A lo largo de la jornada, los ponentes explicaron cómo los gobiernos y los interlocutores sociales participan activamente en la formulación de políticas y estrategias en materia de seguridad y salud en el trabajo (SST) para abordar antiguos y nuevos retos, con el objetivo de conseguir unas condiciones de Seguridad y Salud acordes con los principios de Trabajo Decente, partiendo del compromiso de todas las partes implicadas.
La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, como órgano asesor de las Administraciones Públicas en la formulación de las políticas de prevención y órgano de participación institucional en materia de SST, reúne en su seno a todos los agentes participantes en la mejora de las condiciones de trabajo y de la calidad de vida laboral y se configura como un instrumento de participación en la formulación y desarrollo de políticas públicas en materia de prevención de riesgos laborales. Una cultura de SST sólida en las empresas es aquella en la que tanto la dirección como las personas trabajadoras valoran y promueven el derecho a un entorno de trabajo seguro y saludable, y una cultura de SST positiva se basa en la inclusión, mediante la participación significativa de todas las partes en la mejora continua de las condiciones de seguridad y salud en el lugar de trabajo, según el INSST.
Asimismo, en la inauguración de dicha jornada Félix Peinado Castillo, director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha destacado que “la OIT quiere promover el dialogo social para fomentar la cultura de prevención de riesgo en el trabajo”. Además, “las Administraciones públicas tenemos que potenciar y contrarrestar la protección de los trabajadores”, indicó el director.
Por su parte, Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral de UGT ha destacado que el “diálogo social y bipartito son temas fundamentales. Desde UGT queremos que se dé el tratamiento que corresponde en la seguridad y salud en el trabajo, ya que tras dos años de pandemia nos deja conclusiones potentes, como que la salud pública tiene que ir de la mano de la salud laboral y viceversa”.
Del mismo modo, Castillo ha señalado dos hitos “el pilar europeo y los debates que tendrán lugar para la inclusión” e incide en datos como los “2,9 millones de fallecidos al año en accidentes y enfermedades; 402 millones de lesiones profesionales no mortales” y según datos de la OIT y de la organización mundial de salud, “las enfermedades causan el 81% de las muertes relacionadas con el trabajo y solo el 35% de los trabajadores tienen protección en caso de sufrir un accidente o enfermedad profesional en el trabajo”. En cuanto a los datos desde un punto de vista de repercusión económica, “representan una pérdida de productividad en el mundo de 5,4% del producto interior bruto mundial”.
“Más de 300 millones de trabajadores encuestados en diferentes países no pueden informar a sus empresas de los problemas de salud por miedo a represalias y los lugares de trabajo con mayor participación reportan un 64% menos de incidentes se seguridad y un 58% menos de hospitalizaciones, creando motivación y participación de estos trabajadores”, ha indicado el director de la OIT.
María Luz Vega Ruiz, consejera principal del departamento de investigación de la OIT ha hecho hincapié en que “la seguridad y salud en las empresas es fundamental, ya que el mundo esta cambiando. Trabajo y salud parecen dos fenómenos diferentes, pero son hechos intrínsecamente unidos”. De igual forma, la consejera ha destacado el número de personas que mueren por accidentes de trabajo y “son cerca de 8.000 personas en el mundo”.
Otro de los puntos que aborda Ruiz ha sido el del estrés, señalando que “la Organización Mundial de la Salud considera el estrés como una enfermedad que afecta al trabajo e incluyo la idea de causalidad”. “La salud laboral e industrial esta estrechamente unida a la salud pública. La salud es un derecho fundamental y así ha sido reconocido, pero cuál es la evolución de este derecho para que se convierta en derecho en el trabajo. La salud es un derecho habilitante”, comentó.
De cara a la aplicación de tecnologías y nuevas formas de trabajo, “se caracterizan por una mayor flexibilidad laboral y conlleva esa ruptura de binomio espacio tiempo que existía hasta ahora, puesto que ahora no sabemos muy bien donde se desarrolla porque se desarrolla en cualquier lado”, señaló Ruiz. En cuanto a la literatura especializada “identificada a los trabajadores que hace uso intensivo de las tecnologías como vulnerables. El llamado ‘tecnoestrés’ es realmente una de las primeras causas que nos muestran como evoluciona la enfermedad y el accidente trabajo”.
Además, en la jornada se plantea el debate que existe en la OIT para incluir la seguridad y salud en el trabajo como derecho fundamental y Ruiz ha hecho referencia a tres temas fundamentales como “si se va a incluir la seguridad y salud dentro de la idea de ambiente de trabajo seguro y condiciones saludables; cuales son los convenios relacionados con los derechos que se van a incluir; y el efecto que puede tener en los acuerdos de libre comercio”.
Diálogo social positivo
En la primera mesa redonda titulada ‘trabajando por un diálogo social positivo’ como herramienta clave para la seguridad y salud en el trabajo’, Helena Morales de Labra, técnico de Prevención de Riesgos Laborales, Departamento de Empleo, Diversidad y Protección Social de la CEOE, ha explicado que es el diálogo social según la OIT “dice que es todo tipo de negociación y consultas que lleve a los gobiernos, empleadores y trabajadores a tratar temas de interés común, sociales o económicos”. La primera cuestión que ha tratado Labra ha sido que “el diálogo social siempre es positivo, ya que en mayor o menor medida da sus frutos. El futuro de dicho diálogo debe estar muy marcado por la negociación colectiva, distintos sectores, distintas empresas, etcétera”.
Según Mariano Sanz Lubeiro, secretario Confederal de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de CC. OO, “desde el punto de vista preventivo las empresas han dado una respuesta muy valorable y responsable. Me quedo con el lema de actuar juntos para construir una cultura positiva en prevención laboral”.
“La raíz de la cultura preventiva debe originarse dentro de los niveles de formación, es urgente revisar la formación en los distintos ciclos de enseñanza. Deberíamos desarrollar actuaciones de cultura preventiva en la atención primaria y educación secundaria con riesgos que se van a reflejar en el ámbito laboral. Tenemos que hacer un llamamiento sobre la importancia de esto. La seguridad no es algo que pedimos, es algo que se debe transmitir como un valor”, destacó Lubeiro.
El secretario de CC OO también habla del tema de formación profesional, “desde el punto de vista de las empresas la recualificación de las personas es imprescindible para adaptarnos a muchos riesgos que ya nos estamos enfrentando, como el cambio climático. En el marco de la empresa es la raíz donde podemos encontrar los problemas, pero también las soluciones. La participación debe ser en toda la estructura de la prevención, no solo en los responsables, pero también buscando formulas en los trabajadores para hacerles fácil esa participación”.
“El diálogo social siempre es positivo, otra cosa son los acuerdos que se logren”, ha señalado Miguel Canales Gutiérrez, responsable de Formación y Prevención de Riesgos Laborales, Departamento Sociolaboral CEPYME y además explicó tres ideas, “en primer lugar, nuestro país tenemos un diálogo social muy estable y muy solido afortunadamente. La OIT trabaja con muchos países en los que el diálogo social no existe, así que tenemos mucha suerte; en segundo, no tenemos tanta suerte en la cultura preventiva, ya que la formación no esta asentada en nuestro país sobre la prevención de riesgos; y el tercer y último mensaje, estamos en tiempos de muchos cambios, en un mundo en el que hay que afrontar muchos retos como la digitalización”.