El último dato disponible del Índice de Producción Industrial referido a la industria manufacturera (descontando la industria vinculada a la generación de energía), señala un crecimiento de la producción del 1,6%, lo que significa, según explica Javier Santacruz, economista y miembro del FIE, “un estancamiento de la actividad industrial que, teniendo en cuenta el descenso en el consumo energético, anticipa una recesión ligera a principios de 2023”.
“El descenso del consumo energético no condiciona tanto la producción actual como la futura”, explica Santacruz, “ya que afecta más a la planificación de los próximos meses que a la producción presente, habitualmente marcada por compromisos ya contraídos con anterioridad”. El consumo eléctrico de la industria es uno de los empleados por los economistas como indicador adelantado del PIB y anticipa el rendimiento de los primeros trimestres del año. “Tanto en España como en Francia (donde el consumo energético industrial se ha retraído un 12%) es evidente que ha habido un frenazo económico, y la reacción lógica de la industria para reducir la factura energética es vía no consumir”, apunta el experto.
Esfuerzos de ahorro energético
Además del estancamiento de la producción, “otra de las razones de esta reducción de consumo es que las industrias electrointensivas están adoptando modelos de diversificación para conseguir un ahorro de energía, bien accediendo a subvenciones para instalaciones solares fotovoltaicas o bien recurriendo a otros sistemas de autoconsumo, como las instalaciones pequeñas de biomasa”, explica Nuria G. Rabanal, profesora de Economía Aplicada de la Universidad de León y miembro del FIE.
Ante la subida del precio de fuentes de energía todavía esenciales como el gas natural, el Foro Industria y Energía destaca la necesidad de impulsar la búsqueda de alternativas en las fuentes renovables; la puesta en marcha de medidas de eficiencia energética y el uso de mecanismos de compra de electricidad a plazo a través de los mercados cotizados de futuros o la negociación bilateral con los productores energéticos.
El FIE señala que la crisis energética motivada por el incremento exponencial del precio del gas hace más evidente que nunca la necesidad de acelerar la velocidad del proceso de transición energética. Las fuentes renovables son una herramienta fundamental para la sostenibilidad del sistema, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental, así como para el futuro de la industria.