REPORTAJE

La mediana y la gran industria abrazan el autoconsumo eléctrico gracias a una gestión más eficaz y el auge de las renovables

La demanda de energía eléctrica de la mediana y gran industria española a la red nacional lleva descendiendo de manera casi ininterrumpida desde 2018. Esta disminución ha sido especialmente relevante durante 2022 y 2023, en los que el descenso respecto al indicador de referencia de 2010 es de un 13,4 % y un 18,3 % respectivamente, según los datos de Redeia (Grupo Red Eléctrica), analizados por el Foro Industria y Energía (FIE) y el instituto de investigación social Opina 360.

En un primer vistazo, esos datos podrían resultados preocupantes, pero, en opinión de los expertos consultados por FIE, en realidad responden a una gestión energética más eficiente por parte de la industria y la implantación de diferentes fórmulas de autoconsumo.

“El informe no incluye datos de la pequeña industria. Se basa en datos de Red Eléctrica y más concretamente en el Índice de Red Eléctrica (IRE) que recoge los datos de todos aquellos consumidores que tienen contratada una potencia de 450 kW o superior, que son medianos y grandes consumidores”, ha indicado a industry TALKS Juan Francisco Caro, director de la empresa demoscópica Opina 360.

El informe, al tomar como referencia esos colectivos, está limitado, pero los grandes consumidores industriales, aunque en volumen sean menores, muestran un indicador de la evolución general de todo el sector industrial, ha declarado Caro.  

“Este desacoplamiento entre la evolución de la industria y la caída demanda de energía es un indicador de que, al menos en esos grandes sectores industriales, el autoconsumo está avanzando en los últimos años”, ha declarado. “Faltaban datos que plasmaran esa realidad. Esa es la novedad de este informe”. Esta “es una tendencia general de la economía” que también se puede observar en el sector de los servicios, ha agregado el director de Opina 360.

Caro ha citado tres ejemplos de autoconsumo industrial en Extremadura. La siderúrgica Balboa Aceros, situada en la localidad de Jerez de los Caballeros, presentó en 2023 un proyecto de instalación de autoconsumo fotovoltaico de 24,8 MW que entrará en servicio presumiblemente este año. La inversión prevista de esta factoría integrada en CL Grupo Industrial alcanza casi 21 millones de euros para ahorrar 4 millones al año.

Para David Aguilera, director de Energía del CL Grupo Industrial, la instalación de placas fotovoltaicas es una medida muy efectiva pues “tienen una gran madurez tecnológica, ofrecen altos rendimientos y son fáciles de instalar; esto se traduce en ahorros importantes cuando la electricidad generada se destina al autoconsumo para los procesos productivos”.

Evidentemente no es la única solución, ha dicho, y además, por limitaciones de espacio y por disponibilidad del sol, se trata de una ayuda muy positiva pero insuficiente, sobre todo en industrias que trabajan las 24 horas del día, tanto en invierno como en verano, por lo que hacen falta otras medidas. “Estas otras medidas deben ser la eficiencia energética y la optimización de consumos, no hay duda de que el kilovatio más barato es el que no se consume”, ha manifestado.

También se ha embarcado en la producción propia de electricidad la fábrica de corchos Diam, en San Vicente de Alcántara (Badajoz), con un proyecto de 12 MW. Diam es la filial en España de la multinacional corchera francesa Oeneo. La empresa presentó en 2023 a la Junta de Extremadura la solicitud de autorización administrativa previa de un proyecto cuyo presupuesto total de ejecución ronda los 8,6 millones de euros.

Y finalmente el “proyecto emblemático”, la fábrica de diamantes sintéticos que Diamond Foundry empezará pronto a producir en Trujillo (Cáceres); ya está construida y ahora se encuentra en la fase de contratación de personal. En este caso el proyecto de autoconsumo se eleva los 23 MW.

El auge en Extremadura de la actividad en materia de energía verde no es nada casual. Esta comunidad autónoma es la que mayor incremento de generación renovable ha experimentado en toda España en 2023 con respecto al año anterior: +31,9%. En comparación con 2019, la mayor subida de la producción renovable se ha producido también en Extremadura (+187,7%), lo que la sitúa como líder en generación fotovoltaica.

Estos números hablan por sí solos. La comunidad autónoma extremeña ha visto en las renovables una gran oportunidad, no solo para avanzar en la descarbonización de la economía, sino sobre todo como un factor diferencial, porque puede generar energía barata y sostenible para atraer proyectos industriales.

Los datos difundidos por el FIE y Opina 360 reflejan que las inversiones, apoyadas por los fondos europeos Next Generation EU, están reduciendo “significativamente” la demanda de energía eléctrica a la red. En todo caso, es posible, según ha reconocido Caro a este diario industrial, que el descenso de la demanda no sea tan pronunciado en las pequeñas empresas como en las medianas o las grandes. Igual sí están impactando, pero faltan datos que los certifiquen, ha explicado.

Este descenso de la demanda no significa que la industria consuma cada vez menos electricidad. Lo que sucede, al menos desde 2022, es que la gestión energética de la industria es más eficiente y además obtiene una parte de dicha energía fuera de la red eléctrica, en especial, mediante el uso de diferentes fórmulas de autoconsumo.

Desde ese año se viene produciendo un descenso muy acentuado de la demanda de electricidad a la red, que llega a alcanzar el 18,3 % en 2023. Sin embargo, este descenso coincide con un incremento del Valor Añadido Bruto (VAB), el indicador de la actividad económica que refleja el valor total de todos los bienes y servicios producidos menos el valor de los utilizados para el consumo intermedio en su producción. Se da, por tanto, la situación paradójica de que, aunque aparentemente hay menor demanda de electricidad, crece el volumen de los bienes producidos, lo que hace suponer que la industria sigue utilizando niveles similares de energía eléctrica que obtiene a través de medios alternativos a la red, es decir, a través de fuentes renovables.

Fuente: Opina 360 / Redeia

No se ha roto, por tanto, la relación entre el incremento del consumo eléctrico y el desarrollo industrial. Lo que ha cambiado es una parte del origen de la energía utilizada y la eficiencia de la gestión energética. La industria es cada vez más eficiente, aplica soluciones de ahorro energético y tiene otras fuentes de energía disponibles.

De hecho, las últimas estadísticas confirman que la generación renovable cubrió el 54,9% de la demanda eléctrica nacional en 2023.

El análisis de FIE y de Opina 360 estima que la mediana y la gran industria española siguen creciendo, pero con matices. El VAB de la mediana y gran industria ha vuelto en 2023 a niveles similares a los de 2017 tras muchos años de descenso debidos, entre otras razones, a la crisis de 2008, pero crece por debajo del conjunto de la economía.

Así, mientras la producción de la mediana y gran industria crece un 8,9 %, el PIB lo hace un 13,3 %. Y este dato es aún más relevante si lo comparamos con el ascenso de los servicios, que crecen un 21,5 %. La mediana y gran industria manufacturera española crece, pero lo hace a menor ritmo que la economía y a mucho menor ritmo que los grandes servicios. Esta conclusión no deja de ser inquietante.

Fuente: Opina 360 y Redeia.

El descenso de la demanda energética a la red es generalizado, es decir, no se da solo en la mediana y gran industria. Cae en todos los sectores empresariales de medianas y grandes empresas, según los datos de Redeia. Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre ellas. Mientras la demanda industrial a la red ha descendido un 18,3 % respecto al indicador de 2010, la de los grandes servicios se ha ido reduciendo en los últimos años hasta igualarse al nivel de 2010. Una posible lectura es que la industria aplica antes las medidas de eficiencia energética y el autoconsumo.

A la vista de estos datos, sostiene el informe, sigue siendo necesaria la mejora de la red eléctrica. “No debe perderse de vista que una de las funciones de la red eléctrica es garantizar la seguridad energética de la industria, es decir el acceso a la energía eléctrica. Independientemente de la demanda, la mejora de la red eléctrica es necesaria desde varias perspectivas”.

En primer lugar, es previsible que la demanda de energía eléctrica en la mediana y gran industria repunte con el proceso de electrificación. Prueba de ello es el aumento de acuerdos PPA off site, donde España es líder en este sector.

Un PPA -del inglés, Power Purchase Agreement– es un contrato a largo plazo entre un comprador -puede ser una empresa, una institución, un gobierno o cualquier otra entidad- y un vendedor de energía que estipula los términos de compraventa de electricidad, normalmente generada por fuentes de energía renovable. El PPA off site significa que la instalación de generación de energía se ubica en un sitio independiente del comprador de electricidad. Esto implica que el comprador no está físicamente conectado a la instalación de generación. Este sería el caso de un parque eólico o una planta solar grande que se ubican en una región diferente y no en las instalaciones del comprador.

De hecho, en los primeros meses de 2024 se está produciendo por primera vez desde 2017 el incremento interanual de la demanda de energía eléctrica a la red por parte de este tipo de industrias, la grandes y medianas, sin tener en cuenta los datos relacionados con la pandemia de la Covid-19.

“En segundo lugar, es necesario un análisis desde el ángulo más local”, añade el informe del Foro Industria y Energía. Aunque Redeia no facilita datos por regiones, es evidente que la situación no es igual en las diferentes comunidades autónomas y no todas tienen el mismo nivel de demanda.

“La red tiene que garantizar que la energía de origen renovable llega, precisamente, a aquellas industrias situadas en lugares en los que existe demanda energética, pero hay más dificultades de generación o acceso a soluciones de autoconsumo a escala industrial, como puedan ser los entornos de grandes concentraciones metropolitanas como Madrid, Barcelona o Valencia”.

¿Tiene el autoconsumo industrial un techo de cristal?, se preguntan desde FIE. “Probablemente, sí, pero aún es pronto para saberlo y para cuantificarlo”, responden.

En las diferentes actividades que el Foro Industria y Energía ha organizado, en las que han participado importantes empresas industriales, la mayoría de ellas ha afirmado que el autoconsumo les permite cubrir entre el 15 y el 25 % de sus necesidades energéticas.

Obviamente, el porcentaje de generación dependerá mucho de las empresas y de sus recursos: mientras hay industrias que pueden acceder a PPA on-site con conexiones directas o construir grandes parques fotovoltaicos en sus terrenos, otras deben limitarse a sus tejados.

“Esta coincidencia entre los datos expuestos por empresas de diferentes sectores y ubicaciones invita a pensar que existe un límite de energía eléctrica autogenerada que no utiliza la red, aunque solo sea por el simple hecho de sus horarios. Esta cuestión hace, de nuevo, indispensable la mejora en la red eléctrica”, recapitula el informe del FIE.

“Esta bajada del consumo eléctrico industrial no viene asociada a una bajada de la producción. Parece que este indicador nos hace poder llegar a pensar que está aumentando la participación en el autoconsumo dentro del sector industrial con más instalaciones con cada vez más potencia”, ha indicado Eduardo Álvarez, director técnico del FIE, a industry TALKS.

“De confirmarse esto, entiendo que es una buena noticia. Por un lado, porque el sector industrial se sensibiliza con los precios de la electricidad y por otro, porque baja el consumo global y eso lo que trae como consecuencia, ante el escenario de un parque instalado de generción en toda España de casi el 60%, es la reducción de los precios de la electricidad, porque no hace falta tirar de potencia de los ciclos combinados”.

Quizás hay que esperar un poco para ser muy contundentes, ha expresado Álvarez, profesor en la Universidad de Oviedo, para ver cómo siguen evolucionando los datos. Posiblemente el clima está teniendo algo que ver, lo cual también es positivo. Los autoconsumos son de energías renovables.

El techo de cristal viene dado por la inversión inicial, ha subrayado Álvarez. Pero también influye el consumo de calor, imprescindible todavía para muchos procesos industriales, porque tecnológicamente todavía no hay solución para aportarla desde el punto de vista eléctrico, Necesita otros combustibles, incluidos los fósiles, para producir vapor y eso es un hadicap importante. También existen los biocombustibles y el hidrógeno.

“Cuando hablamos del hidrógeno, no nos referimos a la molécula de hidrógeno sino a formas de consumir hidrógeno como el etanol, el amoníaco o el metano; comsbutibles ricos en hidrógeno por así decirlo. Se está viendo que el hidrógeno solo, como molécula aislada, es prácticamente inviable de tratar, de combustionar… Trasciende los materiales. No tiene ningún recorrido”, ha admitido.

Álvarez se decanta más por los biocombustibles, “por licuar CO2, trasportarlo y mediante determinados procesos industriales generar biocombustibles” Eso cierra, de alguna manera, el círculo.

Con ese consumo de energía fotovoltaica, más un biocombustible para el consumo térmico, se alcanzarían cuotas más altas para cubrir las necesidades energéticas de la industria, ha opinado, “lo que te hace más renovable y más resiliente”. Teniendo en cuenta el uso de baterías de almacenamiento, porque en una industria se consume energía en tres turnos, es decir, las 24 horas del día, lo que también implica una inversión extra.

En este modelo de economía descarbonizada que genere energía renovable, ha insistido Álvarez, resulta clave tener presas hidráulicas y estaciones de bombeo para almacenar. “La batería es el embalse”.

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