A través de su política industrial, energética y minera, “Andalucía aspira a mejorar los factores de productividad de su sector industrial basándose en el desarrollo tecnológico y la innovación en productos y procesos para afrontar los grandes retos de sostenibilidad y digitalización que se plantean a nivel europeo”.
De esto modo, la energía está llamada a “jugar un papel esencial, no sólo como factor de localización industrial sino como vector que permita avanzar hacia una industria y una minería energéticamente eficiente y que limite el uso de fuentes energéticas fósiles en su proceso productivo y actividades”.
De ahí la necesidad de “dotar de incentivos económicos eficaces para impulsar las inversiones productivas, innovación y digitalización de sus principales cadenas de valor industriales, incluida la industria extractiva, y promover la inversión en actuaciones energéticas que refuercen la competitividad de la industria andaluza, contribuyendo así a alcanzar la diferenciación de Andalucía como región industrial capaz de aprovechar las mejores oportunidades tecnológicas y convertirla en motor del desarrollo energético sostenible, favoreciendo el crecimiento de su industria en solvencia, dimensión, calidad, empleo y valor para la sociedad”.
Y todo ello, dentro de un marco de convergencia europea alineado con los objetivos políticos adoptados para el marco comunitario 2021-27 y, en particular, con los referidos a “una Europa más inteligente, más verde y baja en carbono, más conectada, más social y próxima a los ciudadanos, y dotado con recursos para contribuir a los objetivos para lograr una transición energética limpia y reforzar el crecimiento sostenible”.