Convencido de que la innovación va a cambiar el mundo energético, pues el 50% de las tecnologías que se aplicarán a ese sector estratégico están todavía en desarrollo o incluso no se han inventado, Oreja subrayó que las corporaciones tienen dos fórmulas para crecer en innovación:
- Promoviendo a sus empleados innovadores y convirtiéndoles en emprendedores.
- Invirtiendo en fondos de inversión especializados en startups que aportan más que capital.
El problema surge porque el core business de las grandes corporaciones es un obstáculo y porque sus procedimientos suelen estar “encorsetados”. Oreja desgranó tres interesantes ideas: El miedo al fracaso limita la innovación; los más emprendedores no son empleados; y el sistema de incentivos económicos y emocionales es incompatible.
El veterano ejecutivo defendió la muy buena combinación entre ambas organizaciones, entre esos dos universos, porque es “altamente positiva”. Las pequeñas empresas no tienen acceso al cliente ni a la financiación, pero se caracterizan por el sacrificio, la ilusión y el dinamismo. Las grandes, por contra, disponen de otras ventajas: credibilidad, información, inversión, rigor en las operaciones, conocimiento del mercado.
“Es un barco con dos motores”, resumió el miembro del Consejo de Administración de Green Yellow España, tirando de símiles. Es estar “entre un elefante y una gacela”, añadió, parafraseando el blog del economista y profesor universitario Iñaki Ortega, quien llama elefantes a las grandes compañías bien asentadas pero muy lentas, y gacelas las startups que mueren en su mayoría en los primeros años de vida por muy disruptivas que sean.