JORNADA

El sector industrial reivindica una transformación “centrada en las personas” para afrontar la digitalización y la sostenibilidad

La transformación industrial ya no se mide solo en avances tecnológicos, sino en su capacidad para poner a las personas en el centro. Esa fue la idea fuerza que marcó la jornada organizada por Tekniker bajo el título “El futuro de la industria: fabricación centrada en las personas”, celebrada en Getafe y que reunió a representantes del sector público, empresarial y tecnológico para debatir sobre digitalización, robótica, sostenibilidad y nuevos materiales.

Desde el arranque quedó claro que el foco estaba en el factor humano. El director general de Tekniker, Luis Uriarte, lo resumió con una frase: “Tenemos un compromiso con la sostenibilidad y con las personas. Todo lo que hacemos debe notarse, que nos gusta hacerlo juntos”. Esa visión de cooperación, añadió, es la que debe guiar a las empresas en una transición industrial en la que la tecnología no sustituye al talento, sino que lo amplifica.

La secretaria general de Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Teresa Riesgo, coincidió en que España cuenta con una red de centros tecnológicos con un papel estratégico en la economía del conocimiento: “Los centros tecnológicos son generadores de capacidades tecnológicas increíbles en España y en Europa. Son el pegamento entre la ciencia y la industria”, aseguró. Para Riesgo, las alianzas y la creación de ecosistemas de innovación son esenciales: “Estas jornadas sirven para hacer comunidad, para intercambiar ideas, disfrutar y conocernos mejor”, apuntó, defendiendo la cooperación público-privada como motor de competitividad.

También la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, subrayó la dimensión social del desarrollo industrial: “La mejor industria hará que nuestras sociedades sean mejores. Queremos que el crecimiento vaya acompañado de estabilidad, empleo e innovación”, señaló, reivindicando a su municipio como “una ciudad que genera oportunidades, innovación y bienestar, donde la ciencia y la empatía deben ir de la mano”.

En la primer mesa redonda de la jornada, el debate giró en torno a cómo equilibrar la automatización con la participación humana. En la mesa dedicada a la robótica colaborativa y la automatización, los expertos coincidieron en que la clave está en la cooperación entre máquinas y personas, no en la sustitución. “Los robots ya no son herramientas rígidas, sino colaboradores que aprenden del entorno”, explicó Ana Serrano, del Basque Automotive Manufacturing Center. En la misma línea, Ángel C. Lázaro (GMV) defendió un modelo híbrido: “No se trata de sustituir personas, sino de conseguir una sinergia real entre el operario y la tecnología”.

Desde Fagor Automation, Javier Arenas puso el acento en la sensórica como frontera del próximo salto cualitativo: “Las máquinas deben ser capaces de tomar decisiones para mejorar el proceso productivo. Ese será el verdadero cambio”. Mientras tanto, los participantes alertaron de que Europa no puede perder ritmo frente a China en la carrera tecnológica: “El reto no es solo competir en hardware, sino aportar valor con integración, conocimiento y especialización”, se subrayó.

La digitalización y la inteligencia artificial también ocuparon un lugar central. Expertos de Cognizant, Oesía, Ibernova y Tekniker coincidieron en que la automatización de procesos y la analítica de datos están transformando la toma de decisiones industriales, pero advirtieron que la revolución no puede desligarse del bienestar laboral. “Las máquinas aprenden, pero somos las personas quienes decidimos hacia dónde queremos ir”, recordó Meritxell Gómez, de Tekniker. Susana Pérez, del Grupo Oesía, insistió en que la IA no debe verse como una amenaza, sino como una aliada que “mejora la seguridad y la eficiencia sin deshumanizar el trabajo”.

El futuro productivo también pasa por innovar en los procesos. En el espacio dedicado a la fabricación aditiva, los representantes de Aerotecnic, Bronymec, Novindef by Sicnova y Tekniker coincidieron en que la impresión 3D está cambiando las reglas del diseño y la logística industrial. “Cada kilo que ahorramos en un avión es combustible que no consumimos. La impresión 3D no solo reduce costes, también mejora la sostenibilidad”, explicó Carlos Soriano, de Tekniker.

El sector aeronáutico, señaló Ignacio Bermejo (Aerotecnic), ve en esta tecnología una oportunidad para “producir más cerca, más rápido y con mayor flexibilidad”, mientras Ander Cristóbal (Bronymec) defendió un cambio de paradigma logístico: “Estamos caminando hacia un modelo de inventario digital, donde las piezas se fabrican bajo demanda, sin almacenamientos innecesarios”.

La sostenibilidad, como hilo conductor de todas las transformaciones, fue el eje de la última mesa. Representantes de Airbus, Bosch, Isemaren y Jinko Solar analizaron cómo los nuevos materiales y la economía circular están rediseñando la industria. Desde Airbus, Noelia Salmerón fue tajante: “La sostenibilidad debe ser rentable; solo así será verdaderamente competitiva”.

Isabel de la Rosa, de Bosch, reclamó adaptar las normativas europeas para evitar desventajas en un contexto geopolítico cambiante: “Competimos globalmente, y las reglas deben permitirnos hacerlo en igualdad de condiciones”. En la misma línea, Helena Fernández (Isemaren) recordó que la sostenibilidad va más allá del medio ambiente: “No hemos visto a ninguna empresa que haya empezado a trabajar en sostenibilidad y haya decidido dejarlo. Siempre genera beneficios, económicos y humanos”.

Desde el sector solar, Lucía Dólera (Jinko Solar) cerró con una reflexión de largo alcance: “La sostenibilidad no es una etiqueta, forma parte de nuestro ADN. Llevamos casi veinte años apostando por la economía circular y la transición energética”.

El mensaje final de la jornada fue unánime: el futuro industrial será digital, automatizado y sostenible, pero sobre todo humano. La tecnología, coincidieron los participantes, solo tendrá sentido si refuerza la creatividad, la seguridad y el bienestar de las personas que la utilizan. O como resumió uno de los ponentes de Tekniker: “El futuro de la industria no se mide en líneas de código ni en robots, sino en la capacidad de hacer las cosas mejor, juntos”.

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