Impulsado en el marco del programa Ecosistemas de Innovación del CDTI y financiado con fondos Next Generation EU, Cíclicom reúne a seis entidades con una amplia trayectoria en innovación tecnológica, investigación aplicada y gestión medioambiental. Entre ellas se encuentran Aimplas, el Instituto Tecnológico del Plástico; el clúster de industrias de medioambiente de Euskadi, Aclima; la Fundación Gaiker; la Asociación Nacional de Recicladores de Plástico (Anarpla); la Fundación para la Investigación y Desarrollo en Transporte y Energía (Cidaut); y Valoriza Servicios Medioambientales. Esta combinación de centros tecnológicos, asociaciones sectoriales y empresas gestoras de residuos constituye uno de los principales valores diferenciales del proyecto.
El foco de Cíclicom está puesto en uno de los grandes desafíos actuales de la industria: el reciclaje de materiales plásticos complejos y compuestos, como los materiales multicapa, los plásticos reforzados con fibra o los polímeros termoestables. Estos materiales son ampliamente utilizados en sectores estratégicos como la automoción, las energías renovables, la aeronáutica o la defensa, debido a sus excelentes prestaciones técnicas, pero su fin de vida sigue siendo una asignatura pendiente desde el punto de vista de la sostenibilidad.
Desde Aimplas, entidad coordinadora del proyecto, subrayan que el reto no es menor. Tal y como explican desde el centro tecnológico, el desafío consiste en “transformar residuos que hoy en día son difíciles de valorizar en recursos útiles para la industria”. En palabras de Pablo Ferrero Aguar, investigador líder en Biotecnología de Aimplas, “hablamos de materiales que han sido diseñados para ofrecer máximas prestaciones técnicas, pero no para ser reciclados, y ahí es donde la innovación se vuelve imprescindible”. Este proceso exige tanto soluciones tecnológicas avanzadas como un profundo conocimiento de los procesos industriales y de las exigencias de los mercados finales. En este sentido, Cíclicom no se limita a investigar nuevas tecnologías, sino que pone a disposición de las empresas soluciones ya desarrolladas y validadas, reduciendo los riesgos asociados a su implantación.
Uno de los pilares del proyecto es la creación de un ecosistema de servicios orientados a la industria. A través de Cíclicom, las empresas pueden acceder a asesoramiento técnico especializado, hojas de ruta tecnológicas adaptadas a sus necesidades y un sistema público de vigilancia tecnológica que permite anticipar tendencias, normativas y oportunidades en el ámbito del reciclaje avanzado. A todo ello se suma el desarrollo de una plataforma digital que actuará como punto de encuentro entre los distintos agentes del sector, facilitando la colaboración y el intercambio de conocimiento.
En este contexto, el papel de Aclima, Basque Environment Cluster, resulta clave para garantizar que la innovación llegue efectivamente al tejido productivo. “Aclima actúa como punto de encuentro, facilitando que la excelencia científica de las tecnologías Cervera se traduzca en proyectos industriales viables para nuestras empresas”, explican desde el clúster a industry Talks. Desde el clúster explican que su labor dentro de Cíclicom consiste en actuar como punto de encuentro entre la oferta tecnológica y la demanda industrial, facilitando que la excelencia científica de las tecnologías Cervera se traduzca en proyectos viables para las empresas. Para ello, Aclima escucha las necesidades reales de la industria, las traslada a los agentes tecnológicos y promueve espacios de colaboración donde se construyen soluciones conjuntas.
Según Aclima, el interés de la industria vasca por el reciclaje de plásticos complejos es hoy “urgente y estratégico”. “Los residuos complejos derivados de sectores como el aeronáutico, el eólico o la automoción suponen un reto directo para la competitividad industrial, pero también una oportunidad clara de posicionamiento en economía circular”, señalan desde la entidad. Sectores con un peso significativo en la economía regional, como el aeronáutico, el eólico o la automoción, generan residuos complejos cuya correcta gestión se ha convertido en un factor crítico para su competitividad. En este sentido, el proyecto Cíclicom transforma un problema ambiental en una oportunidad de negocio, permitiendo a las empresas anticiparse a las nuevas exigencias europeas en materia de contenido reciclado y fiscalidad ambiental.
No obstante, desde el clúster también advierten de que la implantación de modelos de economía circular a gran escala sigue enfrentándose a importantes barreras. Entre ellas destacan la fragmentación normativa, la complejidad administrativa para que un residuo deje de ser considerado como tal, la falta de infraestructuras adecuadas y la volatilidad del mercado de materiales reciclados. A ello se suman barreras culturales y financieras, así como la ausencia de estándares técnicos homogéneos que faciliten la adopción de materiales reciclados en sectores industriales altamente exigentes. Frente a este escenario, iniciativas como Cíclicom resultan fundamentales para reducir riesgos, facilitar el acceso a financiación y generar confianza en el mercado.
Otro de los socios clave del proyecto es Cidaut, cuya experiencia en los ámbitos del transporte y la energía aporta una visión sectorial estratégica. “La repercusión de los polímeros en el sector de la automoción ha sido espectacular, permitiendo reducir peso, consumo y emisiones mediante la sustitución progresiva de componentes metálicos”, destacan para industry Talks desde la fundación. Desde la fundación destacan que el uso de polímeros ha tenido un impacto decisivo en la evolución del sector de la automoción, permitiendo reducir el peso de los vehículos y, con ello, las emisiones contaminantes y el consumo energético. En este contexto, el desarrollo de técnicas de reciclaje avanzado se presenta como un paso imprescindible para reutilizar la mayor cantidad posible de polímeros ya utilizados.
Cidaut subraya que el reciclaje avanzado de plásticos ofrece oportunidades claras tanto para la automoción como para las energías renovables. “Las nuevas técnicas de reciclado nos permiten utilizar plástico reciclado con propiedades muy similares al material virgen, fabricando desde interiores de vehículos hasta componentes de aerogeneradores o paneles solares”, explican desde el centro tecnológico. Estas soluciones permiten reducir de forma drástica la huella de carbono, obtener materiales secundarios de alta calidad para componentes ligeros o estructuras, disminuir la dependencia de recursos fósiles y cumplir con normativas de sostenibilidad cada vez más exigentes. Gracias a las nuevas técnicas de reciclado, hoy es posible fabricar desde interiores de vehículos hasta componentes de aerogeneradores o paneles solares a partir de plástico reciclado con propiedades muy similares a las del material virgen.
La fundación también pone el acento en la importancia del ecodiseño como herramienta clave para cerrar el círculo de la economía circular. “Cuando se diseña un producto no solo hay que pensar en su vida útil, sino en qué va a ocurrir al final de esa vida y cómo se va a reutilizar o reciclar ese material”, subrayan desde Cidaut. Diseñar productos teniendo en cuenta no solo su vida útil, sino también su desmontaje y reciclaje al final de su vida, permite facilitar el tratamiento futuro de materiales compuestos. En el ámbito del transporte, el ecodiseño apuesta por soluciones monomateriales, el uso de materiales separables, la reducción del número de componentes y la incorporación de materiales reciclados, lo que se traduce en procesos más eficientes y en una menor demanda de recursos vírgenes.
En términos de impacto ambiental, Cidaut destaca que la incorporación de materiales reciclados permite reducir de manera significativa la huella de carbono asociada a la fabricación industrial. “El uso de polímeros reciclados puede suponer reducciones de hasta un 70 % en la huella de carbono frente a materiales vírgenes, lo que convierte al reciclaje avanzado en una herramienta clave para la descarbonización del transporte y la energía”, concluyen. El ahorro energético frente a la producción de materiales vírgenes es notable, alcanzando en algunos casos reducciones de hasta el 70 % en el caso de los polímeros. Además, el sector de la automoción ya ha comenzado a fijar objetivos concretos, como el uso de al menos un 30 % de material reciclado en 2030, lo que refuerza la necesidad de contar con soluciones tecnológicas maduras como las que promueve Cíclicom.
La transferencia de conocimiento y la formación constituyen otro de los ejes fundamentales del proyecto. Desde Aimplas insisten en que la capacitación es esencial para que las tecnologías disponibles se traduzcan en talento, competitividad y empleo de calidad. En esta línea se enmarca la organización de jornadas técnicas y workshops, como el celebrado el pasado 11 de diciembre en Valencia durante el III Seminario Internacional de Reciclado de Plásticos (PLASREC), que reunió a profesionales del sector para debatir sobre los principales retos y oportunidades del reciclaje de plásticos complejos.
Más allá de los avances tecnológicos, Cíclicom aspira a generar un impacto ambiental, económico y social tangible. La reducción del uso de materias primas vírgenes, la disminución de residuos destinados a vertedero y la creación de nuevas oportunidades de empleo vinculadas a la economía circular figuran entre los principales resultados esperados. Asimismo, las empresas que adopten estas soluciones podrán mejorar su competitividad, reducir costes y posicionarse como referentes en sostenibilidad dentro de sus respectivos sectores.

