REPORTAJE

La gestión de aguas industriales, un sector crítico para la sociedad

 La gestión de aguas industriales incluye tanto el tratamiento de aguas de aporte (potabilización) como la depuración de aguas residuales. La primera se ocupa de aguas limpias mientras que la segunda limpia las sucias y también se detiene en los sistemas de regeneración de aguas, para las que han tenido un uso y darles otros usos.

¿Cómo se encuentra la gestión de las aguas residuales industriales en España? Preguntamos a Javier Donato, director de la empresa Sitra, especializada en esta materia. «Como digo yo, va por barrios. Es decir, hay ciertas comunidades autónomas donde existe una experiencia notable en cuanto a entidades de saneamiento, organismos regionales, etcétera, que llevan años trabajando en todo lo que son los mecanismos de depuración de aguas, y tienen unas normativas bastante avanzadas en cuanto a todo lo que es el tema de control de vertidos industriales». Esas regiones tienen más madurez y son, en su opinión, Cataluña, Comunidad Valenciana o Murcia. El marco regulatorio, explica, dispone de cánones que contribuyen a la financiación de las infraestructuras. Estas tres regiones forman parte del arco mediterráneo, donde evidentemente el estrés hídrico es mayor. Otras comunidades autónomas todavía no tienen ese histórico, pero «han ido dando pasos. Por ejemplo, Castilla-La Mancha», añade Donato. El norte de España es el menos maduro, admite, pero a nivel regulatorio el marco europeo marca una serie de normativas que afectan a los vertidos que se hacen a dominio público hidráulico o a dominio público marítimo terrestre.

España ha ido adaptando su legislación para converger con las directrices que han ido llegando desde Bruselas. A las industrias que vierten a medios naturales se les aplican normas nacionales,  que son transposiciones a nivel europeo. No obstante, en aquellos casos en que las industrias vierten a una red de alcantarillado municipal, por ejemplo, y sus aguas se mezclan con las residuales urbanas, las normas de aplicación son locales o como muchos regionales.

«Entonces -comenta Donato-, en España te puedes encontrar que cada comunidad o cada municipio funciona de una forma diferente.  Eso afecta al desarrollo o a la implantación de ciertas tecnologías en ciertas zonas. Y evidentemente una zona que tenga una problemática con respecto al tema de vertidos, pues actuará de una forma diferente a otra».

«Ahora vivimos un momento importante en lo que es la parte de regeneración de aguas, porque en octubre del año pasado se actualizó el Real Decreto» que regula estas actividades, el RD1085/2024. «Volvemos a vivir una nueva ola, pero también hay que pensar que no es nada nuevo pues España ya fue pionera en el año 2007 con un Real Decreto sobre regeneración de aguas», dado que nuestro país «dentro de Europa es el país que mayor regeneración de agua tiene, por necesidad, porque tenemos un estrés hídrico que evidentemente otros países europeos no experimentan», admite. También es cierto que el tipo de industria que existe en España, pues también es, en muchos casos, intensiva en consumo de agua. «Por lo tanto, si dependes del agua y es un recurso limitante, pues evidentemente tienes que pensar en sistemas de regeneración». Según Donato, que lleva 30 años en este negocio, más de un 80% o un 85% del agua regenerada va dirigida a la agricultura, que evidentemente es muy intensiva el consumo de agua.

«Este nuevo Real Decreto ofrece una oportunidad importante, por ejemplo, dentro de lo que es la industria alimentaria. Hasta ahora,  la normativa que teníamos hasta la fecha ponía bastantes restricciones en cuanto al uso de agua regenerada en lo que es la industria alimentaria, evidentemente por los riesgos que pueda conllevar, pero este nuevo Real Decreto abre un poco el marco regulatorio para que la industria alimentaria pueda utilizar agua regenerada y esto es un factor importante», explica a industry TALKS el responsable de Sitra, una empresa con sede en Castellón que lleva 25 años dedicados al mundo del agua en la industria, y cuya empresa matriz, que se llama Facsa, se ocupa también de este segmento crítico desde hace 150 años. Sitra no es una empresa de nicho sino que trabaja todo el ciclo integral del agua.

Donato dice que la posibilidad de emplear agua regenerada era una demanda del sector, especialmente de las asociaciones empresariales del sector alimentario, la industria cárnica, la conservera…

Sitra, filial de Facsa, compite en el mercado del procesamiento del agua con firmas nacionales e internacionales como Veolia, Aqualia, Aguas de Valencia o Suez. Facsa forma parte del Grupo Gimeno.

 Dentro del ámbito industrial, el sector trabaja la captación de agua potable, o sea, agua limpia, venga de un pozo o acuíferos. Ofrecen soluciones para el tratamiento del agua, para poderla usar en los diferentes usos de la industria, dependiendo de los requerimientos de calidad .

 Pero dentro de la industria muchas veces una calidad de agua potable no es suficiente. Es decir, necesitan un agua con unas calidades muy específicas para los usos que se van a dar.  O bien porque ese agua se incorpore al producto final, o bien porque forma parte de una formulación de un producto alimentario, o bien porque la utilizan calderas o sistemas de refrigeración.

Un sector atomizado

El sector del agua industrial está atomizado, porque hay muchas compañías que se dedican al sector, pero son empresas de nicho. Por ejemplo, las que hacen solo depuradoras o plantas de ósmosis, o solo se dedican al tratamiento. Ocuparse de todo el ciclo integral exige más gasto en tecnologías y en personal  muy cualificado.

¿Y cuáles son las actuales tendencias del mercado? «Lo que nosotros estamos viendo ahora mismo es que cualquier actividad industrial que vaya a desarrollar un proceso productivo previsiblemente va a necesitar agua. El agua es un recurso cada vez más limitado. Por lo tanto, cualquier proyecto que en estos momentos se está desarrollando lo que está haciendo es implantar soluciones  que sean muy eficientes en lo que es la calidad», responde Donato. En ese sentido, agrega, a nivel de aguas de aporte, dentro de lo que son las industrias, se está desarrollando una tendencia muy alta a sistemas y tecnologías mucho más eficientes, por ejemplo, con tecnologías de membranas.

Y concretamente con tecnología MBR, un reactor biológico de membranas que viene a ser un proceso biológico donde la separación del agua depurada de lo que es la biomasa, es decir, las bacterias y los microorganismos, se realiza mediante una membrana, aumentando así la calidad del agua. Esta tecnología aporta, además, otras ventajas pues requiere una menor ocupación de espacio y es más robusta frente a incidencias que pueda sufrir. Es una tecnología que en muchos casos se ha utilizado cuando en un único sistema se quiere depurar el agua y alcanzar una calidad apta para que sea agua  regenerada. Es una tecnología muy testada y que tuvo su implantación en su momento. «Sí que es cierto que a nivel industrial, es mucho más exigente y apuesta mucho más por la tecnología, por ganar eficiencia», señal el director de Sitra.

«En cuanto a lo que es la calidad de las aguas depuradas, hay una normativa europea que en breve cambiará y sí que se empieza a postular, por ejemplo,  que se incorporen nuevos tratamientos del agua más exigentes en lo que son las depuradoras urbanas. ¿Qué ocurre? Pues también hay ciertos sectores, como el farmacéutico, que están viendo esto un poco de reojo porque se está postulando que ciertos sectores, como el farmacéutico, sean los que entre comillas paguen estas nuevas infraestructuras por el hecho de que las aguas empiezan a aparecer pues  antibióticos y medicamentos». Lo que está claro, continúa diciendo Donato, es que la industria farmacéutica y química van a tener que innovar cada vez más en la depuración de sus propias aguas. «Luego veremos a ver quién paga la fiesta», sentencia.

También destacan los procesos de digitalización, donde la irrupción de la inteligencia artificial está siendo muy notable en todo lo que es el uso de agua en la industria, contesta. «Cada vez tenemos más claro que el agua es un recurso limitado por lo tanto tenemos que trabajar de una forma óptima y sostenible. La creciente digitalización viene asociada a herramientas basadas en el Internet de las cosas (IoT), en inteligencia artificial. La gestión del agua no es ajena a los cambios que se están produciendo en los procesos industriales, porque, como dice Donato, «lo que no se mide no existe» y en este campo entran en juego la información precisa sobre el nivel de consumo de agua, su uso, calidades…  

Evidentemente, el nivel de digitalización de las empresas es diferente en función de que sea una pyme, o sea una mediana empresa, o sea una gran industria. «Nosotros, por ejemplo, tenemos una herramienta que hemos desarrollado ya desde hace años que se llama Wim, es una plataforma para la gestión remota de datos, para la gestión remota de plantas. Esta herramienta, por ejemplo, ¿a nosotros qué nos ayuda? A captar datos operacionales de la propia instalación, pero además también tenemos un interface donde podemos incorporar datos ajenos a los que la propia planta genera. Por ejemplo, un plan analítico que hago con un laboratorio externo acreditado,  y esos datos analíticos evidentemente son los que me determinan el correcto funcionamiento de la instalación. Esta herramienta nos permite cruzar datos operativos de la planta, temperaturas, caudales, presiones, sensóricas, con datos externos como consumos de reactivos que estoy teniendo en planta, o incorporar los albaranes para determinar la generación de residuos o de lodos que me está generando esa planta…»

El papel de la digitalización

La digitalización también se aplica al rendimiento de la planta y a su optimización, permitiendo generar escenarios a futuro, lo que es muy útil para empresas que trabajan en campaña. También permite la operatividad en remoto. «Hemos tenido casos de clientes nuestros que han sufrido incendios y por una serie de cuestiones la depuradora que le daba servicio a la fábrica no se vio afectada, pero de forma remota nosotros podíamos seguir gestionándola para poder recibir los vertidos que se podían ir dando, incluso en algún caso teníamos sistemas de regeneración de agua, eran infraestructuras que producíamos agua regenerada y que podía ser utilizada en las labores de extinción vale entonces en ese caso estas herramientas pues de una

En el capítulo de las nuevas tendencias asoman en el mercado proyectos que pueden ser intensivos en el consumo de agua, como los vinculados con la producción de hidrógeno verde. Y «ahora se habla mucho del tema de los centros de datos vale pues sus sistemas de refrigeración necesitan un consumo importante de agua», declara el director de Sitra.

«Europa viene apretando y cada vez la normativa es más restrictiva. También tenemos grandes corporaciones donde, por ejemplo, el acceso a cierta financiación por parte de los bancos va sujeto a temas de sostenibilidad; por lo tanto, muchas veces el conseguir unas mejores condiciones de financiación depende de los indicadores de sostenibilidad  y entonces evidentemente tienes que aplicar las mejores soluciones que puedas tener», asegura el entrevistado.

También hay muchas industrias, por ejemplo en el sector alimentario cada vez es más habitual, sobre todo cuando el agua es un elemento que se incorpora al producto,  por ejemplo en el sector de las bebidas, donde muchas autorizaciones ambientales les marcan un ratio de consumo de agua por producto puesto en el mercado. Esa es una tendencia importante  de adaptación dado que aparecen mayor número de compuestos y microplásticos.

A la hora de hablar de I+D+i en este sector de gestión de aguas, Donato lo tiene meridianamente claro. «El mercado industrial es muy tecnológico. en comparación con el urbano; se mide todo, hay muchos KPIs que nos ayudan a medir lo eficaces y eficientes que somos. En ese sentido, para nosotros la I+D+i es fundamental. Y lo es por varios motivos. Uno, porque tenemos que tener un conocimiento muy profundo de las tecnologías y de nuevos desarrollos. Otro, porque el mercado industrial, o sea, las aguas industriales, pues muchas veces te encuentras con grandes retos en cuanto a la naturaleza de las aguas, las características que tienen, etc. Hay ciertas situaciones donde no decimos que no haya una tecnología para tratar ciertas aguas.  Lo que pasa es que a lo mejor no ha sido testada. Entonces, muchas veces tienes que coger tecnologías que ya son comerciales, pero que no han sido validadas en ciertas situaciones o con ciertas características de aguas», puntualiza Donato a este diario digital.

Cloritos y cloratos

Para Sitra es fundamental desarrollar nuevas tecnologías y cogerlas tecnologías con un grado de madurez bajo (TRL) y hacer un desarrollo elevado  de ese grado de esa tecnología hasta tener un producto validado y que comercialmente sea viable. Para ellos la I+D+i implica participar con startups, universidades, en cátedras, con institutos tecnológicos, etcétera, en diferentes ámbitos o campos. «En muchas ocasiones tenemos tecnologías con TRL muy bajos,  es decir, que son experimentales y que las tienes que desarrollar, ver que son viables, que alcancen un grado de madurez y que alcances terrenos altos para poder comercializarlas», argumenta.

«Ahora mismo, a nivel industrial, en lo que respecta al agua, hay grandes retos por delante por muchos motivos. Como decía, el agua es un recurso que evidentemente es ilimitado. Tenemos muchas industrias que no tienen toda toda el agua disponible que querrían tener y ahora eso es un reto importante que tienen por delante importante», admite. Además, todo esto está basado en el hecho de que el agua es una materia prima básica en cualquier proceso cuyo acceso puede estar limitado por varios motivos: desabastecimiento u orden gubernamental, por poner dos ejemplos.

Otro desafío, explica Donato, se concreta en los compuestos que lleva el agua, donde ha aumentado el marco normativo. «Nosotros ahora estamos trabajando mucho en el tema de cloratos en agua. Los cloratos en agua son un producto indeseable y aquellas empresas que se dedican a temas de farmacología, a alimentación infantil, o la industria alimentaria de cuarta gama (la que hacen ensaladas frescas y productos frescos para el consumidor) pues tienen que eliminar este compuesto. El clorato es un compuesto que aparece en el agua y mayoritariamente viene dado por el uso de hipoclorito en la desinfección de ese agua. Aunque es cierto que el hipoclorito es el desinfectante universal, por así decirlo, el que más se emplea para tratar las aguas, su uso genera unos subproductos no deseables como son los cloritos y los cloratos en agua, cuyos niveles deben ser reducidos.

«Con el agua necesitamos una visión holística. Al final tenemos que pensar en el ciclo integral del agua, desde que entra en nuestra industria hasta que sale, cómo la usamos, qué posibilidades tenemos de regenerarla, de optimizar», teoriza el directivo para quien la máxima es la sostenibilidad y la frase «sin sociedad no hay empresa».

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