La primera medida permite a las empresas presentar anticipadamente sus solicitudes de subvención a la inversión, posibilitando el inicio de proyectos sin esperar a la convocatoria oficial, prevista para finales de año. Esta línea cuenta con una dotación de 70 millones de euros, ofreciendo ayudas que cubren el 40% de la inversión, con un límite de 5 millones de euros por proyecto. Está dirigida a sociedades mercantiles, cooperativas y sociedades agrarias de transformación, tanto pymes como grandes empresas. La adjudicación se realiza en régimen de concurrencia competitiva, priorizando proyectos que utilicen materias primas sin transformar, productos bajo figuras de calidad o con certificaciones industriales. También se valora el impacto en el empleo, la ubicación en el medio rural y el compromiso con la sostenibilidad mediante la gestión de residuos, digitalización o protección frente a siniestro.
La segunda línea de ayudas se centra en inversiones con objetivos ambientales, apoyando acciones como la mejora de la eficiencia energética, valorización de residuos agrícolas o ganaderos, integración de energías renovables, reducción de emisiones y ahorro en el uso del agua. Para actividades de primera transformación de productos agrícolas, la ayuda puede alcanzar hasta el 60% de los costes subvencionables. En otras actividades, la intensidad de la ayuda varía entre el 15% y el 45%, según el tipo de empresa y su localización, con un máximo de 950.000 euros por proyecto.
Estas iniciativas forman parte del Plan Estratégico de la Industria Agroalimentaria de Castilla y León, que cuenta con un presupuesto total de 438 millones de euros hasta 2028. La mayoría de las acciones previstas en áreas como desarrollo económico, digitalización, sostenibilidad, mejora de la competitividad y promoción comercial ya se han activado, según la Junta.
