“Estamos viendo un mercado que ha crecido de una manera brutal”, ha destacado Gonzalo García-Muñoz, CEO de Iceye en España, subrayando que Europa “está recuperando la distancia” respecto a Estados Unidos.
Moderada por la periodista María Jesús Pereira, la sesión ha reunido a Joaquín Rodríguez, Ceo de Catec; Vicente González, COO y cofundador de Fossa Systems; Gonzalo García-Muñoz, de Iceye; y Borja Portillo, cofundador y director comercial y de estrategia de Occam Space. Todos ellos han coincidido en que el NewSpace ha permitido a empresas jóvenes competir con agilidad en un sector que antes estaba reservado a grandes corporaciones y agencias estatales. “Ser pequeño nos ha permitido atrapar trenes que antes eran imposibles”, ha admitido Portillo, insistiendo en que la reducción de costes ha cambiado totalmente el paradigma.
La perspectiva económica ha sido uno de los ejes centrales. Rodríguez ha recordado que el mercado global espacial ya ha superado los 600.000 millones de dólares y que podría triplicarse antes de 2035. Frente a ello, Europa ha mantenido un ritmo de crecimiento más lento que Estados Unidos o China, lo que ha generado preocupación. “Tenemos que correr más si queremos aspirar a esa tarta gigantesca”, ha señalado el CEO de Catec, defendiendo además nuevos modelos de financiación pública: “El modelo de la subvención debería haber quedado superado; las administraciones tienen que ser el primer comprador”.
La soberanía tecnológica también ha ocupado un espacio relevante en el debate. Vicente González ha defendido que la soberanía no consiste en “poner banderas en un satélite”, sino en garantizar que un país pueda operar sus sistemas sin depender de terceros. Ha subrayado que la integración vertical de empresas como Fossa permite retener talento y construir capacidades críticas: “La independencia tecnológica pasa por un control real del know-how y de la capacidad de adaptación”.
Otro punto clave ha sido el acceso al espacio, un factor que, según Portillo, sigue siendo frágil. “No hay espacio si no hay acceso al espacio”, ha advertido, recordando que la dependencia actual de un único gran actor puede convertirse en un riesgo. “Si se corta ese grifo, se acaba el space, el new space y todo lo que venga detrás”.
En el terreno tecnológico, García-Muñoz ha detallado cómo los satélites de Iceye han permitido mejorar la respuesta ante catástrofes naturales, optimizar la gestión de infraestructuras o aportar información clave para sectores como el financiero o el agrícola. “Poder observar cualquier punto de la Tierra, de día o de noche y con cualquier meteorología, ha cambiado por completo la toma de decisiones”, ha resumido.
Los desafíos de talento han ocupado también un lugar destacado. Iceye ha reconocido que en algunos campos apenas existen “400 personas en el mundo” capaces de desempeñar ciertos roles, y que la competencia global por ese talento se ha intensificado. La apertura de centros en España, como la sede de Valencia, ha sido una de las soluciones para atraer perfiles cualificados sin obligarlos a trasladarse a países menos accesibles.
La mesa ha concluido con un mensaje común: el New Space ha llegado para quedarse, pero su consolidación dependerá de la capacidad para escalar servicios, garantizar el acceso al espacio, atraer talento y construir un tejido industrial fuerte. “Es un espacio inteligente que detecta oportunidades y las monetiza; sin dinero no hay tecnología, y sin tecnología no hay industria”, ha sentenciado Rodríguez. Una reflexión que ha cerrado una sesión en la que todos han coincidido: el espacio ya no es una promesa lejana, sino la nueva frontera donde se juega el futuro industrial europeo.
