado en un vídeo-comunicado su preocupación por la situación actual del sector, a la vez que lanza un mensaje de confianza y esperanza frente a los desafíos que se presentan: “Vivimos un momento clave para la automoción: lleno de retos, pero también de enormes oportunidades” y añade que “contamos con el talento, la experiencia y la capacidad para liderar este cambio”.
La industria de automoción precisa de medidas concretas y objetivos claros, poniendo en marcha un plan industrial sólido y a largo plazo que sitúe a España como un destino atractivo para la inversión, garantice la autonomía estratégica de Europa y fortalezca toda la cadena de valor de la automoción.
Asimismo, es fundamental contar con un marco regulatorio justo y ordenado, que garantice la neutralidad tecnológica, permitiendo que convivan distintas soluciones en el camino hacia la descarbonización, y dote a las empresas del sector de mecanismos de financiación para acometer con éxito la transición. Igualmente, es esencial poner en marcha incentivos fiscales que impulsen la I+D+i, aseguren la competitividad y consoliden el liderazgo internacional del sector.
En paralelo, también se requieren medidas en el corto plazo para fomentar la demanda de vehículos y acelerar la renovación del parque automovilístico, lo que no solo dinamizará la actividad industrial, sino que también permitirá trasladar a las carreteras las innovaciones tecnológicas que se están desarrollando, favoreciendo así una movilidad más segura, eficiente y sostenible, reduciendo emisiones y mejorando la seguridad vial.
La puesta en marcha de estas medidas exige de esfuerzo conjunto y una estrecha colaboración entre todos los agentes de la cadena de valor de la automoción, con el objetivo de coordinar recursos y generar un impacto real y efectivo en el menor tiempo posible.
En este sentido, Pujol subraya la importancia de unir fuerzas para defender al sector, afirmando que “ahora más que nunca es momento de sumar y actuar coordinadamente. Reiteramos a las instituciones nacionales y europeas la urgente necesidad de apoyar esta industria que tantos empleos genera y poner en marcha medidas que refuercen la competitividad de nuestras empresas para poder afrontar el futuro con garantías”.