La ponente de iTALKS, con mucha experiencia en el sector, explicó qué es la Inteligencia Artificial (IA): “dotar de áreas cognitivas a las máquinas para que aprendan y tomen decisiones”; que existen varios tipos de IA: de persona a máquina (asistentes virtuales, sistemas que piensan y actúan como las personas); de máquina a máquina. “En ambos casos hay un reto legal, porque no hay legislación en Inteligencia Artificial, y un reto ético, evitando determinadas conversaciones como sobre el suicidio”.
Luego entró en el Machine Learning, cómo se enseña a la máquina a entender mensajes y una persona los va cotejando, para pasar al Deep Learning, cuando la máquina toma ya decisiones gracias a los algoritmos sobre datos que a veces no están limpios y están sesgados.
Después de recordar que a las máquinas les cuesta mucho estructurar lo datos no estructurados (que son el 70% del total), la especialista insistió en que es necesario que haya una responsabilidad escalonada en los equipos de IA. “Los seres humanos tenemos muchos perjuicios”, enfatizó, y explicó que dentro de los equipos de desarrollo el 80% son hombres, blancos, judeocristianos, heterosexuales que no suelen tener en cuenta ni la diversidad ni el género.
Citando numerosos ejemplos prácticos durante toda su exposición, Aranda dijo que en España no existe un órgano competente que audite los algoritmos y explicó que las personas que como ella se dedican a la IA insisten a los políticos que lo pongan en marcha estas competencias en este organismo. Conclusión: “Que nos olvidemos de los robots, que el principal problema lo tenemos las personas con nuestros propios sesgos”, teniendo en cuenta la asimetría, la responsabilidad, la transparencia, la ética y la educación.
