¿Cómo ven la situación en España de los polígonos industriales?
CEDAES está formada por federaciones autonómicas y cuando alguna región no tiene federación coge el mayor polígono existente para tener un control de la situación. Cuando asumí la Presidencia de la Asociación de Empresarios de Campollano (ADECA), en la primera reunión que tuve con CEDAES, expuse la situación de mi polígono industrial, el de Campollano, que es un privilegiado. Tiene todas las ventajas que puede tener un polígono de cinco estrellas. Pero no podía hablar del otro 95% del territorio. Por lo tanto, eso me obligó a hacer un congreso cuya principal conclusión fue que había que crear la federación [castellanomanchega], ZINCAMAN. La otra conclusión es que había que hacer una ley regional. La federación se creó en dos años a pesar de la pandemia. Y ahí es donde salen las grandes diferencias. También hemos suscrito desde ZINCAMAN con la Diputación de Albacete un convenio para realizar un mapa del suelo industrial de la provincia. Ahí se notan esas desigualdades.
¿Qué ocurre? Que hay zonas donde no debería haber polígonos industriales, porque están pasando dificultades para llenarlos y no los llenarán nunca. Estos no tendrán una progresión adecuada. En ellos será muy difícil que haya industria porque no hay tradición industrial en la zona. Y hay otros polígonos que tienen carencias porque la gestión no es la correcta, porque el ayuntamiento no tiene posibilidades o no se siente obligado a ese mantenimiento y modernización. ¿Por qué? Porque no hay una normativa, no hay una legislación que obligue a nadie a promocionar, sí a mantener.
Esa es nuestra lucha. Si el polígono está bien gestionado, funciona. Y si no, pues no avanza ni atrae ni soluciona los problemas que tiene.
Para entender esto, hay que tener una noción clara de lo que es la zona industrial y la industria, porque esto también nos ha costado unos años de concienciación. La zona industrial es el continente y la industria es el contenido. Si tienes un continente malo, un mal vaso de cristal, al final el agua se puede derramar.
Desde CEDAES estamos intentando homogeneizar esas diferencias de desarrollo de los polígonos, es decir, que todos tengan más o menos lo mismo. Y por eso pedimos que en las leyes regionales y nacionales se recoja un catálogo de polígonos industriales, de varias categorías, para que el empresario que quiera invertir en una zona concreta o buscar una acorde a sus necesidades pueda verlo sin tener que estar buscando consultoras o asesorías.
Teniendo en cuenta su experiencia, ¿dónde están los mejores polígonos industriales de España?
Depende mucho de la gestión. Los mejores están donde hay mejor gestión. La gestión puede ser público-privada, una entidad mixta como ocurre en Canarias con ECOAGA que tiene seis millones de metros cuadrados y funciona muy bien. Es un ejemplo para todos. También tenemos organizaciones privadas como entidades de gestión, como la de Elche. Otro caso podría ser el de Campollano, este es público, con una asociación arraigada con más de 40 años de experiencia que es escuchada por el Ayuntamiento de Albacete. El PIB del polígono es el 40% de la ciudad, el 18% de la provincia, y el 4,5% de la región. Está lindando con la ciudad y se ha convertido en un polígono de servicios, que da trabajo a casi 14.000 personas en 1.000 empresas. Y hay otros polígonos más sectoriales, por ejemplo, de la madera en Marcha Real, en Jaén.
¿Cuáles son las debilidades, la amenazas, las fortalezas y las oportunidades de los polígonos industriales?
La primera debilidad que podemos encontrar es el envejecimiento. La mayoría se creó en los años 80 y 90, y obviamente, si el Ayuntamiento o la empresa adjudicataria no se ha preocupado de remozarlo, vemos polígonos que parecen ciudades abandonadas. Es el problema del mantenimiento de la zona industrial.
Una amenaza es que hay países emergentes, como por ejemplo Marruecos, por la agricultura, la mano de obra más barata, que nos quita competitividad en el mercado, si pensamos en los polígonos como atracción de riqueza externa.
Llevo tiempo defendiendo desde CEDAES que haciendo el catálogo nacional de los polígonos industriales o creando un observatorio industrial que nos sirviera de polo de atracción, Latinoamérica encontraría una manera más fácil de entrar en España, porque el idioma acerca. Sería más fácil traer industria.
Una fortaleza que he podido comparar en el exterior es que no existe una organización como CEDAES, no hay conexión, ni hay una gestión concreta como puede haber en algunos polígonos de España. En muchos casos sabemos gestionarlos y organizarlos. Esto es incipiente, pero en estos años hemos avanzado muchísimo, por la conexión propia entre regiones. Nosotros tenemos un lema: “Solos vamos más rápidos, unidos vamos más lejos”. Pero en realidad, unidos se puede ir más rápido, porque vamos trasmitiendo donde avanzan otras regiones. No tenemos una competencia desleal ni un recelo, porque pensamos que la riqueza es general. Lo que debemos es competir cuando llega la industria, pero para atraerla debemos ser fuertes, sino no vendrán industrias a España. Una industria puede decidirse no solo por cómo está un polígono en una provincia o en otra sino por la cercanía de la costa, por unas dimensiones concretas de territorio para poder implantarse o simplemente porque haya más agua o una industria auxiliar que les convenga. Si todo eso se presenta en un paquete bonito, se venderá mejor.
En cuanto a oportunidades, están saliendo nuevas actividades de negocio. Están saliendo empresas que hasta ahora no existían. Estamos hablando de las startups. Está cambiando todo. Si sabemos adaptarnos a las necesidades, podemos tener éxito. Otra ventaja es el clima, la calidad humana. Es una diferencia nativa que también es un polo de atracción.
Además de ese catálogo de polígonos industriales, ¿qué iniciativas o proyectos han puesto en marcha o tienen pensado?
Ya lo comenté antes. Se trata de la ley nacional [de áreas industriales]. Esa ley tiene que salir. Ese borrador, que está actualmente en el limbo debido a la convocatoria de elecciones, tiene dos puntos importantes. En uno se reconocen las zonas industriales como tales, es decir, que somos infraestructuras económicas de interés industrial, lo que nos da cierto protagonismo. Esto sale gracias a la gestión directa de CEDAES con el Ministerio de Industria. Lo sé, porque lo hice personalmente. El otro punto es la Estrategia de Política Industrial para 2030, donde se reconoce que hay que dar apoyo a las zonas industriales. Ya se habla de zonas industriales cuando hace cinco años no se hablaba. Eso es una pica en Flandes. Se trata de que la gente conozca el problema y entienda la zona industrial como el continente.
Se dan casos de polígonos que están situados en dos municipios, donde una parte está bien cuidada y la otra, no. O una industria 4.0 que está en un polígono donde para llegar allí tienes que pasar por un barbecho, porque el Ayuntamiento no arregla la carretera, y el dueño de la empresa no puede arreglarla, porque no tiene permisos. Todo eso no puede pasar. Y para ello debe estar la ley que regule y responsabilice, que reconozca las entidades de gestión y modernización que contarán con aportación pública y privada.
¿Qué relaciones mantienen con CEPE, la Coordinadora Española de Polígonos Empresariales, la otra organización del sector?
Pertenecimos a CEPE, pero por discrepancias hubo una escisión. Llegó un momento en que nosotros pensábamos que había que actuar de otra manera y nos separamos unos cuantos. Resulta que los que nos separamos fuimos las federaciones. Por eso nos sentimos representantes totales. Y somos la voz de la nación en este sentido. De hecho, tenemos una mesa de trabajo en el Ministerio de Industria, tenemos un convenio de colaboración con SEPES [la Entidad Pública Empresarial de Suelo dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana]; somos socios de la Agenda 2030 con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), con quien colaboramos en otros aspectos. Somos la parte primordial, el enlace entre la Administración y las zonas industriales.
¿Qué le pide CEDAES a las distintas administraciones públicas?
La primera es la ley [de gestión de las zonas industriales]. Nos ha pillado el cambio político y todo se ha paralizado. En cuanto arranque, volveremos a pedirlo. La ley es la clave, la herramienta que necesitamos. Todos sabemos que hay una ley de propiedad horizontal en los municipios, que obliga a los propietarios a pagar la comunidad. ¿Por qué no en las zonas industriales? Si somos vecinos. Si tenemos los mismos problemas. Lo suyo es que haya una ley de propiedad horizontal en las zonas industriales. Y dentro de esa ley crear las entidades de gestión y modernización que obliguen a pagar unas cuotas a los propietarios, en la que entre el Ayuntamiento, pues es el responsable. Y con esa gestión mixta funcionará mucho mejor la zona industrial. Y además sería más equitativa.
Otra demanda son las ayudas al mantenimiento. Los polígonos se están quedando viejos. Hay que concienciar a los ayuntamientos y para eso hace falta ser fuertes. De ahí las federaciones que apoyan las medidas que funcionan bien pues provocan más empleo y riqueza dentro de la zona industrial.
También está la dinamización, es decir, la captación de nuevas empresas interesadas.
¿Tienen algún programa de formación en gestión de polígonos industriales dentro de las universidades?
Sí. En la Comunidad Valenciana. Van muy por delante. Empezaron antes con la ley [de gestión, modernización y promoción de las áreas industriales, que data de 2018]. Y son un muy buen apoyo dentro de CEDAES porque son muy transparentes. Hicieron un curso para gestores en la universidad. Nosotros, desde Castilla La Mancha, estamos en contacto con la universidad para hacer un Máster en Gestión de Zonas Industriales para intentar profesionalizar este trabajo.
¿Cuál es el futuro de los polígonos industriales? ¿Acaso el polígono eco-digital que promueve la Diputación de Cáceres?
CEDAES tiene claro que el polígono tiene que ser sostenible, porque llegamos antes si estamos todos conectados. Y capilarizamos cualquier política de sostenibilidad porque estamos ramificados. Si todo el personal que trabaja en los polígonos recibe información sostenible, esa sostenibilidad irá a parar a sus domicilios. De alguna manera cerramos el círculo de la sostenibilidad que aplican los ayuntamientos a través de los colegios y otros medios. No habrá un modelo concreto de polígono sostenible cien por cien. Será la suma de todos la que nos haga sostenibles cien por cien.