¿Qué es A3E y cuáles son los objetivos principales de la Asociación?
A3E, la Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética, agrupa a empresas dedicadas a promover un uso eficiente y sostenible de la energía en nuestro país. Nuestro trabajo se centra en mejorar la competitividad de las empresas y reducir la dependencia energética mediante la eficiencia energética.
¿Cómo funciona el sistema de certificados de ahorro energético (CAE) en España y en qué se diferencia de otros países?
En España, el sistema de certificados de ahorro energético es relativamente reciente, mientras que en otros países europeos ya se aplica desde hace años. Su origen se remonta a la Directiva Europea 27/2012, que obligaba a las compañías energéticas a destinar parte de sus ingresos a la mejora de la eficiencia energética.
Mientras en otros países ya existían mecanismos similares —como los certificados blancos— en España, ese dinero iba directamente al Fondo Nacional de Eficiencia Energética, que financiaba subvenciones para proyectos de eficiencia.
Lo que ha hecho ahora el Ministerio es adoptar un modelo similar al de otros países, como Francia, pero mejorando algunos aspectos en base a experiencias previas. En el nuevo sistema, si una empresa energética demuestra, mediante estos certificados, que ha invertido en eficiencia, puede compensar parte de sus obligaciones sin necesidad de aportar dinero al fondo. Es un sistema similar a una subvención, aunque no lo sea como tal, y son las propias energéticas o los sujetos delegados quienes lo financian directamente.
El 25 de junio organizan el primer Congreso sobre Certificados de Ahorro Energético. ¿Cuál es su objetivo principal?
Es un evento muy necesario para el sector. A lo largo del año hemos celebrado más de 12 jornadas con la «Ruta CAE», recorriendo toda España junto al Ministerio y otros agentes del sector. Pero hasta ahora no habíamos hecho un congreso monográfico, centrado exclusivamente en los CAE.
El objetivo es reunir en un único espacio y momento a todos los agentes implicados: desde propietarios de ahorros, grandes o pequeños, hasta sujetos delegados, obligados, verificadores, representantes de comunidades autónomas, etc. Además de las ponencias, el networking va a tener un papel clave, con actividades durante el día y una cena de networking por la noche.
¿Qué temas clave se abordarán en el Congreso?
Uno de los momentos más importantes será la presentación del Observatorio de Certificados de Ahorro Energético, elaborado en colaboración con Deloitte y empresas de la asociación como 5O2. Este estudio hará balance de los casi dos años de funcionamiento de los CAE, identificando los puntos fuertes y los aspectos a mejorar.
También contaremos con representantes de las comunidades autónomas y del Ministerio para hablar sobre plazos, procedimientos y mejoras. La idea es compartir buenas prácticas, señalar lo que no está funcionando y, sobre todo, dar a conocer el sistema a más personas, incluidos potenciales ahorradores.
¿Cuáles son los principales desafíos para España en la implementación de los CAE?
Hay dos grandes retos. El primero es que las administraciones públicas aún tienen muchas dudas sobre cómo participar en el sistema: cómo estructurar contratos de servicios energéticos, cómo vender un CAE si eres un ayuntamiento, por ejemplo. Este es un tema que abordaremos también en el Congreso.
El segundo reto es que los pequeños ahorros todavía tienen difícil encaje dentro del sistema actual, ya que cada actuación debe verificarse, lo que encarece y complica el proceso. Desde A3E y otras asociaciones estamos trabajando con el Ministerio para agilizar los procedimientos y permitir que mejoras más pequeñas, como cambiar un equipo de climatización o comprar un electrodoméstico eficiente, también puedan generar CAE. Queremos que en el futuro este sistema llegue al ciudadano de a pie.
¿Cómo valoran desde A3E el estado actual del sector energético en España en términos de sostenibilidad y transición energética?
Desde el punto de vista de la eficiencia energética, los CAE han sido un auténtico revulsivo, principalmente porque han dado visibilidad al ahorro. El ahorro energético, al no ser algo tangible, cuesta de percibir, pero con los CAE se convierte en un valor económico cuantificable.
En cuanto a las renovables, estamos viviendo una situación compleja. Los precios bajos —e incluso negativos— de la electricidad han desincentivado ciertas inversiones, especialmente en autoconsumo. Ha habido días en los que mantener conectada una planta suponía pagar dinero. Esto genera incertidumbre en el sector.
Aun así, confiamos en que tecnologías como la movilidad eléctrica, la aerotermia o la electrificación industrial sigan impulsando la demanda eléctrica. Y la acumulación energética será, sin duda, un sector clave en los próximos años.
¿Qué papel tienen las energías renovables en los proyectos de eficiencia energética en España?
La transición energética se puede abordar desde dos frentes: desde el contador hacia afuera (la generación) y desde el contador hacia adentro (el uso eficiente de la energía). Las comunidades energéticas, por ejemplo, representan una mezcla de ambos enfoques.
En los últimos años, el autoconsumo tuvo un gran auge, impulsado en parte por la crisis energética derivada del conflicto en Ucrania. Sin embargo, con el descenso de los precios de la energía, este impulso se ha frenado. Es importante recordar que tanto las renovables como la eficiencia energética son inversiones a medio y largo plazo. No podemos basarnos solo en la coyuntura actual.
Los CAE siguen siendo un incentivo fundamental para seguir promoviendo estas inversiones, junto con los objetivos de descarbonización que muchas empresas ya están adoptando.
¿Qué papel están desempeñando tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el big data o el internet de las cosas en la eficiencia energética y las certificaciones?
Estas tecnologías van a ser fundamentales. Con la creciente volatilidad de los precios de la energía, se hace imprescindible flexibilizar la demanda y desplazar los consumos a las horas de menor coste, que coinciden con momentos de alta oferta de renovables.
Además, con la llegada de la acumulación energética (baterías, vehículos eléctricos, etc.), será necesario gestionar cuándo cargar o descargar esa energía. Y ahí es donde entran la inteligencia artificial y el análisis de datos: para anticiparse a la producción, conocer la demanda esperada y tomar decisiones automáticas y optimizadas.
La IA podrá considerar desde previsiones meteorológicas hasta eventos sociales que afectan la demanda, como un partido de Champions, y permitirá una gestión mucho más eficiente del sistema energético.