Así lo acordó el Consejo de Ministros en su reunión del 29 de diciembre de 2022, en la que también fue aprobado el PERTE de descarbonización industrial para apoyar a este sector en su transición hacia modelos y procesos más respetuosos con el medio ambiente y contribuir al objetivo de neutralidad climática en 2050.
Se denomina industria gasintensiva a aquella que realiza un elevado consumo de gas natural en sus procesos de producción. Algunos ejemplos son la fabricación de cerámica, vidrio, papel y cartón. El aumento excepcional del precio del gas en 2022 ha repercutido negativamente en la producción y competitividad de este sector, que en muchos casos está recurriendo a ERTEs para mantener el empleo.
En cuanto a las ayudas que podrá recibir son: la Línea de Avales de Ucrania gestionada por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), creada para paliar el incremento de los precios de la energía, materias primas o electricidad en empresas y autónomos, dispondrá de un apartado específico de 500 millones de euros para la industria gasintensiva. Las empresas beneficiarias dispondrán de préstamos con un aval de hasta el 90% para mitigar sus actuales problemas de liquidez y avanzar en la descarbonización y eficiencia energética.
Además, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo articulará en un plazo máximo de seis meses una línea de ayudas directas dotada con 450 millones de euros. Las instalaciones o sectores industriales que podrán recibirlas figuran en este listado del Real Decreto-ley 20/2022, de 27 de diciembre.
Con los fondos europeos del Plan de Recuperación, se pondrá en marcha durante 2023 un proyecto estratégico (PERTE) para la descarbonización de la industria, que servirá para financiar las inversiones precisas para avanzar en la eficiencia energética de este sector.
Se prevé una inversión pública de 3.100 millones de euros que permitirá movilizar hasta 11.800 millones de euros de inversión total; un incremento de la competitividad del sector en alrededor de un 10%; la creación de unos 8.000 empleos; y una reducción de las emisiones que podría alcanzar los 13 millones de toneladas de CO2 al año.
Finalmente, los beneficiarios son los sectores de la industria manufacturera entre los que destacan los de fabricación de productos minerales no metálicos (incluyendo cerámica, cemento, vidrio, entre otros), industria química, refino de petróleo, metalurgia y fabricación de papel y pasta de papel. A estas se suman las grandes instalaciones de combustión en otros sectores, con especial relevancia en la industria de alimentación y bebidas.