¿Qué es Azcatec y cuáles son vuestros objetivos principales?
Azcatec es una empresa de ingeniería industrial dedicada al desarrollo de proyectos de plantas industriales: químicas, petroquímicas, energéticas, de residuos o ambientales, entre otras. Nuestros objetivos se centran en diseñar proyectos industriales situados en la frontera del conocimiento, aportando valor añadido a nuestros clientes y contribuyendo a que la industria en España sea puntera y esté a la vanguardia. Somos unas 100 personas dedicadas exclusivamente al desarrollo de proyectos industriales y ayudamos a nuestros clientes a crecer y competir en un entorno global.
¿Qué papel quiere desempeñar Azcatec en la transformación industrial de Andalucía en los próximos años?
Además de Andalucía, contamos con delegaciones en Portugal y Marruecos. Aproximadamente el 60% de nuestra actividad industrial se desarrolla en Andalucía y trabajamos con cerca del 80% de las industrias de la región, gracias a nuestra larga trayectoria y conocimiento del tejido industrial. Nuestro papel es apoyar a estas empresas —en torno a 100 clientes distintos— trasladando conocimientos y tecnologías entre sectores para ofrecer soluciones nuevas a problemas complejos. Creemos firmemente que cualquier industria que no apueste por la innovación tiene un futuro muy limitado. Por eso, ayudamos especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que no cuentan con la capacidad de innovación de la gran industria, a desarrollar proyectos innovadores.
¿Qué papel juegan la estabilidad regulatoria y los incentivos fiscales en la atracción de nuevos proyectos industriales?
Todo inversor, industrial o no, necesita un marco estable político y regulatorio. Hoy el capital no tiene fronteras y se dirige hacia regiones que ofrecen mejores condiciones. Aunque queremos contribuir al desarrollo industrial de España, la realidad es que el contexto político actual no acompaña. Para que una empresa pueda desarrollarse necesita estabilidad regulatoria y menos burocracia. Actualmente existe un exceso de normativa y los plazos administrativos para obtener autorizaciones —sobre todo ambientales— son demasiado largos y frenan el desarrollo industrial. En otros países de la UE o fuera de ella los trámites son mucho más ágiles y permiten iniciar la construcción de una planta sin esperar año y medio o dos años a recibir licencias. Respecto a los incentivos fiscales, son muy importantes. Las subvenciones a fondo perdido del Estado y de las comunidades autónomas son un atractivo, pero con frecuencia, por problemas administrativos, no se llegan a ejecutar o hay que renunciar a ellas, perdiendo un motor económico clave para el país y la región.
¿Qué barreras administrativas siguen frenando el desarrollo de nuevas instalaciones industriales?
La principal barrera es la duración excesiva de los plazos administrativos para iniciar una actividad industrial, unida al exceso de regulación. Habría que avanzar en la dirección contraria: desregularizar y apoyarse más en los técnicos y promotores, confiando en que los proyectos se diseñen conforme a la legislación. En otros países existe la figura de la declaración responsable. Con un documento firmado por el promotor y los técnicos competentes, la construcción puede comenzar inmediatamente. Después, la Administración verifica si lo declarado se cumple. Esto permitiría ganar un año o año y medio. Hay que ser muy ágiles, porque un proyecto que no llega al mercado en un plazo razonable corre el riesgo de quedar obsoleto, especialmente con la competencia asiática.
¿Qué sectores industriales están liderando actualmente la inversión en España?
La situación actual es positiva por el crecimiento del consumo interno y, sobre todo, por las exportaciones. El sector del automóvil es el que atraviesa más dificultades, principalmente por la competencia asiática, pero el resto de sectores está funcionando bien. En los polos químicos de Huelva y del Campo de Gibraltar se están alcanzando récords de producción. También van muy bien el sector químico, el metalmecánico y la minería. Para seguir creciendo, la industria necesita un mayor impulso administrativo y la implantación de nuevas empresas. El 90% del tejido industrial andaluz y español está formado por pymes, lo que dificulta competir en un mercado global. Hay que promover la creación de “campeones industriales”: empresas con más de 100 trabajadores capaces de competir internacionalmente. Para ello hace falta apoyo público que facilite fusiones, adquisiciones y crecimiento empresarial.
¿Cómo está redefiniendo la industria 4.0 las necesidades de inversión y los modelos productivos?
Más que hablar de industria 4.0, ya estamos entrando en la industria 5.0. La tecnología avanzada es clave. En España predominan las pequeñas empresas industriales, que tienen dificultades para acceder a tecnologías disruptivas necesarias para competir. Las grandes empresas sí cuentan con departamentos potentes que les permiten estar en la vanguardia, pero las pymes necesitan mayor apoyo de la Administración para incorporar criterios de digitalización, robotización e inteligencia artificial. Si no lo hacemos aquí, otros países lo harán y quedaremos fuera del desarrollo tecnológico que viene. Aunque la Administración Pública invierte muchos recursos en investigación y desarrollo, la mayor parte se dirige a grandes empresas, universidades y centros tecnológicos. Las pymes industriales necesitan apoyo para proyectos de innovación orientados al mercado, pero estos están poco financiados. Reivindicamos una mayor inversión pública en innovación aplicada, que permita desarrollar productos cercanos al mercado junto a las pequeñas y medianas empresas.
¿Qué tecnologías o procesos empleáis en las plantas de transformación de residuos plásticos y textiles?
En el ámbito de los plásticos trabajamos principalmente con tecnologías de pirólisis. Estamos desarrollando un proyecto industrial de una planta de pirólisis de plástico y participamos en un proyecto europeo orientado al reciclaje mediante pirólisis más allá de la vida útil del material. En el ámbito textil, estamos asistiendo a empresas extranjeras interesadas en implantarse en Andalucía para producir tejidos a partir del cáñamo. Esto requiere un cambio de mentalidad y de modelos de cultivo, pero creemos que será un proyecto muy relevante en el futuro y transformará el ecosistema de producción textil.
