Después de considerar que la Organización Mundial del Comercio (OMC) es una entidad inútil “porque está totalmente bloqueada”, “no funciona” y “no tiene órgano de apelación”, Barceló estimó que en Europa “tenemos bastantes dificultades en el acceso a las materias primas” y de ahí deriva el concepto de “autonomía estratégica”.
“Por otro lado, necesitamos expandir la enorme ambición climática y ambiental de la Unión Europea que funciona sola esperando que los demás le sigan, y no todos lo hacen”, opinó. De ahí que las instituciones europeas hayan aprobado normas y medidas propias como el Mecanismo de Ajuste en Frontera, la Ley de Materias Primas Críticas o la nueva Ley de Industria Cero, “lo que choca con la teoría de la liberalización”.
“Nos encontramos en esta tesitura. Lo que queremos en la industria es que se dejen de decir palabras bonitas y vayamos a la realidad. ¿Queremos industria en Europa? Hagamos que sea un territorio amable para la inversión. Eso requiere un sistema de precios energéticos razonable que garantice un precio competitivo a la industria europea”, declaró Barceló.
“También requiere bajar el pistón de la regulación. En los últimos cinco años hemos tenido una avalancha de regulación que hace prácticamente imposible que el gerente de una planta la pueda conocer. Eso no es razonable. Y mucha de esa regulación se ha hecho desde la llamada ‘burbuja de Bruselas’”, añadió.
Barceló dijo que está en nuestra mano la solución porque “una sociedad sin industria no sobrevive”; la aspiración pasa por una sociedad de consumidores y productores “que tenga una sólida base industrial, que permite el buen empleo, la innovación y además es un auténtico motor de los servicios asociados.” “La industria es el motor de la innovación”, declaró convencido. Y la innovación atrae al talento, concluyó el director general de UNESID.