Este Plan está elaborado para afrontar los desafíos de la Industria para los próximos años, poniendo el foco en la neutralidad tanto de la operación de las aeronaves como de la fabricación de los sistemas y componentes que los socios de HEGAN suministran a los grandes clientes mundiales.
El sector aeroespacial es un sector de carácter global y de ciclos muy largos: productos de ciclo de
vida de entre 30 y 40 años y periodos dilatados de desarrollo intensivos en capital que producen
retornos a muy largo plazo. Además, mantener la posición en el mercado es complicado puesto que requiere una gran fiabilidad en el diseño y la fabricación, está sometido a numerosas exigencias de calidad, seguridad y certificación y, además, emplea tecnología de vanguardia.
Por tanto, es uno de los sectores que mayor porcentaje de su facturación reinvierte cada año en
I+D+i, que tiene un efecto positivo directo en la productividad y en la competitividad territorial; y
que, además, produce un efecto tractor en otras industrias y sectores.
La tasa de retorno social generada por programas aeronáuticos de I+D+i es del 70% anual, lo que
significa que por cada 100 euros invertidos en I+D+i aeronáutica, en 10 años, se incrementa el PIB en 700 euros, según TEDAE.
El sector, además, es parte de la solución para un futuro más sostenible como desarrollador y
demostrador de tecnologías limpias alineado, por tanto, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) y las metas europeas en cuanto a un futuro de emisiones netas cero.
El sector aeronáutico y espacial es estratégico y clave para la economía de un país ya que es
creador y generador de empleo directo de alta cualificación, además de tener unas tasas de creación de empleo indirecto e inducido que en el más prudente de los estudios multiplica por
cuatro al empleo directo; en tanto en cuanto intensivo en tecnología, es vector de transferencia
científica y técnica a otros sectores e industrias; y como desarrollador de productos y servicios de
alto valor añadido.
El aector no es ajeno a un mundo más limpio de hecho, desde hace más de veinte años, la
industria aeroespacial se ha autoimpuesto mayores exigencias medioambientales que cualquier
otro sector. Y lo ha logrado: hoy, los aviones son más eficientes que hace pocas décadas, emiten
de media entre un 68% menos de ruido y 32% menos de CO2 y un 40% menos de NOx por pasajero que los modelos del siglo pasado.
Se prevé que las tasas de fabricación de aeronaves civiles no serán iguales a las inmediatamente
previas al comienzo de la pandemia hasta que se vea una estabilidad real de oferta/demanda. Aun
así, las últimas previsiones de los grandes OEMs siguen vaticinando cifras que rondan los 40.000
aviones nuevos en los próximos 20 años, apoyándose en la resiliencia histórica del sector.
En un principio, el sector espacial seguirá su incremento progresivo tanto en misiones planificadas
como en iniciativas privadas. En 2021, el Estado contribuyó con 223,6 millones de euros a la Agencia Espacial Europea (ESA), lo que representa el 4,9% del total, asegurando la participación de
nuestra industria en ese porcentaje en las misiones y programas de la Agencia. Por otro lado, hay un crecimiento palpable del Nuevo Espacio (España, sexto país del mundo en inversiones en “New Space”), por lo que las previsiones en el crecimiento de este subsector son halagüeñas.
En los últimos años han proliferado los desarrollos de drones y de aeronaves personales (Nueva
Movilidad Urbana, NUM sus siglas en inglés), que prometen seguir siendo tendencia debido a las
múltiples aplicaciones que la sociedad va demandando como aerotaxis, paquetería, vigilancia,
mantenimiento, seguridad o simplemente como medio de transporte individual. Un largo etcétera que se irá ampliando en la medida que la tecnología y la regulación que debe ordenar su uso vayan avanzando de la mano; y que además son plataformas tecnológicas que permitirán la escalabilidad de nuevas tecnologías limpias y sostenibles a futuras aeronaves de mayor envergadura.
Por último, nuevos conceptos como los HAPS (High Altitude Pseudo-Satellite): drones situados en la estratosfera permaneciendo allí durante largo tiempo y con características de uso muy diferencial con respecto a los drones y los satélites. Aeroplanos muy ligeros como el Zephyr de Airbus, zeppelines como el Stratobus de Thales o globos aerostáticos modificados como el Loon de Google… La aviación general o de negocios también se sumará a los retos medioambientales y
significará por una parte, un potencial marco de demostración e implementación de tecnologías
más limpias y por otra, otro nicho comercial potencial.
La situación de crisis sin precedentes de la aviación comercial en la que estamos inmersos llega
después de varios años con un nivel muy alto de entrada de pedidos, que había supuesto un fuerte
aumento en las tasas de producción y la consolidación de este sector en el País Vasco. Atendiendo a esas perspectivas, e inducidos por los clientes, los socios de HEGAN se capacitaron para hacer frente a aquellos ramp-ups esperados; esto es una oportunidad para afrontar cualquier
reto a corto plazo ya que, el Cluster (las entidades que conforman el sector aeroespacial vasco)
cuenta con la reactividad, la flexibilidad y el conocimiento necesarios para hacerlo.
A pesar de esta evolución negativa, el sector aeronáutico vasco está resistiendo. La crisis no se ha
superado todavía, pero la industria ha demostrado su fortaleza y capacidad de adaptación y
resistencia con el objetivo de mantener la supervivencia de las empresas a corto plazo, sin perder
de vista sus objetivos a medio y largo plazo; siendo prueba evidente el esfuerzo que han hecho
las empresas por mantener el talento, las personas, a pesar de la bajada drástica de actividad. De
hecho, el sector más perjudicado por esta crisis es el aeronáutico civil en el cual, el Cluster,
desarrolla prácticamente toda su actividad. Otros sectores, como el espacio, no se han visto
afectados, y otros, como la nueva movilidad urbana, han surgido como nuevos nichos de
oportunidad.
Es ahí donde se deben de centrar los esfuerzos: inversión en I+D, nuevos programas y proyectos y
reaccionar ante los nuevos paradigmas medioambientales.
Después de un periodo de incertidumbre máxima que mantuvo al equipo trabajando durante
casi un año, el Comité Ejecutivo de HEGAN aprobó el PIDiH2124, resultado de tanto esfuerzo
y colaboración.
Se examinó el entorno tecnológico a nivel global, europeo, estatal y vasco; se desglosaron
segmentos y nichos; se mapearon las capacidades tecnológicas del Cluster; se estudiaron las
necesidades de los Socios, tanto individual como colectivamente; y se analizaron tendencias y
estados del arte, para centrar este Plan en apoyar la recuperación del sector en estos 4 años que
van a ser cruciales para el mismo.
Algunos de los vectores que guiarán este Plan giran alrededor de la sostenibilidad, como reto y oportunidad (no sólo en la sostenibilidad del producto, sino en la de la propia actividad de la industria), y de la digitalización como palanca para ser más competitivos.
Con unos objetivos globales que tienen el foco en la aviación neutra y la fabricación neutra; y unos
objetivos Cluster que pretenden mantener y desarrollar la competitividad, mejorar la oferta y
acceder a nuevos programas; las organizaciones asociadas a HEGAN, desarrollarán proyectos de
I+D+i en diseño avanzado, ecodiseño, materiales compuesto y metálicos avanzados, reciclabilidad, optimización integral de la energía no propulsiva, arquitecturas full electric y hybrid electric, arquitecturas de aeronaves con nuevos combustibles (H2, NH3, SAF…), vehículos conectado, inteligentes, no tripulados y autónomos, propulsión eficiente, nuevos sistemas propulsivos (H2, NH3, SAF, Elect.,…) o Urban Air Mobility. Y siempre con las miras puestas en las tecnologías de fabricación identificadas (mejora de procesos, mejora de gestión, fabricación avanzada y producción sostenible) y las tecnologías habilitadoras contempladas (Inteligencia Artificial, Digital Twins, simulación avanzada, Big Data, sensorización y conectividad, robotización o ciberseguridad).