La crisis económica derivada de la pandemia ha golpeado duramente a las industrias españolas y las Administraciones Públicas han respondido con el consecuente crecimiento del déficit y deuda pública y “España encabeza en Europa ambos niveles”, recordó Herrero. En 2021 se produce un vuelco con la reactivación económica, “pero el margen de incertidumbre es aún amplio”, continuó la presidenta de AIReF, “porque la recuperación es más lenta de lo esperado. Las revisiones de crecimiento han sido a la baja”.
Según la previsión a fecha de octubre por parte de AIReF, el crecimiento de la economía española se situará en el 5,5% en 2021 y no más del 6,3% en 2022. Y todo ello, porque en la recuperación no sólo han impactado las consecuencias de la crisis sanitaria, “se han sumado crecimiento de las materias primas energéticas y emergencia de cuellos de botella en manufacturas”.
En relación a los PERTE, “España será uno de los países más beneficiados, el retorno debería ser necesariamente relevante”, entendió la directiva. Sin embargo, “para 2021 el impacto en un principio se estimaba elevado, pero las previsiones a día de hoy es que se nulo, debido al retraso en su implantación”. Con todo, se espera que el impacto económico será con un factor multiplicador elevado, superior a 1.
A todo ello se suma otra incertidumbre: el marco fiscal europeo y nacional. Entre 2020 y 2023, es previsible que se mantenga la suspensión de las reglas fiscales que se han adaptado con carácter de excepcionalidad hasta recuperar los niveles de PIB pre pandemia, “pero esto no implica que se olvide la necesidad de sostenibilidad de las cuentas públicas”, indicó Cristina Herrero.
Nuevo marco fiscal
Además, estas circunstancias no ha supuesto el abandono de reformas fiscales, “se ha acelerado la necesidad”. El único elemento en el que existe certidumbre “es en la necesidad de la sostenibilidad de las cuentas”, por ello, “hace falta un plan, una hoja de ruta”, defendió Herrero. Las Administraciones Públicas “no deben incrementar la incertidumbre”.
Herrero subrayó que el nuevo marco fiscal europeo a partir de 2023 ha de cumplir varios objetivos: ser más simple, tener el foco en el medio plazo y en la sostenibilidad, poner más atención al crecimiento, apostar por la calidad de las finanzas públicas, diferenciación por países (no reglas cuantitativas aplicables para todos, sino cualitativas) y una mayor relevancia de las Instituciones Financieras Independientes.
En cuanto al marco fiscal nacional, adolece de ser complejo y poco predecible; débil planificación; falta de visión a medio plazo; muy orientado a la supervisión de las Administraciones Territoriales; discrecionalidad de las medidas correctivas, reglas poco exigibles; y sin desarrollo normativo que aclare conceptos y metodología.