BARÓMETRO

El 78 % de los ingenieros del sector industrial considera necesario ampliar la vida útil de las centrales nucleares españolas

El Barómetro Industrial 2024, presentado este miércoles por el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), en colaboración con el Consejo General de Economistas (CGE), revela un diagnóstico claro: la industria española necesita un plan de acción urgente. La falta de competitividad estructural, el estancamiento en el PIB y una burocracia asfixiante son las principales barreras que impiden a este sector estratégico recuperar su peso en la economía nacional.

Es imperativo escuchar a los profesionales del sector y adoptar medidas enfocadas al desarrollo del tejido industrial”, afirmó con rotundidad José Antonio Galdón, presidente del COGITI y director de la Cátedra Internacional de Ingeniería y Política Industrial en la UCAM, al abrir el acto de presentación del informe.

Galdón destacó que resulta esencial apostar por un modelo energético “estable, económico y seguro” que no solo sea funcional, sino que contribuya a fortalecer la autonomía estratégica de España. En ese sentido, expresó su apoyo a la nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica, señalando que “su aprobación representa una oportunidad histórica que no podemos dejar pasar”.

Esa misma necesidad de acción fue compartida por Miguel Vázquez Taín, presidente del CGE, quien denunció el retraso acumulado de esta ley, que ha visto prorrogado su plazo de enmiendas en el Congreso más de veinte veces desde febrero. “Estamos ante una iniciativa legislativa de gran importancia y urgencia, que busca sustituir una normativa obsoleta de más de 30 años. No puede seguir aplazándose”, subrayó.

Vázquez Taín advirtió que, pese a su papel tractor en la innovación y el empleo, la industria española continúa con un peso en el PIB (14,72%) muy por debajo de la media europea (20,10%). Por ello, insistió en la necesidad de simplificar la burocracia, coordinar políticas entre ministerios y crear un fondo de financiación industrial específico para “liberar todo su potencial”.

El análisis económico incluido en el Barómetro, titulado Una perspectiva económica de la situación de la industria en España y elaborado por el Servicio de Estudios del CGE, muestra con datos la fragilidad del sector. Su director, Salvador Marín, explicó que en 2022 la industria registró aumentos relevantes en cifra de negocios, compras y beneficios, pero en 2023 todas esas variables cayeron. “Tenemos luces y sombras”, afirmó. “A pesar de un retroceso generalizado en 2023, los índices de producción y ventas de España superaron la media europea a lo largo de 2024, lo que no deja de ser un dato esperanzador”.

Marín insistió en que si se quiere que el peso de la industria española se corresponda con el tamaño de su economía, hay que actuar sobre las palancas clave, como la fiscalidad, la financiación, la innovación tecnológica y el marco normativo. “Las cifras son frías, pero muy claras. Necesitamos convertir la recuperación en un crecimiento constante”, concluyó.

Conclusiones VIII Barómetro Industrial

La coordinadora del Barómetro, Mónica Ramírez, desgranó las principales preocupaciones detectadas entre los más de 2.300 ingenieros encuestados. “La captación de talento técnico cualificado se ha convertido en uno de los grandes cuellos de botella del sector. Más del 58% denuncia una grave escasez de perfiles preparados”, explicó, advirtiendo de que esta carencia limita la innovación y la capacidad de las empresas para ejecutar proyectos clave.

Uno de los asuntos que más preocupa es la creciente dificultad para captar talento cualificado en la industria. Un 58 % de los ingenieros encuestados considera que existe una falta importante de perfiles técnicos especializados en el mercado laboral, lo que evidencia una brecha significativa entre la formación actual y las competencias efectivamente requeridas en el entorno productivo. Esta falta de adecuación repercute directamente en la capacidad de las empresas para innovar, ejecutar proyectos estratégicos y afrontar con garantías los procesos de transición tecnológica.

Otro de los temas por los que se les ha preguntado es la necesidad de reforzar las medidas de defensa comercial frente al dumping (empresas extranjeras introducen productos a precios artificialmente bajos en el mercado europeo). Más de la mitad de los ingenieros (53 %) opina que la Unión Europea debería endurecer sus medidas frente al “dumping” y la competencia desleal, reflejando una fuerte demanda de protección. Un 18 % aboga por actuar con precaución solo en casos justificados, y un 14 % prefiere mantener las medidas actuales.

En relación con la crisis del automóvil en Europa, derivada en parte del auge de los fabricantes asiáticos y la caída de la demanda, los ingenieros encuestados expresan un elevado nivel de inquietud por las posibles repercusiones que esta situación podría tener en España, país con una fuerte dependencia de la industria auxiliar de automoción. Un 74 % de los profesionales considera que esta crisis puede tener un impacto negativo significativo sobre el sector en nuestro país.

Respecto a la introducción del vehículo eléctrico, los ingenieros identifican varios obstáculos que ralentizan su desarrollo. El principal obstáculo para adoptar el vehículo eléctrico en España es su precio elevado (35 %), seguido de la escasez de puntos de recarga (27 %), lo que refleja una preocupación por la infraestructura disponible. Además, el 21 % muestra desconfianza en la seguridad de estos vehículos.  Por otra parte, la mayoría de los encuestados (73%) considera un error que el sector automovilístico europeo se enfoque exclusivamente en la tecnología del coche eléctrico, frente al 21 % que opina justamente lo contrario.

Otro de los temas abordados con especial interés ha sido la transición hacia una industria descarbonizada. Para lograr este objetivo, los encuestados destacan como medidas prioritarias el fomento de la investigación y el desarrollo industrial; el incentivo a nuevas inversiones, y la protección del “Made in Spain” o “Made in Europe”. Estas respuestas evidencian el deseo del colectivo de liderar una transición verde que no comprometa la competitividad ni la soberanía industrial del país.

La dependencia europea de materiales críticos es otro de los aspectos que genera preocupación. Los ingenieros muestran una clara preferencia por medidas innovadoras y sostenibles para reducir la dependencia europea de estos materiales. La investigación en nuevos materiales se valora como la opción más prioritaria, seguida por los contratos a largo plazo con proveedores. También se consideran relevantes el reciclaje y las nuevas prospecciones, aunque en menor medida.

En cuanto a la reforma del mercado eléctrico europeo, se observa una clara preferencia por medidas que favorezcan la estabilidad de precios y el impulso a las energías renovables. La fiscalidad favorable a las energías limpias (32%), la eliminación del modelo marginalista (26%) y la apuesta por contratos a largo plazo (23%) se sitúan entre las propuestas más respaldadas. Estas respuestas reflejan un deseo colectivo de avanzar hacia un sistema energético más justo, previsible y competitivo.

El cierre progresivo de las centrales nucleares en España también ha sido objeto de consulta. Según los datos del Barómetro Industrial 2024, en el contexto del cierre programado de las centrales nucleares españolas, que actualmente aportan aproximadamente el 20 % de la producción eléctrica nacional, se preguntó a los ingenieros si consideran adecuada esta medida o si, por el contrario, debería ampliarse su vida útil. Según los datos recogidos, una amplia mayoría del 78 % de los encuestados considera que debería ampliarse la vida útil de las centrales nucleares, lo que indica un respaldo mayoritario a mantener estas instalaciones activas durante más tiempo del inicialmente previsto. Solo un 15 % considera adecuado el cierre en las fechas ya establecidas, y un 6 % se muestra indeciso o no se pronuncia al respecto.

Los resultados reflejan una visión predominantemente crítica sobre las consecuencias del cierre de las centrales nucleares. La mayoría de los encuestados (48 %) considera que el cierre de las centrales nucleares aumentará el precio de la electricidad, reflejando una preocupación generalizada por sus efectos económicos. Un 22 % teme problemas de suministro, mientras que un 12 % cree que se fomentarán nuevas fuentes renovables. Un 9 % opina que impulsará el uso de centrales de ciclo combinado, y un 4 % piensa que promoverá la inversión en almacenamiento de energía.

En otro orden de cosas, en materia de sostenibilidad, la mayoría de las empresas muestra un escaso nivel de preparación respecto a la elaboración del Informe de Sostenibilidad o Estado de Información No Financiera. Un 51 % refleja un elevado desconocimiento sobre esta obligación. Un 37 % afirma que no lo elabora ni estará obligada, mientras que solo un 12 % indica que sí lo prepara o lo hará este año. Estos datos evidencian la limitada implantación de esta normativa y subrayan la necesidad de más información, apoyo institucional y sensibilización para facilitar su cumplimiento. Además, un 59 % lo valora con un nivel alto de importancia, destacando su utilidad para el desarrollo de la actividad, el acceso a financiación y la generación de negocios.

En materia de productividad industrial, los profesionales encuestados destacan la necesidad de incentivar la I+D+i (35%), apoyar el desarrollo de soluciones basadas en inteligencia artificial (31%), y promover la formación en industrias descarbonizadas (29%). También se valora positivamente la incorporación de nuevas tecnologías y modelos de trabajo más flexibles, como vía para aumentar la competitividad sin renunciar al bienestar laboral.

La presión fiscal es percibida como un obstáculo creciente para el desarrollo empresarial. Un 59% de las empresas industriales reconoce un aumento de esta carga en los últimos años, y un 80% considera que su impacto es muy relevante. Esta percepción sugiere la necesidad de revisar los marcos tributarios actuales para asegurar que no penalicen la inversión ni dificulten la modernización del tejido productivo.

En cuanto a la inteligencia artificial, se percibe un interés creciente, aunque todavía muchas empresas no han iniciado su preparación para integrarla. El 46% afirma no haber dado pasos concretos en este sentido, si bien se reconoce de forma mayoritaria su potencial para transformar el modelo industrial, mejorar la eficiencia operativa y abrir nuevas oportunidades de negocio; frente al 24% de las empresas que aseguran estar preparadas en gran medida.

Situación del sector industrial:

En líneas generales, las respuestas de los ingenieros encuestados en el Barómetro Industrial sobre la situación del sector industrial son muy similares a las obtenidas el año anterior.

Desde el punto de vista territorial, un 38% valora la situación del sector industrial en su provincia como intermedia, y aunque el 33% la considera buena o muy buena, persiste un 29% que mantiene una visión negativa. A nivel nacional, las valoraciones también son predominantemente intermedias (49%), pero se observa una ligera mejora en las respuestas positivas en comparación con el año anterior, ya que han subido del 18 % en 2023 al 22 % en 2024. Esta evolución apunta a una leve recuperación del optimismo colectivo, aunque las cifras reflejan aún un amplio margen de mejora.

La crítica a los incentivos públicos al sector industrial sigue siendo una constante. Casi la mitad de los ingenieros encuestados considera insuficientes las medidas adoptadas tanto a nivel autonómico como estatal. En el ámbito nacional, el 54% expresa su insatisfacción con las políticas de fomento industrial, mientras que en el plano regional esta percepción se sitúa en torno al 48%. Estos datos evidencian una demanda persistente de políticas más eficaces, coherentes y ajustadas a la realidad del sector, especialmente en materia de fiscalidad, financiación, innovación y descarbonización.

En cuanto a la previsión de evolución del sector industrial a corto-medio plazo en España (en los próximos 6 meses), tal y como reflejan los datos del barómetro, el 33% de los encuestados se inclina por una visión crítica y negativa, aunque con una percepción ligeramente más positiva que en el año anterior. La opción intermedia ha sido elegida por el 42% de los ingenieros encuestados. El 25% considera que la evolución será buena o muy buena.

La valoración de las políticas públicas es uno de los aspectos más críticos. El 76% de los encuestados cree que la Administración central no está llevando a cabo las actuaciones necesarias para impulsar la economía, frente al 14% que opina que sí.

El 76% de los trabajadores por cuenta ajena considera que su situación laboral en la empresa donde trabaja es buena o muy buena, frente al 5% que la considera mala o muy mala. Por su parte, el 81% ve bastante o muy probable la posibilidad de mantener su puesto de trabajo actual.

En el caso de los trabajadores por cuenta ajena, el 54% afirma que sí se ha implantado el teletrabajo, frente a un 43% que indica lo contrario. Solo un 3% opta por “no sabe/no contesta”, lo que refleja una percepción muy clara del entorno laboral en este aspecto. El dato confirma que el teletrabajo sigue siendo una realidad asentada para más de la mitad del colectivo. En el caso de los trabajadores por cuenta propia, un 44% de los encuestados indica que dentro de su empresa sí se ha incluido la modalidad del teletrabajo en un modelo mixto, combinándolo con la presencialidad. Por otro lado, un 38% afirma que no lo ha hecho, mientras que el 18% restante se posiciona en la opción “no sabe / no contesta”.

En el caso de los trabajadores por cuenta propia (empresario o autónomo), el 42 % de los participantes valoró la situación económica de su empresa en una escala intermedia, aunque una cifra prácticamente similar de los encuestados, el 41%, tiene una percepción bastante negativa. Un significativo 52% considera que la situación es buena o muy buena.

En cuanto a la evolución económica de su empresa en los próximos años, la visión es también optimista, ya que el 57% opina que será buena o muy buena (7 puntos más que en 2023), el 37% la sitúa en una escala intermedia (3 puntos menos que en 2023), y el 5% (4 puntos menos que el año anterior) considera que será mala o muy mala.

Una perspectiva económica de la situación de la industria en España

Análisis de la situación de la industria en España

En 2023, la cifra de negocios del sector industrial, el total de compras de bienes y servicios y el excedente bruto de explotación cayeron respectivamente un -6,83%, un -11,57% y un -0,81%.

En 2023, de nuevo, casi 9 de cada 10 empresas del sector eran manufactureras, concentrando el 80,5% de la facturación total de la industria (76,3% en 2022).

Observamos que la evolución de la industria en 2023 muestra una marcada volatilidad, con sectores que han experimentado fuertes caídas. En particular, las industrias extractivas registraron una contracción del 30,1%, revirtiendo el crecimiento positivo de los dos años anteriores. Asimismo, el sector de suministro de agua sufrió una caída del 15,1%, la mayor en más de una década, lo que refleja una desaceleración significativa en su actividad. No obstante, un dato positivo lo aporta el sector de suministro de energía, que, tras dos años de caídas, volvió a terreno positivo con un crecimiento del 5,6% en 2023.

En cuanto al Valor Añadido Bruto (VAB) –es decir, la diferencia entre los gastos de producción y los ingresos por ventas–, el sector industrial aportó el 16,1% del VAB del país en 2023, reflejando una leve disminución en comparación con 2021, cuando su contribución fue del 17%. Esta cifra es notablemente superior a la de los sectores de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (2,7%) y construcción (5,9%).

Si analizamos la influencia sobre el empleo nacional, observamos nuevamente cómo la industria sigue destacando sobre los sectores de la agricultura y la construcción. A pesar de la notable desaceleración observada en el segundo trimestre de 2023, cuando pasó a representar el 12,9% del empleo total, el sector inició una leve recuperación y estabilización, finalizando el cuarto trimestre de 2024 con un 13,4% del empleo total.

La encuesta de coyuntura industrial del Ministerio de Industria y Turismo de enero muestra un Indicador de Clima Industrial (ICI) de -4,5 puntos en diciembre de 2024. Dicho ICI encadena 31 meses en negativo de manera consecutiva (julio de 2022 a enero de 2025).

En este informe se ha obtenido también el Índice de Producción Industrial (IPI) y el Índice de Ventas (IV) en Europa con base en última información disponible de Eurostat. En referencia al primero, España se ha situado a lo largo de 2024 por encima de la media europea. Esto contrasta con 2023 y 2022, que se situaba por debajo de la media europea durante todo el año. Además, el Índice de Producción Industrial ha mostrado una evolución desigual a lo largo de 2024. Y en cuanto al Índice de Ventas, hay que destacar que dicho índice se ha situado para España por encima de la UE en todos los meses de 2024, algo que ya viniera sucediendo desde abril de 2022.

Situación de la industria en las Comunidades Autónomas

Si observamos cuánto aporta el PIB industrial de cada comunidad autónoma a su PIB regional, se evidencia una marcada disparidad entre territorios. Como es habitual, las regiones del norte de España destacan en el ámbito industrial, especialmente La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y el País Vasco, que superan el 22% de peso industrial en su economía, con La Rioja a la cabeza con un 23,82%. Navarra, que en años anteriores lideraba este indicador, se sitúa ahora en el 22,25%, manteniéndose en valores elevados.

En el extremo opuesto, los dos archipiélagos continúan siendo las regiones con menor peso industrial, con Canarias (5,44%) e Illes Balears (5,06%) apenas superando el 5%. Dentro de la península, Madrid (7,71%) y Andalucía (10,76%) también se encuentran entre las comunidades con menor contribución de la industria a su economía. Estas cuatro son las únicas comunidades autónomas con un peso industrial inferior a la media nacional (14,72%).

En el ámbito nacional, el análisis de la contribución de cada comunidad autónoma en la producción del total del sector industrial en España nos muestra que Cataluña se posiciona como la comunidad autónoma con mayor peso en la industria nacional, al aportar el 20,53% del total, consolidando así su liderazgo a pesar de registrar una disminución del 1,15% respecto al año anterior (2021). Le sigue un grupo de comunidades autónomas conformado por Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, cuya contribución individual oscila entre el 11% y el 12%. En el extremo opuesto, se encuentra un conjunto de seis comunidades –Baleares, Canarias, Cantabria, Asturias, Extremadura y La Rioja– cuya participación en el sector industrial nacional es inferior al 2,5%. Resulta especialmente destacable la evolución de Madrid y Andalucía, que, a pesar de no ser tradicionalmente consideradas regiones “industrializadas”, continúan ocupando el segundo y tercer lugar en cuanto a aportación a la producción industrial nacional. Ambas comunidades no solo mantienen su posición, sino que incrementan su peso por segundo año consecutivo. En 2020, Madrid representaba el 11,10% y Andalucía el 11,02%; en 2021, sus cuotas ascendieron al 12,15% y 11,93%, respectivamente; y en 2022 alcanzaron el 12,46% en el caso de Madrid y el 12,34% en el de Andalucía.

Comparativa de la industria en europea

La comparativa internacional, elaborada con la última información anual disponible (2022) ofrecida por Eurostat (y cuyas cifras calculadas coinciden para España con los datos del INE) nos confirma la situación de España con respecto al resto de países europeos para las distintas magnitudes comparadas; posicionándose España, al igual que en los últimos dos años, en sexto lugar del ranking en número de empresas, suponiendo el 7,53% del total (7,85% en 2021; 7,95% en 2020). España también repite número en la clasificación global en cuanto a volumen de cifra de negocios, situándose de nuevo en cuarto lugar con un 6,38% del total (6,46% en 2021; 6,43% en 2020) y con un valor añadido que le lleva a bajar un puesto con respecto a los últimos dos años, ocupando ahora para 2022 el quinto lugar con un 5,76% del total (frente al cuarto lugar de 2021 con un 5,80% y 6,02% en 2020). La variable trabajadores, que midiéramos por primera vez en el Barómetro de 2023, nos lleva a situar a España en el ranking europeo de nuevo en el quinto lugar con un 6,67% de los trabajadores del total (6,80% en 2021).

Si tomamos las variables número de empresas, cifra de negocios, valor añadido y número de trabajadores, en el pódium de la industria europea destacan un año más Alemania, Italia y Francia, en ese orden, en el cómputo global del “medallero”, suponiendo además estos países, del total analizado, el 37,85% de las empresas; el 53,07% de la cifra de negocios; el 47,07% del Valor Añadido, y el 46,96% de los trabajadores.

En 2020, como consecuencia de los efectos económicos de la pandemia, todos los indicadores cayeron de forma drástica. España sufrió un descenso mayor (95,6) en comparación con la zona euro (96,6) y la UE (98,5). Sin embargo, la recuperación posterior ha sido desigual: mientras la UE superó ampliamente sus niveles prepandemia en 2022 (110,8 frente a 106,2 en 2019), España aún no ha logrado recuperar completamente los niveles de 2019 (105,2 en 2023 frente a 106 en 2019). Si nos centramos en la evolución del último año, se observa un retroceso generalizado en 2023. La producción industrial cayó un 2,03% en la UE, un 2,48% en la zona euro y un 0,67% en España. Aunque España ha mostrado un menor retroceso, sigue rezagada en su comparación con la UE.

La clausura del acto corrió a cargo de Miguel Gómez-Pavón, subdirector general de Estrategia y Ecosistemas Industriales (en funciones) del Ministerio de Industria y Turismo, quien reconoció la validez del diagnóstico del Barómetro y apeló a la necesidad de “seguir construyendo políticas industriales eficaces basadas en evidencia”.

Este octavo Barómetro Industrial refuerza, una vez más, el consenso entre ingenieros y economistas sobre la necesidad urgente de repensar el modelo industrial español. La industria no solo debe crecer en cifras, sino consolidarse como motor estratégico para la soberanía, la innovación y la sostenibilidad. Para ello, reclaman acción política inmediata, coordinación institucional y una inversión realista y ambiciosa.

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