Las mejoras detectadas por los analistas del sindicato son identificadas como “brotes verdes” y “tienen todavía un carácter limitado y es necesario que se prolonguen en el tiempo para que afiancen un nivel más relevante y transformador, pero son indicativas de la factibilidad y potencialidad del tan anunciado, como históricamente postergado, cambio del modelo productivo”.
El estudio de Comisiones Obreras destaca que el empleo está mejorando su cantidad y calidad contractual, pero también su composición sectorial, “lo que puede ser reflejo de los cambios y transformaciones que están operando sobre la economía española”.
Todo ello en medio de “una coyuntura complicada (pandemia, guerra en Ucrania, choque de inflación) una gestión diferente de la crisis para tratar de no agravar sus efectos sobre la población, acompañado por una gestión diferente del mercado de trabajo (ERTE, subidas SMI, reforma laboral…) y una respuesta europea diferente a la crisis (suspensión de la austeridad, impulso de la inversión de los fondos europeos de recuperación…)”.
Entre el primer trimestre de 2019 y el de 2023 se han creado casi un millón de empleos asalariados (991.000 más), según la Encuesta de Población Activa (EPA). “Esta creación neta de empleo no se ha ubicado en su composición sectorial y ocupacional previa a la pandemia si no que se está ubicando en nuevos sectores y ocupaciones de mayor valor añadido que están mejorando nuestra composición del empleo y la actividad”.
Desde el punto de vista sectorial, ese casi millón de empleos netos se sitúa en los servicios esenciales (49% del total), servicios tecnológicos y del conocimiento (28%) y en actividades logísticas y de comercio al por mayor (20%). Las ramas de investigación y desarrollo, servicios informáticos y almacenamiento y actividades anexas al transporte son las ramas que están creando empleo a tasas más altas.
El informe basa sus conclusiones en tres elementos (tres mejoras) en los que el mundo de la industria juega un papel primordial:
1.- Mejora la composición del empleo por sectores de actividad
El impulso del empleo entre el primer trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2023 se concentra en tres áreas: servicios esenciales, servicios de valor añadido y comercio y almacenamiento.
En términos de volumen, la creación de empleo neto entre 2023 y 2019 se concentra en las actividades esenciales con fuerte presencia del sector público, seguido por los servicios basados en el conocimiento y la tecnología y, finalmente, distribución y logística.
- El 49% del empleo neto creado se concentra en sanidad y servicios sociales (+256.000), educación (+130.000) y administración pública y seguridad social (+98.000).
- El 28% del aumento del empleo se produce en sectores de servicios con alto componente tecnológico y de conocimiento: servicios informáticos (+127.000) y el conjunto de las actividades profesionales, científicas y técnicas (+135.000).
- El 20% del crecimiento neto del empleo viene vinculado a la transformación del modelo y hábitos de consumo: comercio al por mayor e intermediarios del comercio (+106.000) y almacenamiento y actividades anexas al transporte (+95.000).
En términos de intensidad de creación de empleo, las ramas más dinámicas en la creación de empleo entre 2019 y 2023 se ubican en las tres “áreas” ya citadas:
- En los servicios de tecnología y conocimiento destaca la fuerte tasa de creación de empleo en servicios informáticos (+45%), investigación y desarrollo (+69%), actividades de sedes centrales y consultoría empresarial (+27%), servicios técnicos de arquitectura e ingeniería (+21%), seguros y fondos de pensiones (+26%), otras actividades profesionales, científicas y técnicas (+25%).
- En las actividades de comercio y transporte, destaca el fuerte crecimiento en almacenamiento y actividades anexas al transporte (+49%), y en comercio al por mayor e intermediarios de comercio (+16%).
- En los servicios esenciales las ramas más dinámicas en la creación de empleo destacan servicios sociales sin alojamiento (+22%), actividades sanitarias (17%), servicios sociales en establecimientos residenciales (+14%) y educación (+10%).
En sentido contrario, choca la poca aportación a la creación de empleo postpandemia de algunos sectores clave como la construcción (+18.000, +2%) o la industria manufacturera (+75.000, +3%), si bien algunas ramas concretas sí registran un fuerte dinamismo como la industria papelera (+22.000, +51%), la farmacéutica (+30.000, +39%), la de fabricación de material y equipo eléctrico (+17.000, +27%) o la agroalimentaria (+35.000, +9%).
Y, finalmente, algunas ramas relevantes, sobre todo del sector servicios, han reducido su empleo neto y se encuentran por debajo de los niveles prepandemia: empleo doméstico (-70.000, -11%), agricultura y ganadería (-62.000, -13%), comercio al por menor (-29.000, -2%), servicios de comidas y bebidas (-24.000, -3%).
2.- Mejora la composición del empleo por ocupaciones laborales
La creación de neta de empleo entre 2019 y 2023 se ha concentrado en las ocupaciones más cualificadas, mientras que se ha reducido el empleo en las ocupaciones elementales, mejorando así la composición del empleo en términos de cualificación.
Dos tercios del empleo neto creado se concentra en las ocupaciones técnicas y profesionales superiores (+368.000) y en las ocupaciones técnicas y profesionales de apoyo (+300.000). Por el contrario, las ocupaciones elementales han perdido 77.000 trabajadores.
Entre los técnicos y profesionales superiores, la generación de empleo se ha concentrado en algunas ocupaciones con un volumen e intensidad desigual, entre las que destacan:
- Profesionales de las tecnologías de la información (+27%, +47.000 personas).
- Especialistas en organización de la administración pública y de las empresas y en la comercialización (+26%, +100.000 personas).
- Profesionales de las ciencias físicas, químicas, matemáticas y de las ingenierías (+14%, +62.000 personas).
- Profesionales del derecho (+13%, +13.000 personas).
- Profesionales de la enseñanza (+9%, +94.000 personas).
- Profesionales de la salud (+9%, +55.000 personas)
Entre el personal técnico y profesional de apoyo, sobresale la creación de empleo entre:
- Técnicos de las ciencias y las ingenierías (+14%, +41.000 personas).
- Profesionales de apoyo a la gestión administrativa; técnicos de las fuerzas y cuerpos de seguridad (+20%, +54.000 personas).
- Técnicos de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones (+41%, +101.000 personas).
- Técnicos sanitarios y profesionales de las terapias alternativas (+25%, +29.000 personas).
3.- Mejora la productividad media al crearse empleo en sectores más productivos
La productividad del factor trabajo se mide como valor añadido bruto de una actividad dividido por el volumen de trabajo necesario para generarlo. Según los datos de contabilidad nacional de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), dependiente del Ministerio de Hacienda, la productividad nacional media fue en 2019 de 33 euros por hora trabajada. Los de 2020 y 2021 reflejan el fuerte impacto de la pandemia y los de 2022 son provisionales y no tienen desglose por ramas todavía.
En cualquier caso, la productividad del trabajo es muy desigual por sectores, de ahí el interés en invertir para mejorar la productividad de las actividades económicas y de potenciar aquellas con una mayor productividad o potencial de mejora.
La productividad es un elemento donde aún es preciso trabajar, porque, según el informe de Comisiones Obreras, “España está especializada en sectores de baja y media productividad”, refleja el texto.
Los sectores con productividad baja concentran el 43% de las horas trabajadas, pero solo el 29% del valor añadido bruto. Aquí se ubican algunas áreas que han concentrado tradicionalmente gran parte del empleo en España, y que cuentan con una baja productividad por hora trabajada: agricultura, ganadería y pesca (21 euros), comercio (23 euros), hostelería (26 euros), actividades administrativas y servicios auxiliares (20 euros), otros servicios (19 euros) o empleo doméstico (15 euros).
Los sectores con productividad media reúnen el 53% de las horas trabajadas y el 53% del valor añadido bruto. Aquí se concentran la industria, la construcción, los servicios públicos y parte de los servicios de mercado. Con una productividad por encima de la media destacan información y comunicaciones (46 euros), suministro de agua, saneamiento y residuos (40 euros), industria manufacturera (38 euros), educación (36 euros), sanidad y servicios sociales (33 euros). Y algo por debajo de la productividad media se ubican actividades artísticas y recreativas (32 euros), transporte y almacenamiento (32 euros), actividades profesionales, científicas y técnicas (29 euros), administración pública (27 euros) y construcción (27 euros).
Los sectores con productividad alta concentran el 18% del valor añadido bruto, pero solo el 3% de las horas trabajadas. Tienen un peso muy reducido en el empleo, menor del que tienen en la actividad económica, al ser sectores más intensivos en capital que la media. Destacan los altos niveles de productividad media de las ramas de suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado (403 euros), actividades inmobiliarias, (316 euros), industrias extractivas (90 euros) o actividades financieras y de seguros (73 euros). La alta productividad de la rama de actividades inmobiliarias necesita una explicación. Una parte muy importante del valor añadido bruto correspondiente a estas actividades inmobiliarias es “ficticia”, al incluir como valor añadido el asignado a los servicios de alojamiento producidos por los millones de viviendas habituales propiedad de los hogares.
El avance tras la pandemia se produce porque la creación neta de empleo se está concentrando en las ramas de actividad media y media/alta, mientras que las ramas con baja productividad están perdiendo peso en la composición del empleo. Eso es un síntoma de cambio.
Pese a estos “brotes verdes”, España sigue teniendo un problema de baja productividad, que dificulta alcanzar mayores niveles de bienestar. Para reducir el diferencial que nos separa en términos de productividad con las economías más ricas, es preciso un mayor esfuerzo inversor en sus determinantes (I+D, educación, capital público…) y crear buenas condiciones para el desarrollo de la actividad productiva (marco institucional y regulatorio).
El secretario de Política Industrial de UGT-FICA, Juan Antonio Vázquez, está de acuerdo en la aparición de esos “brotes verdes”, prueba de que la economía camina hacia una fórmula más digital, verde y sostenible. “Ya se está transformando el modelo productivo a través de la transformación digital y verde”, admitió.
“Se está transformando el empleo, se está pasando del empleo tradicional a los empleos científicos y tecnológicos, es decir, a las profesiones STEM”, dijo Vázquez a este diario digital. “Reivindicamos que toda esa industria que se está creando, lo que se llama terciarización, no es una industria de servicios, sino una industria de alto valor añadido, tecnológica y del conocimiento. Por ejemplo, las que se están creando en el sector de la defensa, ayudando a las industrias tradicionales en todo el mecanismo de investigación, robotización, etc. Habría que tener cuidado en los CNAE [Clasificación Nacional de Actividades Económicas] que se les aporta a estas industrias y al convenio que se les aplica a estos nuevos trabajadores”, añadió.
“Nos quedan bastantes retos al Gobierno, a los partidos, a los sindicatos, los agentes sociales para que no nos pase lo que está pasando, que es que, después de liderar este proceso de recuperación económica, estamos perdiendo empleo industrial. Esto se debe no solo a la transformación sino a que las empresas siguen deslocalizándose”, explicó el representante ugetista. Vázquez criticó “el afán sin límite” de esas compañías de “mejorar su margen de beneficios sin tener en cuenta el empleo, las cuestiones sociales o el compromiso con nuestro país”.
El secretario de Política Industrial abogó por que los “famosos” PERTEs estén condicionados a proyectos que sirvan para industrializar España. “Tendríamos que darle una nueva vuelta a la gobernanza de los PERTEs, una vez se constituya el nuevo Gobierno”, explicó.
“Estamos corriendo demasiado en el sentido de que hay que llegar a un consenso político de Estado sobre el periodo de transición y que las ayudas sirvan para reindustrializar más y que se penalice la deslocalización de empresas. No podemos seguir así”, declaró Vázquez en una entrevista exclusiva con industry TALKS.
En ese sentido, el representante de UGT-FICA apoyó que se pongan condicionantes a quienes reciban esas ayudas públicas “para que adquieran compromisos con el Estado, los españoles y Europa para que no haya deslocalizaciones. Ese dinero tiene que ir destinado a la reindustrialización de nuestro país y a reducir los niveles de dependencia en el exterior, defendiendo la soberanía industrial”.
Para él, debe haber estabilidad gubernamental cuanto antes y a partir de ahí buscar unidad en el Estado con respecto al sector industrial, sobre todo los sectores estratégicos: defensa, energía, sanidad… “Sería importante que todos los partidos políticos y en especial los dos grandes partidos tengan la capacidad de alcanzar un pacto de Estado y poner en marcha una Ley de Industria”, recalcó.
“Claro que estamos preocupados, primero porque debíamos llegar a un acuerdo sobre el proceso de transición de esta trasformación. ¿Por qué? Porque no puede ser que todo el dinero que está viniendo de Europa sirva para la transformación de la industria, pero que las personas se queden fuera del mercado laboral”, argumentó, e incidió en dos factores a su juicio fundamentales que deben ser tenidos en cuenta: la formación y la cohesión territorial.
Aunque en líneas generales está de acuerdo con el ya mencionado informe de CCOO, Vázquez disiente sobre la parte que sostiene que el sector público es una de las ramas tractoras. “Está tirando el privado. Es verdad que en el sector público está habiendo contrataciones, pero también salidas de personal”, opinó.
EL PARO Y LA OCUPACIÓN
Efectivamente, los últimos datos de paro y afiliación ofrecidos por el Ministerio de Trabajo y el de Seguridad Social apuntan a que hay menos empleo industrial, pero más estable.
Según la última EPA, publicada el 27 de julio por el Instituto Nacional de Estado (INE), desciende el empleo industrial, tanto en términos interanuales con la pérdida de 50.500 salidas del sector, como en intertrimestrales, con una caída de población industrial ocupada de 64.500 personas. En ambos casos, se produce, a su vez, un incremento de población indefinida, dejando la tasa de temporalidad en un 8,4%, por lo que continúan notándose los efectos de la reforma laboral.
En la composición de la variación hay varios factores a destacar. En cuanto al género, con la salida de 43.900 hombres (el 2,2%) y la de 6.600 mujeres (el 0,9% del empleo femenino que había hace un año). En segundo lugar, en la composición por la situación profesional, ya que, de las 50.500 salidas, 36.100 son personas autónomas por 14.400 asalariadas. Las principales actividades afectadas son textil y productos metálicos. El último factor es la reducción de la temporalidad, que se acompaña de una caída de la rotación en el empleo, lo que se ha traducido en una reducción del empleo temporal, que por sí solo explica la caída de empleo de la población asalariada. La reducción de 14.400 personas responde a la salida de temporales. La reforma laboral continúa produciendo efectos. La población indefinida aumentó en 126.600 personas, un 5,8% más.
En términos intertrimestrales, también se aprecia la caída de la población, en 64.500 personas, de las que 33.300 son asalariadas. En esta población asalariada es el empleo masculino el que se reduce, en 44.400, en tanto que el femenino incorpora 11.000 mujeres.
De los 2,7 millones de personas que producen en la industria, 1.957.400 son hombres y 768.700 mujeres, lo que eleva la tasa de feminización al 28,2%, la más alta de los últimos años. Mientras salieron 75.100 hombres en los últimos tres meses, se incorporaron 10.600 mujeres.
La reforma laboral sigue erosionando las tasas de temporalidad registradas entre la población asalariada industrial. Así, se cuentan 141.000 personas temporales menos que hace un año, pero la población con contrato indefinido ha crecido en 126.000, lo que deja un resultado neto de una caída de 14.400 personas asalariadas en el último año, si bien temporales todas, quedando la tasa de temporalidad en el 8,7% (9% entre las mujeres y el 8,4% entre los hombres).
Por su parte, el desempleo industrial ha crecido un 2% en los últimos doce meses, 2.800 personas más, como consecuencia del aumento del desempleo femenino en 5.600 mujeres. En este capítulo, a pesar de que la industria no es un sector que en los meses de verano funcione especialmente bien, el paro sectorial cayó en julio con respecto a junio en 964 personas (-0,45%). De hecho, en lo que va de año, la industria ha ganado casi 11.000 nuevos cotizantes.
En términos generales, los números también son elocuentes y hablan de un crecimiento moderado del empleo: 20,89 millones de afiliados a la Seguridad Social frente a 2,67 millones de parados, lo que significa una tasa de desempleo del 11,6%.