Con respecto a las sugerencias directamente relacionadas con la energía, se propone establecer mecanismos de control para que el precio medio de la energía no supere la media de la UE; optimizar y maximizar el mix energético español; proteger las capacidades de combustibles disponibles en España, fundamentalmente renovables descentralizadas en las zonas industriales; despenalizar tecnologías no incluidas en la transición energética, impulsar sistemas de ahorro ágiles.
Eduardo Álvarez, director técnico del FIE ha declarado para industry TALKS que el plan de contingencia debería incluir puntos como “apostar por la generación distribuida o cercana al consumo en entornos industriales; apoyar a la inversión industrial para la instalación de nuevas fuentes de energía, tanto de gran potencia como en escala de microgeneración; incentivar sistemas de producción-consumo tanto de energía eléctrica como térmica que garanticen la máxima eficiencia”.
Asimismo, “despenalizar las tecnologías de generación de energía útil (eléctrica y térmica) a partir de combustibles accesibles dentro del territorio nacional; y considerar la industria como consumidor “esencial”, dotando al mercado eléctrico de un sistema de salvaguarda de precios para momentos críticos”, señaló Álvarez.
En lo relativo a las medidas que implican directamente a la industria, los miembros del FIE han destacado la priorización de la eficiencia tecnológica; el ajuste de las producciones en las industrias intensivas en el uso de energía a través de los turnos de trabajo, y la consideración de toda la industria como “esencial”, evitando una priorización de demandantes de energía.
Por su parte, la experta en estrategia internacional del FIE, Nuria G. Rabanal, ha incidido en que las medidas más importantes serían, “priorizar el apoyo desde el Gobierno para actividades del sector industrial altamente intensivo en energía, procurando mantener la competitividad y proporcionando estabilidad en el empleo; promover medidas de eficacia y eficiencia energéticas, especialmente en el ámbito de la gestión pública”.
“Favorecer el teletrabajo y por tanto la movilidad y la flexibilidad horaria en todos aquellos sectores económicos donde el coste energético es elevado y la actividad económica lo permite, evitando duplicidades en el consumo energético empresarial y de los hogares y permitiendo usar ubicaciones que impliquen menos consumo energético, más horas de sol, el uso de fuentes alternativas al gas y menos movilidad de los trabajadores”, indicó Rabanal.
Finalmente, Javier Santacruz, economista analista del FIE, ha señalado que, “lo primero que tiene que prever es habilitar lugares que técnica y económicamente sean posibles para almacenar gas en los próximos meses; priorizar el uso del gas para la producción de calor sobre la producción de energía eléctrica. Para ello, es necesario estimular la integración de renovables y otras fuentes de energía que ocupen al menos un 5% del lugar actual del gas en el mix de generación eléctrica (pasar del 15% actual al 10%)”.
Así, el economista añadió, “formalizar contratos a largo plazo con proveedores de gas que no sea sólo Estados Unidos. Intentar recuperar una parte de la relación con Argelia; pactar ventas de gas a través de los operadores públicos gasistas de los países europeos más afectados por un posible corte total de Rusia, a un precio superior al de mercado por el doble proceso de licuar-gasificar (del barco al tubo); y ante un posible racionamiento, priorizar consumo doméstico sobre consumo industrial, pero con coordinación de horas para que no se paralice ninguna actividad productiva del país.