Así, el impacto de la inflación, unido a los factores climáticos adversos y a un contexto global instable, han provocado en 2023 la disminución de la producción real del sector en un 2,6% con respecto a 2022 hasta los 162.459 millones de euros. Es la primera vez que la producción real cede terreno desde 2013, a excepción del año 2020 a causa del COVID-19.
“Veníamos de dos ejercicios previos con un crecimiento muy excepcional y alejado de la tónica de años anteriores marcados por, primero, la recuperación tras la pandemia y, segundo, el extraordinario avance de los precios industriales. En paralelo, la difícil situación global ha dibujado un escenario muy tenso para el desarrollo del sector, confirmando en 2023 los indicios de desaceleración que ya se venían perfilando en años anteriores”, ha enfatizado el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo, durante la presentación de los datos.
Sin embargo, el Valor Añadido Bruto (VAB) de la industria agroalimentaria ha crecido un 8% hasta los 31.038 millones de euros, según las estimaciones de la Asociación Centro de Predicción Económica (CEPREDE). Esta subida quedaría limitada al 1,4% si se elimina el efecto de la inflación.
El sector, el más importante en volumen de la industria nacional (13,94% del total y el 18,5% de la manufacturera), mantiene su tendencia hacia la concentración, pero no amortigua el impacto sobre el tejido empresarial, con un descenso del número de pymes por la situación inflacionaria. En 2023 el número total de empresas de la industria de la alimentación y bebidas fue de 28.335, 1.824 menos que un año antes. Las empresas de menor tamaño (sin asalariados y de 1 a 9 asalariados) son las que soportan la mayor reducción en su número: 1.763 menos que en 2022. Las pymes siguen teniendo un peso muy elevado: un 96%.
La internacionalización mantiene su carácter estratégico aportando superávit comercial, si bien el volumen de las ventas exteriores se ralentiza. Así, las exportaciones de la industria de alimentación y bebidas han crecido un 3,4% en valor en 2023 (en 2022 crecieron un 6%), alcanzando los 47.620 millones de euros, aunque en términos de volumen han disminuido un 6,6%. Aun así, el sector arroja una balanza comercial positiva por valor de 13.697 millones de euros (+6,8%), que ya acumula dieciséis años de superávit.
Los principales destinos de las exportaciones españolas en 2023 han sido Francia (+9,2%), Portugal (+12,7%), Italia (+4,3%), Alemania (+16%) y Estados Unidos (-6,4%). La UE continúa siendo el principal socio comercial para las exportaciones del sector, con un peso del 58% del total.
La innovación y la investigación continúan siendo una prioridad para las empresas asociadas al FIAB. Del total de empresas, 735 son innovadoras y de estas, el 79% son pymes. Los fondos propios siguen siendo la forma preferida de financiación de I+D del sector. Otro dato: la investigación aplicada continúa siendo la principal partida de gasto de I+D (52,2%), seguida del desarrollo tecnológico (37,8%)-
Con respecto a las previsiones de 2024, preguntado por los periodistas que han cubierto el acto, García de Quevedo se ha mostrado optimista, pero precavido, dado el panorama repleto de inestabilidad e incertidumbres.
A propósito del empleo, según ha declarado la directora de Finanzas, Estudios Económicos y Talento de FIAB, Karina Pereira, el informe anual revela que el empleo en el sector ha crecido en 2023 un 2%, es decir, por encima del ritmo que experimenta el conjunto de la industria manufacturera (1,5%). También es reseñable que el empleo femenino representa el 38,2% del total del empleo, una tasa mayor a la encontrada en el conjunto de las industrias manufacturas (28,3%).
El propio MAPA, a través del secretario general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria, Fernando Miranda, ha destacado en la presentación que este informe económico del FIAB representa una cita muy significativa porque sirve de referencia para conocer el sector, “la primera industria manufacturera del país y con el saldo positivo exportador más significativo”.
Miranda ha remarcado que el agroalimentario es un sector puntero, con oportunidades en los mercados internacionales, que crea economía y valor, y que, además, tiene una “vinculación muy fuerte con el territorio rural”, y una “producción no deslocalizada, apegada al área productiva”.
El alto cargo ministerial ha enfatizado que España es una “gran potencia mundial” en el sector agro y se sitúa entre los 7 u 8 primeros países del mundo en cuanto a valor de las exportaciones, compitiendo con naciones de grandes extensiones mediante el conocimiento, la innovación, la sostenibilidad, la calidad y el marco legal de la Unión Europea.
Miranda ha esbozado las principales líneas de trabajo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en favor de la industria de la alimentación y las bebidas, como son la Estrategia Nacional de Alimentación, la Estrategia de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario y la Estrategia Alimentos de España. Así mismo, se ha referido a la posibilidad del sector de crecer y ganar dimensión en el marco del PERTE Agroalimentario, que ha entrado en su segunda convocatoria, donde, presumiblemente, habrá proyectos individuales. Esta nueva línea de ayudas del Estado estará dotada con 300 millones de euros,