Las enseñanzas de Formación Profesional comprenden un conjunto de acciones formativas que capacitan para el desempeño cualificado de las diversas profesiones y el acceso al empleo. La FP permite que los alumnos puedan circular entre ella y las demás vías del sistema educativo (Bachillerato y Universidad) y en el aprendizaje a lo largo de la vida.
La Formación Profesional se organiza en tres tipos de niveles: de formación básica, de grado medio y de grado superior, a los que se suman los ciclos de especialización. Todos ellos se estructuran en módulos teórico-prácticos de duración variable que incluyen un módulo de formación en centros de trabajo, y que ofertan en la modalidad presencial, a distancia o dual.
La Formación Profesional Dual es un sistema que llegó a España desde otros países europeos, principalmente, desde Alemania. Quienes la cursan ocupan un puesto de trabajo mientras estudian. En los otros niveles de FP siempre hay prácticas en centros profesionales, pero solo duran unos meses. En el caso de los módulos duales, se prolonga durante los dos años de estudios. A grandes rasgos, se puede decir que este itinerario basa la adquisición de conocimientos en la práctica profesional.
De acuerdo con la Constitución, las competencias en materia de educación están repartidas entre el Estado y las comunidades autónomas. Su artículo 149.1.30 establece que es competencia exclusiva del Estado la “regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y profesionales”. El resto de las competencias educativas le corresponde a las comunidades en virtud de lo recogido en sus propios Estatutos de Autonomía.
De esa forma, el Gobierno central, previa consulta a las comunidades autónomas, establece las titulaciones correspondientes a los estudios de Formación Profesional, así como los aspectos básicos del currículo de cada una de ellas.
La Formación Profesional “continúa lastrada socialmente por una visión no adaptada a la realidad actual”, que privilegia otros itinerarios de carácter más académico, y sufre “una insuficiente inversión en la oferta de estas enseñanzas”. Estas palabras están extraídas del preámbulo de la Ley Orgánica 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional. “En los últimos años -continúa diciendo el texto legal-, este proceso está logrando ser revertido, con un crecimiento constante de estudiantes que optan por itinerarios profesionales”.
Las estadísticas confirman esa buena tendencia. Según los datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, en el curso 2021-2022 se matricularon 1.033.052 estudiantes en 3.871 centros docentes públicos y privados, exclusivos e integrados. La previsión para el curso 2022-2023 aumenta esa cifra un 5,6%, llegando a los 1.092.317 estudiantes.
No obstante, y en relación con Europa, el panorama es todavía francamente mejorable. Así, según la información de Eurostat referida a 2020, el porcentaje de alumnos matriculados en FP en España alcanza el 36,6% (de las personas de 15 a 29 años que hacen estudios postobligatorios), ciertamente lejano de la media de los 27 Estados miembros de la Unión Europea (UE) que se sitúa en el 48,7%. Según el Observatorio de la FP de CaixaBank, para alcanzar los niveles europeos, España debería, por lo menos, duplicar el número de titulados, y, por lo tanto, de matriculados, de este tipo de formaciones. En este sentido, el Observatorio estima que hasta 2030 se solicitarán dos millones de empleos con titulación de FP, de los cuales 100.000 plazas quedarán sin cubrir.
La Ley Orgánica 3/2022 representa un salto cualitativo con respecto a la anterior normativa que data de 2002, pues modifica por completo el sistema de la FP haciéndolo más flexible, modulable, accesible, permeable y ajustable a los cambios producidos por la digitalización, la transición ecológica y la sostenibilidad. Uno de los objetivos es aunar en un solo sistema la formación inicial y la formación para el empleo.
El remate a esta novedad legislativa llegó hace un par de meses al aprobarse el Real Decreto 659/2023, de 18 de julio, que desarrolla la Ley Orgánica. Ese documento se entra en los detalles que permiten la reinvención de un modelo educativo que afecta, y mucho, a industrias y laboratorios y que podría comenzar a generar impacto en nuestro mercado a partir del año 2026.
Este decreto “muy potente y ambicioso, es un reflejo de la importancia que se le quiere dar” a la Formación Profesional a partir de ahora, afirma a este diario digital Julen Elgeta, presidente de HETEL, la asociación de centros vascos de FP creada hace 35 años y que actualmente agrupa a 31 entidades.
En el plano autonómico, unas comunidades apostaron más que otras por este modelo educativo, lo que ha resultado en una foto muy desequilibrada y desigual, con zonas diferenciadas y dispersas, teniendo en cuenta, además, la realidad de los centros públicos, concertados y privados. Esa desvertebración territorial también es una debilidad clara de la Formación Profesional.
El Real Decreto 659/2023 abre un nuevo escenario común que puede estar más cerca o más lejos de alcanzar por cada región. El escenario es el mismo para todos, lo que no deja de ser un punto de partida muy importante. “Además, es un escenario muy consensuado y bien diseñado”, remarca Julen Elgeta. Los puntos de partida de cada comunidad son, obviamente, diferentes. Algunas de ellas alcanzarán los objetivos en 10 años; otras, más tarde.
Elgeta apoya la cooperación interterritorial. “Ahora no estaría de más que nos ayudásemos entre todos”, dice. Esto no puede ser ni una carrera ni una competición, cree, e incluso propone generar “algún tipo de red” estatal, “algo que es fácil” de acometer, aunque, matiza, “debería cambiar la sensibilidad de cada comunidad” para que colaboren no solo los centros de FP y las empresas sino también los medios de comunicación y la sociedad civil en general. Tras ese nuevo marco normativo, debería llegar una etapa de mayor colaboración para contribuir al bienestar general. “Falta un cambio de chip general”, resume.
Gracias al nuevo Real Decreto, la participación de la empresa en el aprendizaje del alumnado da un salto cualitativo muy significativo. Antes, en términos generales, el papel de las compañías industriales era menos robusto pues se limitaba a facilitar unas prácticas laborales. A partir de ahora, el rol de las empresas será esencial pues los chavales y chavalas irán a la fábrica o al laboratorio a formarse desde el primer curso. Eso va a cambiar el actual concepto de la formación en los centros de trabajo, que ya no va a ser un módulo-una asignatura al uso; el centro educativo ya no tendrá el monopolio del aprendizaje. Eso transformará radicalmente los calendarios de prácticas que ahora suelen ser habituales.
El nuevo papel de la empresa en la FP fue, precisamente, el lema del 9º Congreso de FP que se celebró en mayo en Santiago de Compostela, organizado por la asociación FPEmpresa en colaboración con CaixaBank Dualiza. FPEmpresa aglutina a 570 centros docentes de toda España. En el Congreso participaron más de 500 docentes y más de 20 ponentes procedentes de diferentes sectores, desde el académico hasta el empresarial.
En el evento se presentaron, por ejemplo, el curso superior de mantenimiento aeromecánico o de especialización de aeronaves no tripuladas (drones). En las ponencias se abordaron temas muy actuales como la transferencia de conocimiento desde los centros de FP a las pymes, el perfil del profesorado en el nuevo sistema educativo, la FP como activo en la internacionalización empresarial, la Inteligencia Artificial en la FP o el rol de la FP en las empresas digitales.
Otra reforma destacable que introduce el citado Real Decreto es que los módulos de aprendizaje se van a hibridar, van a ser más transversales, es decir, “más enfocados a la realidad”, asegura Elgeta. En este aspecto resulta decisivo conocer las necesidades del tejido industrial, qué competencias y habilidades buscan más y menos y, por tanto, ofertar a los jóvenes de una determinada comunidad autónoma una formación que ayude a hacer más competitivas a las empresas. Eso puede suponer juntar dos ciclos -ahora existen tres ciclos (Básico, Medio y Superior)- meter módulos de un ciclo en otro, combinar un ciclo y una especialización. Habrá más personalización. El camino por recorrer, en cualquier caso, no se antoja fácil pues las ofertas educativas serán más complejas que hasta ahora.
El nuevo marco regulatorio también habla, y bastante, de metodología, abriéndose e par en par a las metodologías más colaborativas, donde todo gira ya sobre retos y proyectos, más que sobre asignaturas tradicionales, dándole una cobertura legal que no existía a nivel nacional. De esa manera, las evaluaciones no serán tanto por notas como antaño sino mucho más prácticas.
El desafío que todo esto supone para las comunidades autónomas que están más rezagadas puede ser apasionante, dependiendo del enfoque que asuman. Ahí vuelve a surgir el cambio de mentalidad.
HETEL, por ejemplo, tiene tantos equipos de trabajo en distintos campos (Dual, Formación para el Empleo…) como centros adscritos y eso implica avances netos fruto de la colaboración y de compartir objetivos. El secreto radica en buscar acompañantes para hacer mejor el camino.
Esta asociación mantiene una estrecha relación de cooperación con IKASLAN, la red de centros públicos vascos de Formación Profesional. Por ejemplo, ambas organizaciones trabajan juntas en el proyecto NeskUP!, impulsado desde el Departamento de Educación a través de su Viceconsejería de FP del gobierno del País Vasco. Esta iniciativa tiene como finalidad fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas, superar la brecha de género y sensibilizar sobre los estereotipos asociados a los ciclos de FP más masculinizados.
“Nosotros creemos que la Formación Profesional es clave”, sostiene el presidente de HETEL, convencido de que la industria necesita gente muy cualificada; y los jóvenes, buenos puestos de trabajo, bien remunerados, con buenas condiciones laborales. Para él también es determinante e incluso imprescindible el papel de los medios de comunicación, porque, si la prensa difunde continuamente noticias positivas sobre la inserción laboral de la FP, eso llega a la sociedad, a las familias y finalmente a los jóvenes. “La Formación Profesional es la parte educativa menos politizada”, considera.
En este sentido, “la Viceconsejería de FP [del Gobierno vasco] tira mucho del pelotón, pero prefiero eso a lo contrario”, estima Elgeta para quien es fundamental que las relaciones con las instituciones sean excelentes y equilibradas, planificando y ejecutando todos y no solo algunos. Al frente de esa Viceconsejería está Jorge Arevalo, la autoridad de FP más reconocida de España y una de las más influyentes del mundo. Especialistas de Alemania, Letonia e Islandia han ido al País Vasco a copiar su modelo.
También destaca el representante de HETEL (Heziketa Teknikoko Elkartea) que las políticas educativas deben ser “continuistas” para no generar frustración y cansancio. Y lo mismo piensa con respecto a las asociaciones empresariales como la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) o la Confederación Empresarial Vasca (Confebask). “Estamos muy en sintonía y cada vez más”, admite Elgeta.
Confesbask pregunta a sus empresas desde hace año y en ese cuestionario, explica Elgeta, había antes pocas preguntas sobre FP. La mayoría estaban más dirigidas a ingenieros y especialistas de grado universitario. Eso ha cambiado y ahora hay preguntas muy segregadas sobre Formación Profesional. De hecho, el informe sobre necesidades laborales de las empresas vascas que hace Confebask incluye “un tratado sobre FP”.
¿Cuáles son las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades de la Formación Profesional? ¿Cómo se presenta su radiografía a nivel estatal?
Una de las fortalezas es que este tipo de educación técnica cuenta con cada vez más estudiantes y los datos de matriculación al alza de este curso con respecto al pasado refuerzan esa predisposición. “Parece que la FP está de moda, aunque las modas también son pasajeras”, cree Elgeta. “Ahora tenemos más o menos el viento a favor”, en comparación con otras épocas, añade. Se ha ido consolidando en los últimos tres o cuatro años, sostiene.
La inserción laboral asociada a la FP es probablemente la principal fortaleza de este sistema formativo, porque “no vende humo”, da resultados positivos y proporciona certezas a los jóvenes a la hora de iniciar su trayectoria vital.
En el aspecto de las carencias, la Formación Profesional había evidenciado su propia debilidad, hasta ahora y a nivel estatal. “El Gobierno central no le daba la importancia que nosotros pensábamos que se le tenía que dar”, admite Elgeta.
Era un sistema débil, poco creíble y tenía una imagen muy denostada. “Había poco y lo que había era discutible”, remarca. “Ahora, con la nueva Ley de Formación Profesional y el Real Decreto que se acaba de aprobar, ya tiene otro aspecto”, subraya este especialista con más de 30 años de experiencia a las espaldas.
La asignatura pendiente de la FP sigue siendo, por desgracia, la falta de mujeres en áreas industriales y tecnológicas. La presencia femenina en ciclos STEM -relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas- es desigual. Se sitúa mejor en las familias profesionales de Química o de Industrias Alimentarias, pero se reduce en las ramas más próximas al sector manufacturero.
De las 26 familias que existen, 11 están vinculadas a profesiones STEM: Electricidad y Electrónica; Energía y Agua; Edificación y Obra Civil; Fabricación Mecánica; Informática y Comunicaciones; Instalación y Mantenimiento; Imagen y Sonido; Industrias Alimentarias; Madera, Mueble y Corcho; Química; y Transporte y Mantenimiento de Vehículos.
Las mujeres representan el 29,5% del alumnado en FP Básica, el 45,1% en Grado Medio y el 48,9% en Grado Superior. Las mayores diferencias se observan al estudiar la distribución por sexo por familia profesional: las mujeres son clara mayoría, por ejemplo, en Imagen Personal, Servicios Socioculturales y a la Comunidad, Textil, Confección y Piel, Administración y Gestión y Sanidad; y los hombres en Instalación y Mantenimiento, Industrias extractivas, Transporte y Mantenimiento de Vehículos, Electricidad y Electrónica, Energía y Agua y Fabricación Mecánica. En otras palabras, la diferencia por género es evidente en función de las familias profesionales: las mujeres predominan en aquellas que tienen un enfoque orientado al servicio y los cuidados,
La inserción laboral de la mujer en las ramas tecnológicas e industriales es un tema complicado, porque “avanzamos muy poco”, opina Julen Elgeta. “No sé si vamos para adelante o para detrás. Estamos haciendo muchas cosas, pero no dan resultados por lo menos a corto plazo”, añade.
La foto general del País Vasco está masculinizada: es de un 65% de chicos, pero si se pone la lupa en el sector de la industria y la tecnología, la situación se agrava todavía más, pues las chicas están sólo entre el 8% y el 12% del total. Y ese dato es similar en el conjunto de España. “Nos movemos en unos parámetros muy bajos”, plantea. Las chicas prefieren apuntarse a ciclos de Imagen Personal, donde el 90% del alumnado es femenino en vez de optar por especialidades STEM o TIC, incluso aunque estas están mejor remuneradas y, por consiguiente, cotizan hasta un 30% más a la Seguridad Social de cara a la jubilación.
¿Qué medidas se están tomando para corregir ese desequilibrio de género? Se hacen videos publicitarios de mujeres trabajando en puestos de trabajo reales industriales, se llama a los medios de comunicación para que acudan a las convocatorias de prensa relacionadas con la FP industrial. “Incluso vamos aguas arriba acudiendo a gente de 12, 13, 14 años…”, porfía Elgeta, explicando las visitas programadas que realizan a institutos y centros donde se imparte la Educación Secundaria Obligatoria. La propia Ley Orgánica se detiene en promover la participación equilibrada entre hombres y mujeres en todas las ofertas formativas (artículo 25, 2) con instrumentos como el de la orientación profesional, que pretenden estimular la presencia femenina en la FP más científico-técnica, así como la masculina en las familias feminizadas.
En esa línea de actuación, por ejemplo, la Agencia Vasca de Innovación (Innobasque) tiene una red de empresas tecnológicas que realizan acciones concretas para intentar atraer el talento femenino desde muy jóvenes al mundo científico-tecnológico e industrial. También están implicados los parques tecnológicos que organizan jornadas encaminadas al colectivo de las mujeres para que conozcan las empresas que los integran.
También se aplican ayudas directas. Ahí están las becas Martinrea, que ya han llegado a su quinta edición, destinadas a mujeres matriculadas en el ciclo formativo de grado medio de Mantenimiento Electrónico, Fabricación Mecánica y Automatización y Robótica Industrial. Esta iniciativa, puesta en marcha por el Colegio Salesianos de Atocha en Madrid, cuenta con la colaboración de la filial española del fabricante de componentes de aluminio para vehículos Martinrea International.
¿Cuáles son las causas de esta desafección? Son varias, señala Elgeta. “Es un problema global. No es un problema de la FP. Ni siquiera es solo un tema de educación”. Una de las razones de este desajusta apunta a que se generan estereotipos desde muy temprano en casa, dentro de la familia, con los amigos, en las redes sociales y en la sociedad, en definitiva. “Son prejuicios que van creciendo y al final llegan a estos resultados”, destaca el presidente de la asociación vasca, para quien resulta evidente que la solución que acabe con esas diferencias exige un esfuerzo colectivo tanto vertical como horizontal. La meta es que una niña o una joven no descarte esas opciones profesionales y las vea con interés. “Esto es una carrera de fondo”, sentencia.
En relación con los ciclos más demandados, los vinculados a la familia de Sanidad son los más solicitados (94.881 matriculados), seguidos de Administración y Gestión (54.914), Informática y Comunicaciones (40.254), Fabricación Mecánica (29.454) y Electricidad y Electrónica (28.660).
El capítulo de las preferencias educativas plantea serios dilemas. Un ciclo de técnico de laboratorio clínico despierta mucho interés y demanda, generando grandes colas para hacer la matrícula. Pero ¿para qué lo hacen? ¿para pasar a la universidad? Surgen dudas sobre lo que es mejor ofertar: ¿lo que demandan más los chicos y las chicas, que necesita más oferta o lo que verdaderamente necesitan las empresas independientemente de la demanda del alumnado? “Es una nebulosa y alguien tiene que tomar decisiones”, puntualiza Elgeta.
Este año, en el País Vasco, se han abierto muchas ofertas de cursos ligados con Electricidad y Electrónica, con Informática, no porque haya mucha demanda sino porque la Consejería de Educación prevé que van a ser necesarias esas plazas con las jubilaciones y los cambios generacionales que se van a producir. Se promueve entonces la oferta más tecnológica e industrial, aunque no sea la más demandada.
“Eso es lo que los centros transmitimos a la sociedad”, agrega el entrevistado a industry TALKS. Independientemente de los gustos que posea cada uno, la idea es ofertar (y promover) aquellas formaciones que garanticen un puesto de trabajo. Elgeta no comparte que se gasten fondos públicos en “apetencias personales” que luego tengan pocas salidas profesionales y contribuyan al desempleo. Es partidario de que los jóvenes busquen el equilibrio entre lo que les gusta y lo que realmente tiene más futuro de inserción laboral.
El ciclo de grado superior de Automatización y Robótica Industrial es, probablemente, el que más demanda tiene por parte del alumnado de País Vasco. El de Fabricación Mecánica tiene mucho arraigo en esa comunidad autónoma donde funcionan casi 70 centros integrados de FP. La oferta del de Informática también ha crecido mucho porque se prevé una mayor demanda en dos o tres años gracias a disciplinas como la ciberseguridad y la Inteligencia Artificial. También es cierto que no se llenan las plazas convocadas.
En resumen, el sistema de FP, en plena proceso de renovación, se enfrenta a unos importantes retos sociales. Uno de ellos, como señala el Observatorio de la FP de CaixaBank, en su Informe 2022: una nueva Ley de FP para unos nuevos tiempos, es doble y consiste en “impulsar de estimular la presencia femenina en la FP industrial, STEM y TIC y de equiparar sus condiciones laborales a las de los hombres”.