REPORTAJE

La automoción española vuelve a temer un parón por la crisis global de semiconductores

La industria de proveedores de automoción en España ha vuelto a encender las alarmas. Tres años después de la gran crisis de los microchips que dejó líneas de montaje paradas y concesionarios sin coches que vender, el sector advierte ahora de un nuevo episodio de disrupciones que amenaza con reproducir aquel escenario. La Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) ha lanzado una advertencia clara: el suministro de semiconductores podría volver a tambalearse, y las consecuencias serían inmediatas.

El detonante llega desde el corazón de Europa. El Gobierno de los Países Bajos ha intervenido la compañía Nexperia, un fabricante clave de semiconductores “maduros” —aquellos chips destinados a funciones esenciales en los vehículos, como el control electrónico, los sensores o las unidades de gestión—. A ello se suman las restricciones impuestas por las autoridades chinas a las exportaciones de la misma empresa, propiedad de capital asiático. La combinación de ambos factores está generando lo que Sernauto califica como “tensiones críticas” en la cadena de suministro europea.

José Portilla, director general de la asociación, lo resume con una frase contundente: “No estamos en un momento para asumir interrupciones productivas ni incertidumbres en la cadena de suministro”. Según explica, la automoción opera bajo un modelo de interdependencia total, en el que la falta de un solo componente puede detener toda una planta. “Si falla un proveedor, toda la cadena se detiene”, subraya el comunicado difundido este martes.

La preocupación no es menor. Los chips afectados no tienen sustitutos inmediatos. Reemplazar un componente por otro implica procesos de recalificación y homologación que pueden tardar semanas o incluso meses. En un contexto industrial donde cada minuto cuenta, esa espera resulta insostenible. Por eso, desde Sernauto se teme que, si la situación no se normaliza pronto, algunas plantas europeas podrían verse obligadas a detener su producción “en cuestión de días”.

El aviso llega en un momento especialmente delicado para la industria. Tras los esfuerzos por recuperar los niveles de producción previos a la pandemia y en plena transición hacia el vehículo eléctrico y conectado, las empresas del sector no pueden permitirse una nueva fractura en el suministro. “La industria europea de automoción necesita estabilidad, coordinación institucional y una respuesta concertada inmediata que permita garantizar la continuidad industrial y el mantenimiento del empleo”, reclama Portilla.

La asociación mantiene un seguimiento permanente de la crisis y asegura estar en contacto estrecho con las autoridades nacionales y europeas para evaluar el impacto sobre los proveedores españoles. En paralelo, insiste en la necesidad de una reacción conjunta a nivel comunitario, que combine la protección de la soberanía tecnológica con la preservación de la competitividad y el liderazgo innovador del sector.

El trasfondo de esta nueva tensión vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la autonomía estratégica europea. La UE lleva años intentando reducir su dependencia del exterior en el ámbito de los semiconductores, un componente que se ha convertido en pieza central de la economía moderna. Bruselas ha impulsado el conocido European Chips Act, con el objetivo de duplicar la producción comunitaria de chips hasta el 20 % del mercado mundial en 2030. Sin embargo, los expertos reconocen que los efectos de esa estrategia no serán inmediatos.

En España, los proveedores de automoción miran con inquietud los movimientos geopolíticos y reclaman un entorno predecible que permita planificar la producción. “Cualquier alteración en el flujo de componentes puede tener un impacto directo en el empleo y en la estabilidad de centenares de pymes del sector auxiliar”, advierten fuentes del sector. El país, que cuenta con más de 1.000 empresas proveedoras y exporta más del 60 % de su producción, se encuentra especialmente expuesto a los vaivenes de la cadena global.

Sernauto insiste en que no se trata solo de una cuestión coyuntural, sino de un desafío estructural que pone a prueba la resiliencia de la industria europea. En su comunicado, la entidad reitera la necesidad de una política industrial coordinada, que refuerce la seguridad jurídica, la integridad del mercado interior y la capacidad de respuesta ante crisis globales. En otras palabras: una Europa que no dependa de terceros para mantener en marcha su motor económico.

A la espera de que se clarifique el alcance real de la intervención sobre Nexperia y las medidas chinas, el sector vive días de incertidumbre. Nadie quiere repetir la parálisis de 2021, cuando fábricas enteras detuvieron su producción y miles de trabajadores quedaron temporalmente en suspensión. Por ahora, las empresas se preparan para cualquier escenario, mientras Sernauto intenta ganar tiempo y coordinar una respuesta europea.

El avance de los PERTE Chip

Por su parte, la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (Aesemi), ha explicado a industry Talks la situación en la que se encuentra el sector de los semiconductores, así como la evolución que están teniendo el PERTE Chip: «La escasez en España, si bien ha sido menos aguda que en 2020-2022, persiste como riesgo visible para sectores clave como la automoción y la electrónica de consumo, más con los últimos sucesos con la empresa Nexperia que han avivado la tensión en la cadena de suministro», ha comentado.

«En la actualidad se traducen en plazos de entrega más largos, intermitencias de suministros y presión sobre costes para componentes críticos. La situación se intenta paliar a través de la diversificación de proveedores y por una mayor atención institucional a la resiliencia de la cadena de valor, pero la dependencia de nodos externos sigue siendo un componente determinante de vulnerabilidad en corto y medio plazo»; ha añadido.

Asimismo, la Asociación ha explicado que «el PERTE Chip tiene como objetivo ser un motor estratégico para ampliar la autonomía tecnológica y la capacidad productiva nacional, por lo que tiene un encaje directo con las situaciones de tensión como las que hemos vivido».

«El objetivo es reducir la dependencia externa mediante inversión en diseño, prototipado y fabricación, así como en talento y alianzas público-privadas que fortalezcan el ecosistema. A día de hoy, donde nos encontramos a casi un año para la finalización de los plazos correspondientes a los fondos de recuperación, se han dado pasos hacia delante en la ejecución del programa, con la amplia mayoría de convocatorias ya resueltas, y casos de éxito de inversión estatal en capacidades estratégicas, algunas de tamaño moderado, algunas de gran tamaño como la puesta en marcha del centro de IMEC en Málaga», ha añadido.

Aunque ha dejado claro que «aún queda mucho espacio para poder desarrollar proyectos, y especialmente queda la duda pendiente de si podremos atraer más inversiones tractoras como la de IMEC. La máquina de SETT desde luego no descansa. Tenemos enfrente un último spint que debemos afrontar todos juntos».

Total
0
Shares
Previous Post

La industria química estima cerrar 2025 con un crecimiento de la producción del 1,2%

Next Post

El VIII Congreso Nacional de Industria abre sus inscripciones

Related Posts