¿Qué es y cuáles son los objetivos principales de Iplan Energy?
Iplan Energy es una ingeniería con sede en Madrid que lleva ya seis años en el sector. Nuestro objetivo desde el inicio fue acercarnos a los clientes que se encuentran en esta zona, donde se concentran gran parte de las grandes ingenierías, EPCs y propietarios de plantas.
En los últimos años hemos vivido una auténtica revolución industrial y energética. Hace una década solo hablábamos de ciclos combinados o de hidráulica, pero hoy trabajamos con una gran variedad de tecnologías gracias al impulso de la descarbonización. Desarrollamos proyectos de hidrógeno, biogás y energías renovables en general. Nuestro objetivo es acompañar a los clientes desde el inicio del proyecto y ofrecerles tanto la ingeniería básica como la de detalle.
¿Qué supone para Iplan Energy el relanzamiento bajo el paraguas de Vulcain Engineering Group y qué cambia respecto a la etapa anterior?
Ha sido un cambio sustancial. Ahora formamos parte de un grupo europeo de más de 6.000 personas, con una gran capacidad de atracción de clientes de primer nivel. Estamos teniendo reuniones con empresas a las que antes no teníamos acceso y, además, nos aporta talento y conocimiento especializado.
Las sinergias son muy positivas, ya que nuestras áreas no se solapan, sino que se complementan. Esto nos permite abordar todo tipo de proyectos desde múltiples perspectivas. La fuerza del grupo, tanto en atracción de grandes proyectos como de profesionales, nos va a impulsar a crecer de manera significativa.
El hidrógeno, el biogás y la valorización de residuos aparecen como apuestas claras. ¿Dónde ven mayores oportunidades reales de mercado en el corto y medio plazo?
En España, el biogás es la apuesta más real en el corto plazo. La semana pasada, por ejemplo, asistí a la feria del biogás en Valladolid, que lleva tres años celebrándose tras evolucionar desde la de biomasa. Desde la aprobación del Real Decreto en 2022, impulsado por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, se han promovido las plantas de biogás y la inyección de biometano en la red.
Además, se está empezando a valorizar el bio-CO2 que se genera en estos procesos, lo que permitirá producir otros combustibles como e-metanol o SAF. Según el PNIEC y otros planes nacionales, la producción de biometano y biogás inyectado se multiplicará por cuatro, alcanzando unos 10 TWh al año.
En cuanto al hidrógeno, España tiene un enorme potencial. Contamos con muchas energías renovables que, debido a las restricciones de red, no podrán verter toda su producción. Parte de esa energía se destinará a generar hidrógeno, que podrá utilizarse como vector energético en el transporte o transformarse en e-metanol o amoníaco. Esto permitirá aprovechar la energía excedente y mantener las infraestructuras actuales sin grandes cambios tecnológicos.
¿Cómo están abordando la descarbonización industrial desde la ingeniería?
Estamos implicados en todas las fases del proceso. Los proyectos de biogás e hidrógeno son clave, ya que permiten capturar el CO₂ biogénico y transformarlo en derivados del hidrógeno. Pero también trabajamos directamente en la descarbonización industrial.
Por ejemplo, en Galicia desarrollamos un proyecto para analizar todas las industrias de la región, incluidos los puertos, y proponer soluciones de descarbonización adaptadas. En el caso de la industria conservera, elaboramos estrategias específicas según su consumo energético. Además, estamos desarrollando una aplicación que, introduciendo el número CUP de la factura eléctrica, ofrecerá un primer diagnóstico de descarbonización para cada empresa.
Las medidas van desde la instalación de calderas eléctricas o de biomasa, hasta mejoras de eficiencia energética y aislamiento. Cada industria necesita una solución a medida.
También somos especialistas en Energy from Waste (valorización energética de residuos), con más de 25 referencias internacionales. Hemos trabajado en Reino Unido, Australia y Singapur, en plantas como Kelvin o Winana, y en la que fue la mayor planta de este tipo en Asia. En España, más del 50% del residuo urbano acaba en vertedero, el doble que la media europea. Este tipo de proyectos no solo ayudan al medio ambiente, sino que también aportan independencia energética al transformar residuos en electricidad estable y gestionable.
¿Qué papel juegan las tecnologías de almacenamiento energético y la digitalización en su estrategia?
El almacenamiento energético es esencial. Con la gran cantidad de energía fotovoltaica instalada, necesitamos soluciones que equilibren el sistema. El hidrógeno es una de ellas, pero también las baterías o las sales térmicas. En California, por ejemplo, ya alcanzan un 80% de consumo renovable gracias a estos sistemas. En España aún tenemos mucho recorrido, pero es un camino inevitable.
En cuanto a la digitalización, todas las operaciones deben estar ya integradas digitalmente. No podemos seguir trabajando con hojas de cálculo o comparando manualmente documentos. La digitalización mejora la eficiencia y la trazabilidad. De hecho, el grupo Vulcain adquirió recientemente una empresa con más de 800 especialistas en IT y digitalización, y vamos a incorporar esos servicios para nuestros clientes.
Aun así, creo firmemente que la verdadera diferenciación seguirá estando en las personas. La tecnología es una herramienta, pero el factor humano marcará la diferencia.
Más del 35% de su plantilla son mujeres. ¿Cómo fomentan la diversidad y la igualdad en puestos técnicos y directivos?
Siendo yo la CEO y teniendo también una directora de operaciones mujer, es más fácil atraer talento femenino. En las entrevistas no valoramos el género, sino las capacidades humanas y profesionales.
Fomentamos un entorno flexible: teletrabajamos lunes y viernes, algo fundamental en una ciudad como Madrid. Confiamos en la responsabilidad y la meritocracia. Este modelo resulta atractivo para muchas mujeres.
Es una lástima que cada vez haya menos mujeres en las ingenierías. Por eso apoyamos iniciativas que promueven las vocaciones STEM desde edades tempranas. Las mujeres tenemos una gran sensibilidad hacia el bien común, y desde la ingeniería también podemos contribuir mucho a la sociedad, evitando contaminación o reduciendo emisiones. La labor medioambiental que podemos desempeñar es enorme.
¿Cómo ven el panorama energético e industrial español en los próximos cinco años?
España va a ser un hub energético. Tenemos recursos abundantes: sol, viento y una red de puertos que nos permite exportar hidrógeno, metanol o amoníaco al resto de Europa. Además, contamos con una mano de obra competitiva y muy trabajadora.
El reto está en industrializar el país, no solo instalando plantas, sino fabricando aquí los equipos y componentes. Es fundamental que la cadena de valor se quede en España, desde la producción de los equipos hasta la instalación y operación de las plantas, y que impulsemos la fabricación de combustibles alternativos.