Bruselas propone ahora un marco más flexible dentro de su nuevo Paquete Automovilístico, con el objetivo de compatibilizar la ambición climática con la viabilidad industrial, el empleo y la realidad del mercado, en un contexto de creciente competencia global y desaceleración de la demanda del vehículo eléctrico.
La rectificación plantea que el objetivo de reducción de emisiones no se traduzca en un escenario de cero emisiones absolutas, sino en la posibilidad de que en 2035 el 90% de los vehículos nuevos sean de cero emisiones, abriendo la puerta a una transición menos abrupta. La Comisión reconoce implícitamente que los objetivos fijados en 2021 en el marco del paquete Fit for 55 no iban acompañados de las herramientas industriales, tecnológicas y de mercado necesarias para garantizar su cumplimiento sin dañar la competitividad europea, una advertencia que llevaba tiempo formulando el propio sector.
Desde la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), la valoración es positiva. La patronal considera que la propuesta permite “compaginar de modo más eficaz la necesidad de reducción de emisiones de CO2 con el mantenimiento de la competitividad y el empleo en Europa”, al tiempo que reafirma la ambición climática del continente.
Anfac recuerda que el esfuerzo aislado de los fabricantes, en un contexto de tensiones comerciales internacionales y basado fundamentalmente en un régimen de multas, podía acabar penalizando al empleo y a la industria europea sin garantizar, paradójicamente, el cumplimiento de los objetivos medioambientales.
La asociación también destaca que el paquete presentado por la Comisión va más allá del mero ajuste en las normas de emisiones e introduce elementos de simplificación regulatoria y medidas sobre flotas públicas, además de otorgar mayor relevancia a la neutralidad tecnológica.
Aunque la electrificación seguirá siendo la tecnología dominante, Anfac valora que se hayan incorporado flexibilidades solicitadas tanto por la industria como por varios Estados miembros. Eso sí, subraya que los objetivos solo serán alcanzables si se acompañan de incentivos eficaces a la demanda, marcos fiscales adecuados y un despliegue acelerado de infraestructuras de recarga, además de mecanismos que aporten margen de adaptación a los fabricantes.
En una línea similar se pronuncia Faconauto, la patronal que agrupa a los concesionarios oficiales, que interpreta el giro de la Comisión como un enfoque más realista y centrado en el ciudadano. La organización valora especialmente que Bruselas haya identificado que parte de las dificultades de la transición no se encuentran únicamente en la industria, sino también en el consumidor final. La flexibilización de los objetivos de descarbonización a partir de 2035, permitiendo ese 90% de vehículos de cero emisiones, supone para los concesionarios “un avance relevante”.
Faconauto pone el acento en la necesidad de impulsar un vehículo eléctrico europeo accesible en precio, capaz de llegar a una base amplia de ciudadanos y no limitar la transición a rentas altas o a determinados entornos urbanos. Para la patronal, esta apuesta es clave para activar la demanda y reforzar la competitividad industrial europea. Su presidenta, Marta Blázquez, ha señalado que “si Europa ha dado este paso es porque ha reconocido la necesidad de adaptar los objetivos a la realidad del mercado y del consumidor”, aunque advierte de que estos objetivos no se cumplirán sin un plan ambicioso de estímulo a la demanda y sin un desarrollo decidido de la red de recarga.
Por su parte, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) valora de forma positiva el primer paso dado por la Comisión Europea con la aprobación del “Paquete de Automoción” el pasado 16 de diciembre, ya que marca un punto de inflexión al introducir mayor flexibilidad en el alcance de los objetivos de descarbonización en 2035.
El paquete normativo permite «que los vehículos híbridos enchufables, los modelos con extensor de autonomía y con motor de combustión interna continúen presentes en el mercado más allá de 2035». Asimismo, según la Asociación, ajusta el objetivo climático, que pasa de la neutralidad total de CO2 a una reducción del 90% para ese año. «El 10 % restante podrá cubrirse únicamente mediante mecanismos de compensación, como el uso de acero bajo en carbono, combustibles sintéticos o biocombustibles», añade Sernauto. En línea con las declaraciones de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA), para la Asociación esto representa «un paso constructivo y está en línea con los objetivos climáticos de la UE, pero también es una solución compleja y potencialmente costosa, y que solo un subconjunto reducido de empresas se beneficiará del margen adicional».
Desde Sernauto, se considera que no resuelve la crítica situación que atraviesan los proveedores de automoción europeos debido a la creciente competencia extracomunitaria, el bajo nivel de penetración del vehículo eléctrico producido en Europa, los elevados costes energéticos, la compleja regulación europea y los márgenes constreñidos, entre otros.
Las medidas propuestas y conocidas hasta el momento resultan «complejas y no responden de forma suficiente a la magnitud de la crisis industrial que atraviesa la automoción europea, ni ofrece garantías claras para salvaguardar la competitividad, la producción y el empleo cualificado», han recalcado en Sernauto.
Además, según ellos, no transmite claridad y certidumbre al consumidor europeo ni se refuerza el estímulo a la demanda que tanto se necesita para dinamizar el mercado.
Además, Sernauto considera que el contenido local europeo debe situarse en el centro de la política industrial de la Unión Europea, vinculado directamente a la competitividad y a la resiliencia de la cadena de suministro. Sin políticas sólidas de contenido local europeo, «existe un riesgo real de pérdida de inversión y empleo a lo largo de toda la cadena de valor».
De cara al próximo desarrollo legislativo del “Industrial Accelerator Act”, instan a que la ambición climática se alinee con salvaguardias industriales claras que garanticen la competitividad, la inversión y el empleo en la automoción europea.
Tanto fabricantes como concesionarios coinciden en que la propuesta de la Comisión es solo un primer paso y que ahora se abre un proceso de negociación con el Parlamento Europeo y el Consejo en el que habrá que concretar aspectos clave, como las flexibilidades de cara a 2030 o el marco específico para los vehículos industriales y pesados. En el caso español, Anfac recuerda que muchas de las medidas necesarias ya están recogidas en el Plan España Auto 2030, una hoja de ruta consensuada que podría verse reforzada por los cambios en la regulación europea, siempre que se mantenga la urgencia en su aplicación.
La rectificación de Bruselas no supone un abandono de la descarbonización, pero sí un reconocimiento de que sostenibilidad y competitividad deben avanzar de la mano. Para el sector del automóvil, el mensaje es claro: la transición hacia una movilidad limpia necesita objetivos ambiciosos, pero también políticas industriales coherentes, apoyo al consumidor y un calendario que tenga en cuenta la realidad económica y social de Europa.

