Los participantes de las jornadas se centraron en cuatro ejes puntales: la transformación digital, la transformación energética, la transformación industrial y la transformación de las infraestructuras logísticas. El evento fue organizado por la Fundación Anastasio de Gracia y el sindicato socialista UGT-FICA y vio la luz los días 25 y 26 de enero.
Probablemente el concepto que más circuló por todos los grupos de trabajo fue el de la necesidad de firmar un Pacto de Estado por la Industria. La Formación Profesional y la captación de talento también ocuparon un lugar destacado en buena parte de las alocuciones escuchadas.
En su discurso de presentación, el director general de la Fundación Anastasio de Gracia, Pedro Hojas, explicó que la entidad que dirige apuesta por los debates, el intercambio de ideas, el análisis desde la pluralidad ideológica para motivar la participación y aportar soluciones a la sociedad en su conjunto.
Lo cierto es que el foro, “preparado desde agosto”, según admitieron los propios organizadores, suscitó un enorme interés público lo que sobrepasó las capacidades de aforo del Auditorio Millán Picazo de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras, al reunir a representantes de administraciones públicas de distinto color político y a directivos de empresas públicas y privadas multinacionales. El lugar se quedó pequeño dado el interés suscitado por la asistencia, además, de tres ministras del Gobierno central y del máximo representante del Ejecutivo andaluz.
Hojas habló brevemente de los cuatro factores fundamentales para la transformación del sistema productivo. Con respecto al cambio digital y su impacto industrial y social, reconoció que “todavía existe mucho desconocimiento”. Al referirse a la transformación industrial, apuntó a la adopción de un Pacto de Estado por la Industria, que fije las bases para mantener ese tejido productivo. En el ámbito energético, abogó por la búsqueda de “una transición justa” que busque la independencia energética. Y finalmente, en el capítulo de la logística, se detuvo en las infraestructuras, con el puerto de Algeciras como referente nacional.
Tomó a continuación la palabra el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, del PP, quien, tras la ronda de agradecimientos, puso en valor las características tan especiales que reúne este municipio del Campo de Gibraltar. Algeciras es el primer puerto de España y el cuarto de Europa en tráfico de mercancías (más de 100 millones de toneladas anuales), pero se aúpa al primer puesto del Viejo Continente en cuestión de eficiencia, según la clasificación global del Banco Mundial. La lista está dominada por puertos asiáticos. La comarca se alza en un emplazamiento envidiable, frente al Estrecho de Gibraltar, el tercero más transitado del planeta después del de Malaca y el de Panamá.
Algeciras “es un escenario ideal para exponer ideas”, indicó el primer edil. “El futuro está aquí”, remarcó. “Nuestra tierra ofrece dos parques naturales [el del Estrecho y el de los Alcornocales] que preservan la naturaleza, pero también es el primer polo industrial de Andalucía y el segundo de España”.
La comarca gaditana se ha convertido en un referente industrial nacional y buena prueba de ello son tres grandes proyectos tractores que favorecen la descarbonización, todos ellos citados por el alcalde Landaluce. El primero es el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, que convertirá a Andalucía en el mayor hub de Europa de esta tecnología. El plan contempla la inversión de 3.000 millones de euros para la construcción de dos plantas de producción de hidrógeno verde, una en Huelva y otra en San Roque, municipio sito en el Campo de Gibraltar, cada una de 1GW de potencia, más otros 2.000 millones para la generación de las energías renovables necesarias para el proceso.
El Valle Andaluz del Hidrógeno Verde producirá 300.000 toneladas de hidrógeno verde al año, que impulsarán la descarbonización gracias a la producción de biocombustibles avanzados para la aviación (SAF), el transporte marítimo y el terrestre pesado.
La inversión generará 10.000 puestos de trabajo, 1.000 de ellos directos, según las previsiones de la compañía energética Cepsa lidera este proyecto en alianza con otras firmas como Enagás Renovable.
El segundo plan mencionado por Landaluce fue el proyecto Zeppelin, cuyo objetivo general investigar un conjunto flexible de tecnologías de producción y almacenamiento de hidrógeno verde basadas en el aprovechamiento de residuos, lodos, aguas residuales y otros subproductos, buscando mejorar de forma significativa los costes y la eficiencia de este vector energético. En otras palabras, apuesta por las vías alternativas a la electrolisis tradicional, abriendo una vía innovadora indiscutible.
Este proyecto, que cuenta con financiación de los fondos europeos Next Generation, aborda los diferentes retos tecnológicos vinculados al reformado del biogás y bioetanol, la fermentación oscura (FO), la electrólisis microbiana (EM), la gasificación y el almacenamiento de H2, estableciendo nuevos modelos de obtención de hidrógeno verde complementarios a la electrólisis con energías renovables, integrados en un modelo energético descarbonizado bajo los principios de la economía circular y la digitalización, en un escenario de estrés hídrico agravado por fenómenos derivados del cambio climático.
El proyecto Zeppelin está formado por un consorcio liderado por Aqualia e integrado por Naturgy, Norvento Enerxía, Perseo Biotechnology, Repsol, Redexis, Reganosa y Técnicas Reunidas. También colaboran 9 organismos de investigación como CETIM, CIEMAT, EnergyLab, CIDAUT, el Instituto de Tecnología Química (ITQ-UPV e ITQ-CSIC), la Fundación FunGe-UVa, IMDEA-ENERGIA e ITMATI, los cuales poseen una capacidad tecnológica complementaria para llevar a cabo todas las actividades de investigación propuestas a lo largo del proyecto.
Por último, pero no menos importante, está el plan de la naviera danesa Maersk que ha elegido España para impulsar la descarbonización de su flota con la creación de dos plantas en Andalucía y Galicia para producir metanol verde para su propio consumo.
La inversión podría alcanzar los 10.000 millones de euros de aquí a 2030, según las estimaciones gubernamentales a partir del coste actual de producir esta tecnología. La creación potencial de empleo es de 5.000 puestos de trabajo directos, a los que hay que sumar 40.000 indirectos y 40.000 en la fase de construcción.
De hecho, Maersk ya ha empezado a construir en Corea del Sur el primero de sus portacontenedores sostenibles con una capacidad de 16.000 contenedores tipo TEU cada uno de ellos.
“Somos conscientes del potencial, pero también de que se nos escuche para que esta trasformación sea palpable y efectiva”, subrayó el alcalde de Algeciras.
Tras Landaluce subió a la tribuna de oradores el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, quien destacó que desde hace mucho el sindicato clama por el cambio del sistema productivo. “Es casi un mantra” de la organización, agregó, mirando directamente a Cándido Méndez, su antecesor en el cargo, quien intervino posteriormente en una de las cuatro mesas de debate.
Álvarez recordó que ya en Burgos en 2017, siendo Mariano Rajoy presidente del Gobierno, ya exigieron la aprobación de un Pacto de Estado por la Industria. Este “peregrinaje” ha llegado a la Comisión en el Senado y a una nueva Ley de Industria (la anterior es de 1992) que se está debatiendo en la actualidad. Insistió en que es imprescindible que en el Pacto de Estado estén presentes las comunidades autónomas, las administraciones locales y las fuerzas políticas no solo las gobernantes. “Solo quienes apuestan triunfan”, remachó.
“Hemos venido a escuchar y a conocer propuestas para que la industria en España supere el 20% del PIB”, recalcó el secretario general de la UGT, pues la industria ofrece “empleo de calidad” y “salarios dignos”.
Los “agujeros” vistos por la pandemia y la invasión rusa deben servir para buscar alternativas claras de un cambio de modelo productivo, señaló en otro momento. El veterano sindicalista también se ocupó de la Formación Profesional, otro tema estrella de las jornadas. “Hay que dejar de hablar y empezar a hacer”, dijo admitiendo que se ha hecho poco al respecto. Abogó por la formación permanente y diaria y por la formación de los jóvenes, convencido de que “el conocimiento es un capital” y de que el país que tenga más capacidades de formación tendrá el futuro.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, participando en los discursos de apertura de las jornadas, coincidió con el líder sindical, cuando señaló la importancia de un Pacto de Estado por la Industria, un instrumento, en su opinión, “razonable, necesario y oportuno”. “Los Pactos de Estado dan credibilidad y estabilidad al sistema y mantienen las políticas en el tiempo”, añadió. “Que el tronco sea común. Voy a empujar humildemente ese Pacto”, enfatizó. “Necesitamos más industria. La industria se comporta infinitamente mejor en las crisis”. “La industria tiene que adaptarse a las nuevas realidades y tiene que especializarse; la industria tiene más capacidad de inclusión social”, declaró.
Después de reconocer el talante de UGT de búsqueda de puntos de encuentro a pesar de las desavenencias, Moreno consideró que esta clase de foros de reflexión y debates es lo que necesita España. “España necesita toneladas de diálogo”.
Desgranando las tres revoluciones simultaneas actuales: la industrial, la digital y la energética, el presidente andaluz recordó que el 54% de la energía de toda la comunidad autónoma -que es más grande que Finlandia- es limpia. “Andalucía va a ser la primera región española en producción de energías renovables”, añadió.
Moreno anunció, además, la próxima convocatoria de ayudas por un presupuesto de 118 millones de euros a proyectos industriales tractores y la renovación del Plan de Acción Crece Andalucía, que centra, planifica y desarrolla las acciones necesarias para actualizar y optimizar cada pilar de la industria. Desde 2023 a 2027 este Plan buscará generar más valor añadido en el impulso de la Formación Profesional.
La primera mesa, titulada “La transformación digital. Impacto, estrategia e innovación”, estuvo dinamizada por el secretario de Administración y Recursos de UGT-FICA, Félix Gutiérrez Argüelles, que reunió al ya citado Cándido Méndez, al catedrático de Ciencias de Computación de la Universidad de Valencia, Gregorio Martín, y a la experta en Impacto Social de la Tecnología, Lucía Velasco, autora del libro ¿Te va a sustituir un algoritmo?
Hablando de los impactos de la transformación digital, el profesor Martín declaró que la transformación digital tiene dos impactos: uno interno y otro transversal. La primera reflexión que planteó el académico es que la digitalización no es uniforme y, por tanto, no se puede generalizar. Este proceso se da de menos a más en la construcción, la sanidad, la movilidad, el turismo, la industria automatizable, las administraciones públicas, los hábitos y el comercio y los contenidos y la información. “Para el albañil la digitalización es importante, pero para un periodista es brutal”, sentenció.
Martín desplegó un panorama sombrío con respecto a los semiconductores. “Nuestra situación es desértica” en este aspecto, proclamó mostrando una serie de gráficos sobre su proceso productivo. La concepción de los circuitos integrados y de las máquinas que los producen se da en Estados Unidos y en Europa. Holanda, especialmente la empresa ASML tiene el monopolio de las máqjinas de litografía extrema ultravioleta. Corea del Sur, Japón y Taiwán son líderes mundiales de la fabricación de los chips, especialmente en la tecnología inferior a 7 nanómetros. China es líder en ensamblado. Finalmente, en cuanto a consumo, EEUU, China y Europa son los primeros.
En febrero de 2022, la Unión Europea adoptó la Chips Act, que prevé 43.000 millones de euros hasta 2030 con el objetivo de doblar la producción de semiconductores y el 20% del mercado. Ahora mismo se ha propuesto formar una Alliance Chip 4 entre EEUU, Japón, Corea del Sur y Taiwán para aislar a China, pero eso también dejaría fuera de juego Europa.
“No lo tenemos fácil. Hemos perdido tiempo. No estamos en condiciones de hacer chips”, admitió el ponente. “El autoabastecimiento es muy bonito, pero lo mejor es buscar alianzas”, agregó, planteando dos disyuntivas: apostar por Alemania u Holanda o buscar un pacto serio y urgente con China.
Preguntada por el impacto de la transformación digital en las empresas, Lucía Velasco respondió que nos encontramos en un empate técnico entre quienes piensan que se destruirá empleo y quienes no se lo creen. “Lo importante es diseñar estrategias de transición digital”, estimó. En su opinión, se va a necesitar menos gente. “Eso va a pasar”, lo que implica que los agentes sociales, entre ellos la empresa y los sindicatos, gestionen el cambio, y eso significa anticiparse a los hechos. Es preciso escapar de decisiones que lleven a rechazar la tecnología, argumentó Velasco en el panel, porque no se sabe explicar su utilidad. “Rechazar el cambio es malo”, porque retrasa su implantación y reduce la competitividad, dejando en una posición más débil la nueva industrialización.
“El poder de la transformación digital aumenta nuestras capacidades”, aseveró Velasco, lo que significa trabajar menos, pero ser más productivo, manifestó, para llegar a otra reflexión: la gobernanza tecnológica, con la llegada del teletrabajo, pero también con la vigilancia y la intrusión y del control tecnológico para la opresión y no para potenciar a las personas. La tecnología reconfigura las relaciones laborales y eso quiere decir dos pilares como el Contrato Social y el Estado del Bienestar.
El tercer ponente de esta mesa de lo digital, el histórico líder ugetista ya jubilado Cándido Méndez, quien se autodefinió como un “buen antepasado”, dirigió su análisis a “integrar en la transformación digital necesariamente la transformación verde. Esos dos escenarios son inseparables. Y he dicho verde y no energética”. Para Méndez, “el crecimiento es finito” y se muestra firme defensor del “triángulo virtuoso” de las tres D: descarbonización, digitalización y derechos (empleo). “Si la revolución industrial clásica fue manufacturera, la actual es mentefacturera”, proclamó.
Como ideas fuerza, el catedrático de la Universidad de Valencia apuntó que “Europa es una solución necesaria, pero no suficiente”; la economista especializada en tecnología e innovación social se decantó por diseñar planes de transición para empresas, pero también para administraciones públicas, planes que protejan a las personas y que ayuden a gobernar el cambio tecnológico dentro del tejido empresarial; el sindicalista apoyó “conseguir un gran pacto por el empleo digital y verde”.
Después de estas interesantes consideraciones, intervino la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, pero tuvo que hacerlo de forma telemática debido a problemas de transporte aéreo. Maroto hizo un amplio y positivo repaso de los 12 PERTEs ya aprobados por el Gobierno central que movilizan 33.000 millones de euros en colaboración público-privada de cara a la modernización del sistema productivo, la cohesión territorial y la reindustrialización. La ministra se detuvo en el PERTE naval, el aeronáutico, el agroalimentario, el de energías renovables, el de microchips, el del automóvil eléctrico y el de descarbonización. También citó los proyectos tractores del Valle Andaluz del Hidrógeno y la entrada de Maersk, destacando el “papel dinamizador” del puerto de Algeciras, que creció un 3% en 2022 en tráfico de mercancías.
“La política industrial debe ser una política de Estado”, enfatizó. “Los PERTEs nos han permitido apalancar los proyectos. Pero no es suficiente. Necesitamos marcos regulatorios estables” y entonces citó la nueva Ley de Industria, que, según su estimación, contiene dos elementos novedosos: en el impulso a los ecosistemas industriales y a los proyectos de interés general; y en el ámbito de las crisis industriales, introduciendo mecanismos de gobernanza para encontrar soluciones.
“El paraguas de la Ley de Industria debe ser el Pacto de Estado por la Industria”, sostuvo Maroto, afianzando la idea de que ese Pacto es necesario para que dé estabilidad y seguridad a las empresas y que favorezca la atracción de nuevas inversiones industriales. De hecho, Maroto declaró que están trabajando para firmar el Pacto en “los próximos días”, quizás semanas, antes de que acabe su mandato ministerial y dedicarse a tiempo completo a su candidatura a la Alcaldía de Madrid.
La Mesa número dos se ocupó de lo industrial y estuvo moderada por el secretario de Política Industrial de UGT-FICA, Juan Antonio Vázquez, quien subrayó que España se encuentra en un momento crucial con una revolución acelerada, donde la industria lanza mensajes de debilidad pues su peso en el PIB nacional era del 22% en 1995 y a finales de 2022 solo llegaba al 15,3%. También identificó como una alta vulnerabilidad el hecho de que el tejido industrial esté copado por micropymes. De hecho, solo el 0,56% de las empresas están integradas por más de 200 empleados.
Acompañaban a Vázquez en el panel sobre la transformación industrial, el consenso social y político para una estrategia de Estado y la política industrial cuatro altos cargos: Bernardo Velázquez, CEO de Acerinox; Ricardo Domínguez, presidente de Navantia; Ana María Vielba, viceconsejera de Política Industrial y Energía de la Junta de Andalucía; y Luis Ángel Colunga, comisionado para el PERTE de Descarbonización.
Domínguez apostó por evitar la deslocalización, y pidió para ello coordinación entre la parte social, la empresa y los productos financieros, tecnológicos e innovadores. Poniendo la mirada en las personas y en proyectos tan novedosos como los Astilleros 4.0 que Navantia desarrolla en sus diques de San Fernando, Ferrol y Cartagena, el CEO de Navantia se detuvo en la orientación a la captación del talento, la sostenibilidad, la competitividad y la flexibilidad.
El discurso de Velázquez, de Acerinox, se apoyó en la idea de que está empíricamente demostrado que la industria es buena para España pues ofrece empleo de calidad, clara vocación tractora y exportadora, capacidad innovadora y razones estratégicas. ¿A qué empresas industriales es necesario apoyar?, se preguntó. A las nuevas tecnologías, a las innovadoras, a las sostenibles, pero, sobre todo, es obvio “apoyar a la industria existente” que paga los salarios a final de mes, la automotriz, la papelera, la agroalimentaria, la química o la siderúrgica.
El sector siderúrgico apuesta por la colaboración con más actores. “Necesitamos un marco jurídico estable, que ese marco no cambie, un pacto de Estado que no sea susceptible de dar bandazos. La industria necesita inversiones a largo plazo. No sólo exenciones fiscales sino estabilidad. Tenemos que competir para atraer inversiones”, pidió el directivo de la multinacional española Acerinox.
“Necesitamos una solución europea común para todos a la transformación energética”, agregó Velázquez. “La industria sostenible va de la mano de la industria eficiente”, resumió. Para él el riesgo de la industria electrointensiva es la deslocalización, dado que el alto precio de la energía. “Esto es una demanda histórica”.
Por su parte, la viceconsejera andaluza de Política Industrial y Energía subrayó que las administraciones públicas deben ser facilitadores e impulsores de la transformación industrial, mediante medidas de liquidez que den solvencia. Tampoco se olvidó de citar la minería del siglo XXI que ya no se explota bajo tierra sino con un joystick.
El recién nombrado comisionado para el PERTE de la descarbonización, Luis Colunga, transmitió un mensaje ciertamente inquietante. “Por primera vez se habla en serio de la desaparición de la industria europea”, advirtió, citando en particular al comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.
Colunga, que tiene rango de subsecretario y viene a ser una especie de “embajador con la industria”, señaló que se empieza a no invertir en Europa y sí en Estados Unidos. Por ello busca alcanzar una alianza en favor de la descarbonización de aquellas compañías que utilizan combustibles fósiles como la petroquímica, la siderúrgica, la de los metales no férricos, la cementera, la cerámica, la papelera, la alimentaria. “No todos los sectores industriales están en la misma situación”, concretó. Colunga, que ha estado varios años ten Bruselas defendiendo los intereses sindicales paneuropeos, consideró recomendable que sea haga más laxo el concepto de ayudas del Estado y de competitividad intraeuropea.
El tercer eje de las jornadas celebradas en Algeciras se enfocó en la transformación y la independencia energéticas y la transición justa hacia la descarbonización. En calidad de moderador, José Antonio Pasadas, secretario de Acción Sindical de UGT-FICA, puntualizó que estos cambios están provocando nuevas oportunidades, basadas en tres elementos fundamentales: la transición hacia las energías renovables con el especial papel que jugará el hidrógeno verde; el autoconsumo energético; y la eficiencia energética.
La descarbonización industrial, estimó Pasadas, debe buscar la reducción de emisiones de efecto invernadero, pero con anticipación y participación de los agentes sociales; eso implica la participación en el seguimiento de los PERTEs. El sindicalista también indicó que el impacto en las empresas electrointensivas no se toca en profundidad en el anteproyecto de la Ley de Industria.
El panel estaba formado por Félix Parra, CEO de FCC AQUALIA; Antonio Joyanes, vicepresidente de Parques Energéticos de CEPSA; Gustavo Vargas, secretario del sector Energía y Agua de UGT FICA; Rafael Sánchez, director general de Endesa Andalucía; y Francisco J. Ramírez, director gerente de la Agencia Andaluza de la Energia.
Parra, al tomar la palabra, indicó que el agua y la energía forman un binomio más estrecho del que pueda parecer en un principio. “El agua está al principio y al final del proceso del cambio climático”, declaró. Teniendo en cuenta el estrés hídrico que vive el sur de Europa, los modelos prevén una reducción del agua del 40-50% de aquí a 2050, lo que provocará cambios en los procesos productivos.
Los sistemas de agua (tratamiento, depuración, distribución) son intensivos de energía. Eso quiere decir que el agua también deja una huella de carbono, lo que abre la oportunidad de trabajar en favor de la eficiencia y la gestión del agua mediante la renovación y la digitalización de las redes. “El agua más cara es la que no se tiene”. También abordó soluciones como desalación del agua marina o la depuración de aguas residuales mediante algas, que generan biogás susceptible de ser utilizado en movilidad o incluido en la red gasística. Y, cómo no, el hidrógeno verde, pero él recordó que para producir una tonelada de hidrógeno verde se necesitan nueve toneladas de agua.
Es muy importante aligerar la tramitación pública y facilitar la inversión, por ejemplo, en los procesos de desalación, dijo.
“Andalucía tiene unas condiciones excepciones de acceso a las energías renovables”, indicó Antonio Joyanes, de CEPSA, y el ya referido proyecto del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde “refuerza ese mensaje de entusiasmo”. Sin embargo, hay que “tener los pies en la tierra”. Aa a costar tiempo, señaló, cambiar los hábitos de consumo. Este transito inteligente, sostenible y óptimo exige la colaboración de todos y el cambio de la forma de trabajar.
Por su parte, Rafael Sánchez, directivo de Endesa, presentó un informe de contexto, analizando la geopolítica, la sostenibilidad, la eficiencia energética y las tecnologías. “Hemos los deberes en cuanto a almacenamiento de gas”, aseguró. Sánchez partió del trilema energético (disponibilidad, impacto medioambiental y equidad), pero le añadió un parámetro más y lo convierte en el tetralema ya que la guerra en Ucrania ha incluido un cuarto factor: la seguridad del abastecimiento. El ponente también habló de las líneas de trabajo en la eficiencia energética: el uso de la energía renovable, el aumento del rendimiento de los sistemas y la reducción de las demandas, por ejemplo, con los aislamientos. “La eficiencia energética obliga a desacoplar la energía de la economía”, explicó.
Francisco J. Ramírez, de la Agencia Andaluza de la Energía, remarcó que las administraciones publicas deben empujar y financiar, pero pasar desapercibidas y no estorbar. Su aportación consistió en pensar que la transición también debe ser “razonable”, sin apretar demasiado a las empresas para no ahogarlas. “Andalucía es un Fórmula 1 que circula en una carretera comercial”, dijo a modo de metáfora.
Como colofón de la mesa de lo energético, habló Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. “Estamos razonablemente bien posicionados para esta revolución. Debemos estar suficientemente preparados en cuanto a marcos regulatorios y cadenas de valor afectadas”, manifestó. “España está mejor situada que otros países”.
“Se detecta una escasez de profesionales de instalaciones fotovoltaicas y de autoconsumo, Entre 50.000 y 60.000 puestos de trabajo no se cubren”, desveló.
La cuarta y última mesa de debate y reflexión versó sobre la transformación de las infraestructuras logísticas como motor para un desarrollo industrial sostenible y competitivo. Nadie mejor para situar ese tema que la ministra del Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez.
Destacando que la transición no debe tener vencidos, que la sostenibilidad es indisociable de la descarbonización y que el impulso del ferrocarril es una de las obsesiones de su departamento, la ministra expuso que actúan sobre 1.500 kilómetros de los corredores atlántico y mediterráneo.
La idea es que una red mallada duplique la cuota del transporte de mercancías por ferrocarril, pero sin olvidar que el transporte marítimo es imprescindible pues maneja el 80% del comercio mundial. “Queremos sacar los camiones de las carreteras y que se suban al tren o al barco”, dijo la ministra de Transportes al ejemplarizar su apuesta por una vanguardia de multimodalidad.
A la mesa de lo logístico fueron invitados Gerardo Landaluce, presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA); Álvaro Rodríguez Dapena, presidente Puertos del Estado; Fernando Luján, vicesecretario General de UGT y Marifrán Carazo, consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) gestiona los puertos Bahía de Algeciras y Tarifa. Es un organismo público que depende del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), antes conocido como Ministerio de Fomento.
Landaluce recordó que Algeciras está entre los diez puertos de contenedores más eficaces del mundo. Los puertos necesitan convertirse en nodos logísticos. ¿Cómo está llevando esta transformación el puerto de Algeciras? Mediante el desarrollo de infraestructura física a los megabuques portacontenedores y teniendo en cuenta que la transformación digital y la innovación son pilares fundamentales de la estrategia del negocio. En este sentido, presentó a los asistentes “nuestro mejor embajador”, el megabuque surcoreano ‘HMM Algeciras’ con capacidad para transportar más de 24.000 contenedores.
La estrategia es que todos los actores portuarios trabajen en equipo para minimizar los tiempos de espera, fomentar una mayor transparencia y la reducción de emisiones de CO2. El presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras pidió agilizar los compromisos ferroviarios estatales y abogó por puertos inteligentes, más sincromodales y más sostenibles.
El presidente de Puertos del Estado confirmó que Algeciras es un ejemplo y referencia por su “extraordinario desarrollo” a causa de los contenedores.
La consejera andaluza, por su lado, recordó que hay tramos del corredor mediterráneo que no tienen ni siquiera proyecto. Eso “debe ser un compromiso del Estado”, reclamó.
Al clausurar las jornadas, sin duda enriquecedoras, el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT, Mariano Hoya, insistió en que “el cambio del sistema productivo es una necesidad social e industrial y que “la industria es un elemento vertebrador y tractor del país”. Con absoluta franqueza, juzgó que la nueva Ley de Industria “llega tarde” y que “el Pacto de Estado aún no ha llegado”, siendo imprescindible. También criticó los PERTEs, que “no han sido fruto del diálogo, del consenso” y donde “falta participación”.