Con ello reduce el impacto medioambiental relacionado con la generación de residuos y propone un modelo de economía circular basado en el cambio de los sistemas lineales de producción y consumo.
En España la industria del reciclaje está formada por más de 5.000 empresas que generan 33.000 empleos directos en un volumen de negocio de 10.000 millones de euros.
Las empresas recuperadoras forman una industria altamente profesionalizada y muy regulada. Implantadas desde hace muchos años, están comprometidas con el desarrollo tecnológico y la innovación. Al convertir residuos en recursos, realizan una labor imprescindible para la sociedad y son un eslabón clave de la economía circular. Además, su actividad garantiza el acceso a materias primas estratégicas y contribuye al desarrollo sostenible al reutilizar y reciclar los recursos naturales no renovables del planeta.
La contribución de la industria española del reciclaje contra el cambio climático y el calentamiento global es, por consiguiente, decisiva. Sirva el siguiente dato. Si se cumplen los objetivos de reciclado de la Unión Europea marcados para 2035, se evitará la emisión de 296 millones de toneladas de CO2.
La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) representa a 500 instalaciones de gestión de residuos, principalmente pymes. Según FER, “apoyar a la industria del reciclaje es apostar por el medioambiente, por la creación de empleo y por la innovación”. Fundada en 1982, supo aunar las demandas de quienes se interesan en convertir los residuos en recursos hasta convertirse actualmente en referencia de la economía circular, el nuevo modelo de desarrollo sostenible hacia donde se encamina el Viejo Continente.
Esta organización es, en la actualidad, el principal interlocutor entre el sector reciclador y los diferentes agentes políticos, sociales y económicos tanto a nivel nacional como europeo. La Unión Europea ha marcado 2050 como la fecha límite para que el Viejo Continente sea climáticamente neutro y solo mediante un modelo de economía circular será posible alcanzar esa meta.
El sector recicla y recupera el 90% de los metales férricos (acero inoxidable o hierro forjado) y no férricos (aluminio, cobre, plomo), el 60% de los neumáticos fuera de uso (NFU), el 85% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y el 100% de la industria fragmentadora de vehículos que acabaron su vida útil, los populares desguaces de automóviles.
También se ocupa de darle utilidad a los plásticos, los palés y la madera, los envases y los residuos peligrosos, considerados estos últimos explosivos, inflamables, irritantes, tóxicos, carcinógenos, corrosivos, infecciosos, mutagénicos o ecotóxicos.
FER es miembro constituyente de la Federación Española de Reciclado y Medio ambiente (FERMA), junto a ASEGRE (residuos peligrosos), ASERAL (refinadores de aluminio), UNICOBRE (industria del cobre), UNIPLOM (industria del plomo) y UNESID (siderurgia). También forma parte de la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos fuera de Uso (SIGRAUTO), junto a la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Automóviles y Camiones (ANFAC) y la Asociación de Desguaces (AEDRA).
Según la directora general de FER, Alicia García-Franco, la industria del reciclado “está sufriendo un tsunami legislativo muy complejo de seguir para las empresas, más para las pequeñas y medianas que son la mayoría de nuestro sector y el motor de nuestro país”.
Para entender este “aluvión”, FER indicó que ha intervenido en más de 22 iniciativas y desarrollos normativos a nivel europeo, tales como la modificación del Reglamento de traslado de residuos; el nuevo Reglamento sobre envases; el desarrollo de criterios de fin de la condición de residuo para el plástico; el nuevo Reglamento sobre pilas y baterías; los microplásticos y su afectación al granulado de NFU; la Estrategia Europea sobre textiles; la propuesta de Reglamento de ecodiseño para productos sostenibles; la alineación de la legislación sobre químicos/productos/residuos, o el mecanismo de ajuste de frontera por emisiones de carbono.
Reclamaciones del sector
La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje da voz a las demandas de los gestores de residuos sobre:
- “las dificultades y el mal funcionamiento” de las diferentes plataformas electrónicas puestas en marcha por las distintas administraciones,
- la denuncia de “las enormes cargas burocráticas y administrativas y sus consecuencias” para las empresas,
- promover y defender la gestión privada de los residuos y la libre competencia entre operadores,
- la defensa de la unidad de mercado,
- evitar las restricciones y prohibiciones a las exportaciones fuera de Europa de materias primas recicladas,
- dar soluciones a los problemas de las empresas recuperadoras para la contratación de seguros que cubran daños, principalmente el incendio,
- no exigir un seguro o garantía financiera para otorgar la autorización de gestor de residuos no peligrosos, dados los enormes problemas que está teniendo el colectivo en la renovación de los seguros,
- denunciar los continuos cambios legislativos y “la avalancha” de nuevas normas “que crean inseguridad jurídica” a los gestores de residuos.
- luchar contra el intrusismo y la competencia desleal,
- evitar la competencia desleal de otros operadores,
- rechazar que se apliquen impuestos al vertido a flujos de residuos procedentes de rechazos de plantas de tratamiento de residuos,
- la promoción del reciclaje,
- potenciar el uso de materias primas recicladas y el ecodiseño.
De hecho, en referencia a este último punto, usar materias secundarias en lugar de materias secundarias vírgenes evita la emisión de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera (aluminio 92%, acero 58%, cobre 65%, vidrio 87%, plástico HDPE 89%, plástico PET 70%, textil 98%, neumáticos 88%). Además, reduce el consumo energético (aluminio 95%, cobre 85%, hierro/acero 72%, plomo 65%, zinc 60%, plástico HDPE 89%, plástico PET 83%, textil 99%, neumáticos 85%).
“La principal demanda es que la cadena de valor del reciclaje debe caminar junta en la misma dirección si de verdad pretendemos alcanzar un nuevo modelo de economía circular. Y, en este sentido, es fundamental que las administraciones públicas nos escuchen. Los gestores de residuos no somos el problema, somos la solución y el eslabón clave de la economía circular”, declaró García-Franco.
“Otra petición recurrente tiene que ver con ser conscientes de la realidad y consecuentes con los planes a desarrollar para no caer en propuestas demagógicas o utópicas. Las políticas e iniciativas que se están desarrollando son muy ambiciosas, quieren que Europa sea un ejemplo mundial, pero todas ellas suponen un coste, que a veces es muy alto. Son, además, políticas poco realistas, hechas desde los despachos, con desconocimiento práctico del sector de gestión de residuos y de la realidad del día a día. Un ejemplo que ilustra todo ello es que los residuos se tratan a granel, no uno por uno”, estimó la directora general de FER, quien también es vicepresidenta de EuRIC (European Recycling Industries Confederation) y miembro del Comité Ejecutivo de CONFEMETAL y de la Comisión Permanente de UNE, la Asociación Española de Normalización.
“Por supuesto, enlazando con lo anterior, debe existir igualdad real entre la gestión pública y la privada. Por tanto, no se debe favorecer la gestión pública de los residuos sobre la privada, que es la deriva que estamos constatando en normativas como la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular”, criticó.
Además, remarcó García-Franco a industry TALKS, se deben desarrollar plataformas electrónicas ágiles y “que funcionen bien, que permitan la carga masiva de datos y faciliten la trazabilidad de los residuos, no las que se han puesto en marcha que lo que hacen es dificultarlo”.
“Otra demanda sempiterna en este sector es la de evitar cargas burocráticas innecesarias, que poco tienen que ver con mejorar la protección al medio ambiente. Por último, pero no menos importante, es realizar una apuesta decidida por el ecodiseño y potenciar los mercados para las materias primas recicladas. En este sentido, las administraciones públicas disponen de todas las herramientas para llevarlo a cabo, desde las compras públicas verdes, las exenciones fiscales o tomar medidas contra la obsolescencia programada, políticas de fomento de la reutilización de los productos, etcétera”, subrayó.
A petición de este diario digital industrial, la directora general hizo un análisis DAFO de la industria del reciclaje y la recuperación.
“En relación a las debilidades, quizás la más reseñable es que, pese a lo esencial que resulta el trabajo que realiza tanto para la sociedad en su conjunto como para un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, es un sector poco conocido y, por tanto, reconocido. Por otro lado, este sector está formado por muchas pymes, a las que les cuesta adaptarse a los continuos cambios normativos que desde Europa se aprueban y que España debe transponer a su ordenamiento jurídico”.
“Sobre las amenazas -añadió-, debemos jerarquizar iniciando con la principal: los continuos cambios normativos en materia de gestión de residuos generan inseguridad jurídica y cargas burocráticas que derivan en un aumento desproporcionado de costes económicos para las empresas”.
“En cuanto a las oportunidades, este sector que se ha inventado y reinventado a lo largo de toda su historia poco a poco ha ido logrando que el reciclaje sea una demanda social”, estimó la directora general para quien también es una oportunidad el cambio de modelo económico, para pasar de un sistema lineal a otro circular, basado en el máximo aprovechamiento de los escasos recursos naturales disponibles y en un desarrollo sostenible, “que no es otra cosa que la bandera que lleva tantos años enarbolando el sector reciclador”.
“Ese nuevo modelo circular debe llegar a todos y cada uno de los flujos de residuos, incluso a aquellos a los que menos atención se les ha prestado y que ahora representan grandes oportunidades para el sector, tales como los plásticos, el textil y otros materiales relacionados con la transición energética como los paneles fotovoltaicos, las placas solares o las baterías de almacenamiento”.
“Para terminar -concluyó Alicia García-Franco-, las principales fortalezas del sector son la resiliencia, la capacidad de adaptación a todo tipo de cambios y muchas décadas de experiencia llevando a cabo lo que ahora se ha convenido en denominar economía circular”.
El reciclado del neumático
Empresas como Renecal no sólo reciclan el caucho, sino que también realizan operaciones de tratamiento antes de su valorización como son el desmontaje, la clasificación, la trituración, la compactación, la peletización (compactación en forma de gránulo o pellet), el secado, la fragmentación, el acondicionamiento, el reenvasado, la separación, la combinación o la mezcla.
Renecal colabora con el Sistema Integral de Gestión de Neumáticos SIGNUS. SIGNUS es una entidad sin ánimo de lucro creada en mayo de 2005 a iniciativa de los principales fabricantes de neumáticos. Su objetivo principal se dirige a promover el reciclado de los neumáticos al amparo de las obligaciones que impone a los productores, tanto fabricantes como importadores, el Real Decreto 1619/2005. Esta norma les exige responsabilizarse del residuo que aparece cuando los neumáticos finalizan su uso y a realizar su correcta gestión medioambiental.
El sistema SIGNUS se financia mediante una tasa, el denominado “ecovalor”, con la que el productor contribuye a los costos de la gestión medioambiental cada vez que pone un neumático nuevo en el mercado y que se repercute a través de la cadena de comercialización hasta el consumidor final. El sistema, sin embargo, es mejorable porque son los ayuntamientos quienes tienen que recoger los neumáticos abandonados en el campo y aboner los costes de gestión a pesar de que se pagó la referida tasa, indicó César Puerta Sanz, técnico de Medioambiente de Valdemoro durante 25 años.
El caucho reciclado tiene diversas aplicaciones:
- Bases elásticas bajo pistas deportivas.
- Pavimentos deportivos (pistas de tenis).
- Pavimentos de seguridad y anticaídas (parques infantiles).
- Campos de fútbol de hierba artificial, césped artificial.
- Aislamiento acústico y antivibratorio para su uso en edificios, líneas de ferrocarril, metro y tranvía.
- Protecciones viales como bolardos, balizas de señalización, badenes de reducción de velocidad.
- Mezclas bituminosas modificadas con polvo de caucho; proporcionan a los firmes de las carreteras una mayor durabilidad, mejorando su comportamiento en cuanto a fatiga de materiales y minimizando las fisuras; además aportan una absorción sonora adicional y una mejor adherencia del vehículo frente a los asfaltos convencionales.
- Componentes para coches y maquinaria.
- Ropa y calzado.
- Componentes de seguridad.
El reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)
El reciclado de herramientas profesionales, frigoríficos, aparatos de aire acondicionado, ordenadores, televisores, tubos fluorescentes, lavadoras, lavavajillas, equipos de música, altavoces, aspiradores, secadores, planchas, tostadoras, teléfonos móviles, relojes electrónicos, impresoras, incluso placas solares, supone una cadena de procesos compleja y concreta.
Primero se procede a la recogida de estos aparatos por gestores autorizados o a su entrega en los llamados puntos limpios. Posteriormente, se trasportan en camiones hasta las plantas de tratamiento donde los vehículos son pesados en báscula. Los residuos son almacenados y clasificados. Luego son preparados para su reutilización y algunos terminan en venta de aparatos usados, volviendo al mercado de segunda mano. En la planta de tratamiento se retiran sustancias como aceites, pilas, tóneres, baterías y fluorescentes de los que se ocupan gestores autorizados. La cadena llega al desmontaje de los aparatos, donde son tratados de manera distinta según su volumen y características (aparatos de frío; televisores y monitores; pequeños y grandes aparatos). Allí se separan en diferentes categorías: metales y metales preciosos que acabarán en las fundiciones; plásticos y vidrio para un posterior tratamiento; fracción resto para ser “valorizados energéticamente”, es decir, incinerados y eliminados; residuos peligrosos; y otros residuos como aceites, gases refrigerantes o revestimientos fluorescentes.
El reciclaje de vehículos fuera de uso
El reciclaje y recuperación de vehículos usados consta de tres fases:
1.- Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos
2- Fragmentadores
3.- Fundición / Valorización
En el Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos (CATV), los populares desguaces o cementerios de coches, se tramita, si fuera necesario, la baja administrativa en el Registro de Vehículo de la Dirección General de Tráfico (DGT). También se emite un certificado de destrucción, se descontamina el vehículo, extrayendo todos los líquidos, fluidos y materiales considerados residuos peligrosos, y se desmontan aquellas piezas y componentes susceptibles de ser reutilizadas o recicladas.
Las fragmentadoras se ocupan de la trituración del vehículo, la aspiración de materiales ligeros como fibras textiles, espumas y plásticos, la separación magnética de la fracción férrica de la no férrica, y la clasificación manual.
En la última fas ellos residuos se transportan a la fundición siderúrgica, a centros que aplican tecnologías para separar los metales mediante diferentes procesos como el cribado, las corrientes de inducción, los sistemas ópticos o las mesas densimétricas, a su valorización energética como combustible o a su eliminación en caso de fracciones de residuos sin alternativa de gestión.
Jerarquía de residuos
La anteriormente citada Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, la 7/2022, de 8 de abril, establece en su artículo 8 la siguiente jerarquía de residuos, por orden de prioridad:
- Prevención
- Preparación para la reutilización
- Reciclado
- Valorización (incluida la energética)
- Eliminación
PREVENIR: La prevención implica diseñar los productos y los procesos industriales para que minimicen sus impactos medioambientales.
REDUCIR: Eso significa optimizar las operaciones para que sean más eficientes y minimicen la generación de residuos.
REUTILIZAR: Alargar la vida útil de los productos, reparándolos y reutilizándolos, siempre que sea posible.
RECICLAR: Priorizar el reciclaje de nuestros residuos, frente a alternativas más tradicionales de gestión.
VALORIZAR: Primar la valorización de los residuos, como opción preferible antes de llevarlos a vertedero o a la incineradora.
ELIMINAR: Gestionar en vertedero los residuos restantes, una vez agotadas todas las demás opciones, bajo estrictas condiciones de seguridad.