El documento avala la reivindicación histórica del FIE de “reconciliar la política industrial y la política energética” para que la descarbonización sea una oportunidad que blinde la competitividad de la industria.
En base al informe Draghi, el FIE ha emitido varias conclusiones. En primer lugar “demuestra la necesidad de acometer una política industrial europea que incremente su competitividad sin renunciar a la transición ecológica, un binomio competitividad-sostenibilidad que el Foro lleva reivindicando desde su creación”.
Dado que la transición energética es un proceso irrenunciable. Para que pueda cumplirse, es necesario apostar por una transición pragmática y ordenada, que permita a largo plazo la descarbonización total de la industria. Esa es una reivindicación a la que se unen los sindicatos que incluyen el adjetivo “justa” a los calificativos “pragmática” y “ordenada”.
El documento de 397 páginas incide en que “la ruta más barata y eficiente para cumplir los objetivos de descarbonización de la UE podría aumentar la dependencia de China”. El FIE recuerda, en el análisis al que ha tenido este diario digital, en que es importante calibrar las consecuencias que tendría esta decisión para la descarbonización de la industria europea, especialmente la de tecnologías para renovables y la automoción, e insta a encontrar equilibrios a medio y largo plazo que podrían pasar por acuerdos con China que permitan aprovechar sinergias entre ambos mercados.
Para el FIE, que es un punto de encuentro, reflexión y diálogo entre todos los actores implicados en el desarrollo y gestión de la energía para la industria, el informe del ex primer ministro italiano ha sido publicado “en un momento de cambios, tanto en la configuración de la Comisión Europea como del propio Gobierno de España”.
“Nos encontramos en un momento idóneo para estrechar la colaboración entre los departamentos de Industria y Energía, tanto a nivel europeo como nacional. A escala nacional, sería interesante promover una iniciativa interministerial para aunar los intereses y las necesidades de la industria y la energía, o bien, el desarrollo de una Comisión Mixta en las Cortes Generales que defina una estrategia a largo plazo para optimizar la gestión energética que blinde el futuro de una industria competitiva, tal y como propuso el FIE en el año 2022”, dice la entidad.
En lo que respecta a las 22 medidas sobre gestión energética de la industria, el dossier propone acciones específicas como el apoyo a las industrias en competencia internacional para el acceso a fuentes de energía competitivas dentro de la UE; el impulso del autoconsumo de la industria electrointensiva o el fomento de los contratos de compraventa de energía (PPA) para el sector industrial.
A estas medidas específicas se unen otras más generales para el sector energético pero igualmente importantes para el impulso del acceso de la industria a las energías limpias: la simplificación y agilización de los permisos y administrativos para acelerar el despliegue de energías renovables, infraestructuras de flexibilidad y redes; y el refuerzo de la integración del sistema, el almacenamiento y la flexibilidad de la demanda para controlar costes e impulsar la adopción competitiva de energías renovables.
El informe destaca que un elemento central para acelerar la descarbonización será desbloquear el potencial de la energía limpia mediante un enfoque colectivo de la UE en las redes. “Si hay un área horizontal en el sector energético cuya importancia no puede dejar de reafirmarse, son las redes energéticas de la UE”, apunta el texto.
El documento destaca que “si los ambiciosos objetivos climáticos de Europa van acompañados de un plan coherente para alcanzarlos, la descarbonización será una oportunidad para Europa. Pero si no coordinamos nuestras políticas, existe el riesgo de que la descarbonización sea contraria a la competitividad y al crecimiento”.
De hecho, las empresas de la UE todavía se enfrentan a precios de la electricidad que son dos o tres veces mayores que los de Estados Unidos, y los precios del gas natural que se pagan son cuatro o cinco veces más altos. Esta brecha de precios se debe principalmente a la falta de recursos naturales de Europa, pero también a problemas fundamentales con nuestro mercado energético común. El informe señala que, sin un plan para transferir los beneficios de la descarbonización a los usuarios finales, los precios de la energía seguirán pesando sobre el crecimiento.
“El Informe Draghi viene a confirmar muchas de las cuestiones de las que venimos advirtiendo en el Foro Industria y Energía y la idea de situar la competitividad de la industria en el centro del debate. Obviamente, la gestión energética no es el único elemento que va a condicionar la competitividad industrial, pero sí va a ser un aspecto fundamental y esencial. Tal y como demandábamos ya en 2021, tenemos la oportunidad de reconciliar la política industrial con la política energética”, concluye el análisis de FIE.
El documento analizado consta de dos partes. La primera se titula Una estrategia de competitividad para Europa y tiene 69 páginas. La segunda, bajo el título Análisis en profundidad y recomendaciones, de 328 páginas, se compone a su vez de dos secciones: Políticas Sectoriales y Políticas Horizontales.
La primera sección incluye áreas estratégicas como la energía, las materias primas críticas, la digitalización y las tecnologías avanzadas (redes de banda ancha, computación y semiconductores), las industrias electrointensivas, las tecnologías limpias, la automoción, la defensa, el espacio, la farmacéutica y el transporte.
La segunda sección de la segunda parte aborda las políticas independientemente de las áreas y propone cinco objetivos: acelerar la innovación, cerrar la brecha de capacidades, mantener la inversión, modernizar la competencia y fortalecer la gobernanza.
LAS 22 PROPUESTAS RELACIONADAS CON LA GESTIÓN ENERGÉTICA DE LA INDUSTRIA
Las 22 propuestas a corto, medio y largo plazo están divididas en tres apartados. El primero se refiere al gas; el segundo al sector eléctrico y el tercero agrupa las recomendaciones transversales u horizontales.
Para el gas recomienda de forma expresa:
1.- Establecer alianzas con socios comerciales confiables y diversificados, reforzando también los contratos a largo plazo.
2.- Fomentar un alejamiento progresivo del abastecimiento puntual.
3.- Reforzar la contratación conjunta.
4.- Seguir desarrollando infraestructuras de importación estratégica selectiva y mejorar la coordinación de la gestión del almacenamiento en toda Europa.
5.- Mejorar la calidad de los datos y las previsiones.
6.- Limitar la posibilidad de comportamientos especulativos: límites a la posición financiera, límites dinámicos, un libro de normas comerciales de la UE y la obligación de comerciar en la UE.
7.- Descarbonizar progresivamente pasando al hidrógeno y otros gases verdes en la industria cuando sea rentable.
8.- Garantizar que los mecanismos de formación del precio del gas natural reflejen mejor los costos de las diferentes condiciones de abastecimiento.
9.- Facilitar que las industrias expuestas a la competencia internacional tengan acceso a fuentes de energía competitivas.
Para el mundo de la electricidad propone:
1.- Simplificar y agilizar los procesos administrativos y de permisos para acelerar las energías renovables, las infraestructuras flexibles y el despliegue de redes.
2.- Fomentar la mejora de las redes y las inversiones en redes para abordar la electrificación de la economía y evitar cuellos de botella.
3.- Desacoplar la remuneración de las fuentes de energías renovables y la energía nuclear de la generación con combustibles fósiles mediante contratos a largo plazo (PPA y CFD bidireccionales) para limitar el impacto del gas natural sobre los precios de la electricidad.
4.- Apoyar los PPAs para usuarios finales.
5.- Fomentar la autogeneración entre los usuarios electrointensivos.
6.- Reforzar la integración del sistema, el almacenamiento y la flexibilidad de la demanda para mantener los costes totales del sistema bajo control con una adopción competitiva de las energías renovables.
7.- Facilitar que la industria expuesta a la competencia internacional tenga acceso a los mercados competitivos de fuentes de energía de la UE.
8.- Mantener el suministro nuclear y acelerar el desarrollo de una “nueva energía nuclear” (incluyendo la cadena de suministro nacional).
9.- Promover el papel de las tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés) como una de las herramientas necesarias para acelerar la transición verde de la UE.
Además de todas estas propuestas, el dossier recoge otras recomendaciones horizontales o transversales:
1.- Reducir y nivelar el terreno de la fiscalidad energética y el uso estratégico de medidas fiscales para reducir el coste de la energía (reforma fiscal energética).
2.- Armonizar las reducciones de precios y evitar distorsiones en el Mercado Único.
3.- Fomentar la innovación en el sector energético.
4.- Desarrollar la gobernanza necesaria para una verdadera Unión de la Energía.
El informe del que también fuera presidente del Banco Central Europeo es, como no podía ser de otra forma, uno de los documentos más comentados entre la elite industrial. Así, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha declarado que el estudio “viene a refrendar muchos de los aspectos que llevamos manifestando desde la industria y desde Repsol de forma reiterada”
“El informe pone negro sobre blanco lo que, tanto desde la industria como desde Repsol, llevamos pidiendo desde hace tiempo: tener en cuenta todos los elementos del trilema energético, esto es avanzar en la descarbonización sin olvidar la seguridad de suministro y la competitividad”, dijo.
El trilema energético es un concepto que desarrolló el Consejo Mundial de Energía a partir de la década de 2010. Se refiere básicamente a que, si un sistema energético quiere llegar a ser duradero, tiene que tomar en cuenta tres importantes vectores, que están vinculados entre sí y debe encontrar un punto óptimo entre ellos. Estos tres vértices son la seguridad en el suministro de energía, la sostenibilidad ambiental y el acceso al servicio.
“Para conseguirlo -añadió Brufau-, es necesario adoptar un enfoque integral que incluya políticas fiscales, políticas de innovación y políticas de gobernanza que garanticen una neutralidad tecnológica real e incluyan todas las alternativas posibles sin excluir ninguna, desde las energías renovables al hidrógeno, pasando por las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono o los combustibles renovables, como los que se producen en la nueva planta de Repsol en Cartagena. Contar con todas las soluciones actuales, y con las que se desarrollen a futuro, nos permitirá alcanzar más rápido los objetivos de reducción de emisiones y potenciar nuestra competitividad como industria”.
Brufau se expresaba en esos términos al participar, esta semana, en Cartagena en el V Ciclo de Economía Circular El sector industrial hacia la circularidad, organizado por la Fundación Repsol y Funseam, y que contó con la presencia del presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras.
“Y a partir de aquí la pregunta que se hace Draghi y que nos tenemos que hacer todos: ¿qué opciones tenemos? ¿Queremos continuar como ahora, haciendo las políticas que hemos venido haciendo, con lo cual seremos exclusivamente un campo de juegos de Estados Unidos y China, que es lo que estamos siendo ahora? ¿O bien queremos cambiar, que es lo que dice Draghi aquí? Oiga, vamos a cambiar. Tomemos conciencia de que tenemos que cambiar porque si no Europa no tendrá ningún liderazgo en el planeta”, estimó el alto directivo de la empresa energética.
De esta manera, Brufau apuntó que Europa “necesita un Pacto Industrial que complemente el Pacto Verde, que asegure la competitividad”.
La aprobación de un Pacto Industrial Europeo forma parte del núcleo duro de la denominada Declaración de Amberes, firmada por decenas de industrias de diversos sectores productivos. La Declaración señala diez medidas concretas enfocadas a fortalecer el mercado único europeo y revitalizar el panorama industrial. Fue presentada el 20 de febrero a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen,